Los efectos de la pandemia Covid-19 en el mundo están rebasando los límites conocidos con impacto sobre la vida humana devastadores, y con repercusiones en la crisis económica mundial, sin precedentes. Sin embargo, muchos líderes de países con enormes índices poblacionales bajo su responsabilidad no han tomado medidas oportunas y han justificado su inacción con palabras vacías que denotan su insensibilidad, ignorancia o desidia para actuar, cómodos en su zona de confort político.
Donald Trump ha dicho que “es increíble lo que esté pasando en tan poco tiempo” y subestima la realidad y pretende eludir las medidas colectivas de seguridad y echar andar los negocios en su país el 12 de abril. “En abril supuestamente muere el virus por el clima cálido”, insistió Trump. “No es un problema en este país en este momento. Lo tenemos bajo control. Desaparecerá un día, es como un milagro. Suspenderemos todos los viajes proveniente de Europa”. EE.UU hoy es uno de los epicentros mundiales de la pandemia planetaria y Trump tiene en su conciencia a miles de muertos por el virus.
“Lo del coronavirus eso de que uno no puede abrazarse. !Hay que abrazarse, no pasa nada!”, dijo Andrés López Obrador, presidente de México. Y hoy es responsable por la muerte de 129 personas en su país. El Subsecretario de Salud del país mexicano dijo que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuente de contagio”. Para el presidente azteca “la estampita del sagrado Corazón es el escudo protector contra la pandemia», mientras la mostraba y manifestaba que “es su guardaespaldas” a una multitud reunida en la capital mexicana.
El presidente argentino dio un consejo falso sobre las bebidas calientes: “La OMS entre las cosas que recomienda es que uno tome muchas bebidas calientes precisamente porque el calor mata el virus”, dijo Fernández. Su ministro de Salud, Ginés González García, había desestimado la mortalidad del coronavirus: “No tiene ni alto mecanismo de trasmisión ni tampoco una tasa de letalidad alta. La tasa de letalidad es muy baja. Se dice que puede haber vacunas en tres meses. Yo creo, personalmente, que en esos tres meses no va existir el problema”.
En España, el presidente Pedro Sánchez se mostraba confiado: “Preocupar, preocupa, pero sobre todo creo que tenemos un sistema nacional de salud fantástico”. Días más tarde su ministro de Sanidad justificaba la postergación de medidas preventivas: ”Ninguna razón de salud pública nos aconseja tomar medidas adicionales respecto a ningún, insisto, acontecimiento, evento o actividad prevista”. A pesar del alto riesgo, las autoridades españolas no cancelaron la marcha 8M. Seis días después de la marcha, España declaraba el estado de alarma y el presidente dijo: ”Entramos en una nueva fase que es la reactivación del estado de alarma”.
En Italia, el presidente Giuseppe Conte aseguró que en su país pueden confiar en su sistema de salud: “Nuestro servicio de salud nacional es uno de los mejores del mundo”. Italia hoy día es el país devastado por el virus. Y el mandatario tiene que responder ante su consciencia por la vida de miles de italianos. “Estar listos para escenarios que puedan venir que al momento descartamos totalmente ”, dijo Roberto Serrano ministro de Salud italiano. Hoy Italia vive bajo una tragedia nacional.
En el Reino Unido, Boris Johnson, primer ministro británico, apoyado por controvertidas opiniones científicas desestimó la cuarentena. “Ese tipo de eventos y encuentros grandes no son vistos como algo que va a tener un gran efecto”, dijo Jenny Harries, Subdirectora Médica inglesa. Días después el ministro cambió de opinión: “Cafeterías, pubs, bares y restaurantes deberán cerrar esta noche cuanto antes puedan. El coronavirus es la mayor amenaza que este país ha enfrentado en décadas».
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro, acusó a los medios de comunicación de crear una fantasía: “Tenemos este momento una crisis, una pequeña crisis. Pero desde mi punto de vista hay mucho de fantasía en la cuestión del coronavirus que no es todo lo que los grandes medios propagan por todo el mundo. Esas personas periodistas dice que estoy equivocado y que tienen que quedarse en casa”.
¿En manos de qué clase de irresponsables está el mundo?