Las naciones aprenden -o deberían hacerlo- de sus experiencias pasadas para que la historia no se repita como una tragedia o como una farsa. Ecuador enfrenta hoy una emergencia sanitaria que requiere de toda la sapiencia, experiencia y lucidez de las autoridades y de la ciudadanía para salir de ella al menor costo posible en vidas humanas.
La pandemia del Covid-19 no es nueva. En la historia colonial y republicana del país diversas epidemias han azolado el territorio nacional con catastróficas consecuencias. Una ponencia del Dr. Carlos Paladines, de la Fundación Alianza Estratégica, “La epidemia de las viruelas a 1785 y el coronavirus -Covid- 2020”, hace referencia y una reflexión acerca del texto de Eugenio Espejo “Reflexiones sobres las Viruelas”, escrito en 1785, en el cual se desarrolla un informe sobre las condiciones sanitarias de la ciudad de Quito. Paladines señala que el texto de Espejo realiza cuestionamientos, aportes y adelantos que echaron las bases de la medicina en el Ecuador: “A mediados de 1785 asoló a la Audiencia de Quito una epidemia de sarampión que diezmó entre 3.000 y 8.000 quiteños, cifra extraordinaria y alarmante para un país que no superaba los 286.076 habitantes y cuya capital bordeaba los 21.097 y con sus pueblos anexos llegaba a los 63.230”. En su informe, Espejo, cambió el régimen o el sistema de los ‘servicios de salud’ de la Audiencia a través de una mordaz crítica y denuncia a los actores, organización e insituciones de salud en vigencia. Tal vez ya sea hora de echar a andar una “anti-lectura” de la medicina y la historiografía en la actualidad vigente Colonias, señala Paladines.
Un analisis crítico de Espejo, a no duarlo, mantiene una sorprendente vigencia porque se anticipa a lo que sería la situación de las epidemias, sus causas y efectos, así como la respuesta de la medicina ecuatoriana. En los días de Espejo no arrojaba resultados positivos la limpieza de los espacios públicos: hospital, conventos, plazas; tampoco la educación de niños y jóvenes se preocupaba de su limpieza personal ni ayudaba a protegerlos de todo tipo de enfermedades contagiosas: de las enfermedades venéreas, sarampión, viruelas, y de la lepra.
En la ignorancia del pueblo algunos creían que se trataba de un castigo divino, con lo cual se robustecían tendencias fatalistas que no servían para reaccionar contra la peste, señala Paladines. El Informe sobre las Viruelas/Sarampión reveló una ciudad sin defensas, sin mèdicos, cirujanos y boticas, con debilidades e impotencia, aterrorizada y con un futuro tan incierto, al igual que con necesidades y urgencia por descubrir nuevas fórmulas para la corrección de sus males. Se develó qué tipo de salud pública y privada se disponía y cuán amenazados vivían los quiteños. Todas sus llagas, al rojo vivo, quedaron descritas con proligidad por Eugenio Espejo.
Como era de esperar, la historia demuestra que el informe de Espejo fue duramente rechazado por autoridades políticas, médicos y ciudadanos prominentes de la época. Una de las reacciones señala lo siguiente: “Habiéndose advertido por los escritos que han presentado tanto los religiosos como los médicos, que varias expresiones de los contenidos de dicho papel, se han querido glosar de satíricas e injuriosas: para que quitado del medio este incoveniente y los más que pudieran seguirse (…) se advierta al Dr. Espejo lo que se ha tratado y conferido, a efecto de que separe del expresado papel todas las expresiones que puedan tener querellosos por interpretaciones que se les den”.
¿Cómo se podía tener por médicos a quienes desconocían hasta los prolegómenos de la anatomía?, se pregunta Espejo en su análisis. Juan Pío Montúfar, señaló en un escrito que las Reflexiones de Espejo, describían en forma pormenorizada no solo los pasos que debían darse para preservar a la Audiencia de las viruelas y otras plagas, epidemias y enfermedades contagiosas que asolaban a Quito. No obstante que el informe que fue mordazmente rechazado, Reflexiones sobre las viruelas ante una situación con saldo tan negativo como el que padecía la Audiencia de Quito, trazó las políticas de salud que desconocía la ciudad y era urgente implementar para enfrentar tan apremiante problema. El texto de Espejo marca el inicio de la reestructuración del servicio de salud vigente para esa época. El documento de Espejo mantiene vigencia además porque incita a reflexionar e investigar cuánto de estos pasos y, seguramente algunos más, resultaron suficientes para incidir en la mutación del sistema de salud vigente a lo largo de tres siglos de vida colonial.
No en vano Eugenio Espejo es visualizado como figura señera en el campo de la literatura, la retórica y la historia ecuatoriana, y ha sido convertido en un clásico por sus obras sobre la cuestión social, política, educativa, productiva, las mismas que se reeditan hasta el presente.
En uno de sus escritos, González Suárez, recuerda: “Este hijo del pueblo, este hombre de la democracia, tenía ambiciones de conquistador, y en sus venas circulaba sangre de héroes”. (…) “El ecuatoriano más célebre y más extraordinario, sin duda alguna, entre todos cuantos ecuatorianos se han hecho famosos en la política; Espejo fue uno de esos ingenios superiores, cuya visión intelectual se dilata mucho más allá del horizonte de las ideas comunes, creídas y aceptadas como verdades indiscutibles en su tiempo”.
Será acaso por esa razón que Espejo resultaba un criollo muy sospechoso para los gobernantes coloniales; el Presidente Villalengua lo vigiló, le siguió los pasos, lo redujo a presión y le confiscó todos sus papeles; luego le obligó a trasladarse por tierra desde Quito a Bogotá para que lo juzgara el Virrey de Santa Fe. La historiografía de la obra de Espejo, en esta segunda fase develó una figura polifacética, de geniales dimensiones sea por la visión de futuro que a él y a sus compañeros y discípulos les tocó construir, sea por la protesta que capitaneó, sugiere Paladines.
El autor de la ponencia “La epidemia de las viruelas a 1785 y el coronavirus -Covid- 2020”, concluye en que en la actualidad, en medio de una pandemia de carácter universal, –Coronavirus, Covid-19– cabe preguntarse si no asistimos a un cuestionamiento similar y a una ruptura parecida a la llevada a cabo por Eugenio Espejo, pues la ciencia médica moderna en particular y las ciencias modernas en general, en medio de sus innegables virtudes han puesto de manifiesto innumerables limitaciones, especialmente bajo el canon positivista y la racionalidad instrumental como bajo la orientación eurocéntrica y unicultural. El texto original de las Reflexiones sobre las Viruelas, se encuentra en la Biblioteca del Colegio Mejía en Quito. La ponencia de Paladines está publicada en el sitio web de la Fundación Alianza Estratégica.