El Covid 19 ha provocado una real globalización. Una internacionalización total de una tragedia que no ha dejado a ningún país exento de la pandemia más agresiva que haya enfrentado la humanidad. La diferencia con otras epidemias como la peste negra, la gripe española, él ébola, etc., es que aquellas ocurrieron bajo distintas condiciones socioeconómicas en el mundo. Se diría que las anteriores pandemias son secuelas medioevales porque se relacionan con hábitos de vida propios de ese sistema de vida. Pero el coronavirus es una epidemia netamente capitalista que es causa y efecto de las condiciones de vida bajo regímenes neoliberales que han debilitado sus sistemas públicos de salud estatales. Y que se agrava bajo las situación de miseria en la que viven millones de personas bajo los sistemas de salud privada. Pero también la epidemia tiene lugar en países socialistas o con regímenes de Estados fuertes, responsables de múltiples servicios públicos como la salud, la educación, entre otros. La diferencia radica en las diversas respuestas que uno y otro país da a la emergencia.
En Cuba, por ejemplo, país de economía centralizada considerada como una potencia en medicina ha recibido el impacto de la pandemia, pero ha desplegado todos sus esfuerzos médicos técnicos y farmacológicos para dar respuesta a la crisis. En las últimas horas se han confirmado en Cuba 10 nuevos casos que suman 67 a nivel nacional, según informe del Ministerio de Salud Pública, Minsap. Hasta el momento, se han realizado 893 muestras para detectar la COVID-19, de las cuales han resultado positivas los 67 casos acumulados. En Cuba se encuentran ingresados para vigilancia clínico-epidemiológica, en los centros de aislamiento y atención creados con este fin, 1.603 pacientes, de ellos 148 extranjeros y 1.455 cubanos. Otras 36 056 personas son vigiladas en sus hogares, desde la atención primaria de salud. Cuba trabaja en algunos productos vacunales que están aún en fase de investigación. Se afianzan los esquemas que inicialmente había aplicado, entre los que destaca el papel del Interferón, y otros que puedan jugar un rol en la prevención que también están en fase de investigación y desarrollo.
La tradicional cultura colectiva del pueblo cubano, la presencia de un Estado fuerte con sistemas de salud experimentados en grandes campañas nacionales e internacionales ha permitido a la isla -pese a su situación bajo bloqueo económico- ofrecer ayuda a países como China e Italia en la lucha contra el mortal coronavirus con envío de medicamentos y brigadas médicas. El medicamento, llamado Interferón Alfa-2B Recombinante (IFNrec), fue desarrollado conjuntamente por científicos de Cuba y China, donde el brote de la enfermedad por coronavirus COVID-19 surgió por primera vez a fines del año pasado. Ya activas en China desde enero, las Brigadas Médicas Cubanas comenzaron a desplegarse en docenas de naciones, proporcionando personal y productos como su nuevo medicamento antiviral para combatir la enfermedad que ha superado los 400,000 casos confirmados en todo el mundo. Una crónica de la prensa cubana señala: «Cuba utilizó por primera vez técnicas avanzadas de interferón para tratar la fiebre del dengue en la década de 1980 y luego encontró éxito en su uso para combatir el VIH, el virus del papiloma humano, la hepatitis B, la hepatitis C y otras enfermedades. El uso del Interferón Alfa-2B Recombinante “previene el agravamiento y las complicaciones en pacientes que alcanzan esa etapa que en última instancia pueden provocar la muerte”, dijo el experto cubano en biotecnología Luis Herrera Martínez, según un reciente artículo de Yale University Press Blog escrito por Helen Yaffe de la Universidad de Glasgow. Yaffe llamó al tratamiento un “medicamento maravilloso” potencial contra el nuevo coronavirus».
A pesar del bloqueo, los médicos cubanos trabajan en 59 países de todo el mundo, 37 de los cuales han confirmado casos de COVID-19, dijo a Newsweek un funcionario cubano. El mundo puede contar con más de 29.000 médicos que se graduaron en Cuba y que, luego de su entrenamiento en la Escuela Latinoamericana de Medicina y otras facultades cubanas, se encuentran en capacidad para ayudar a combatir el COVID-19.
La respuesta en un sistema socialista a una tragedia colectiva está caracterizada por lo que sucede en Cuba. El sector de la salud cubana está desarrollado y la salud es un tema de suma importancia, por eso el Estado cubano defiende el derecho de todos los seres humanos a recibir atención médica. Al mismo tiempo un principio que rige la política pública cubana en salud es el de la solidaridad e internacionalismo. El estado socialista de Cuba desarrolló un sistema de salud universal y gratuito, que logró más médicos por persona que cualquier otro país del mundo.
Es la hora de la solidaridad internacional. Sin embargo Washington ha rechazado previamente las ofertas de La Habana para ayudar durante emergencias nacionales como el huracán Katrina, que devastó la ciudad de Nueva Orleans y sus alrededores en 2005. Hasta este momento, “no se ha recibido ninguna solicitud oficial de ayuda” de los Estados Unidos en medio de la crisis actual, confirman funcionarios cubanos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió un alto el fuego global, así como la eliminación de todas las barreras y restricciones comerciales internacionales para frenar conjuntamente la rápida propagación de COVID-19. La Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, pidió específicamente que se levanten las sanciones contra Cuba, Corea del Norte, Zimbabwe y Venezuela. Este es el momento de exigir el fin de las sanciones que impiden que Cuba tenga acceso a los recursos que necesita para combatir esta pandemia mortal, tanto para su propia población como para los beneficiarios globales del internacionalismo médico cubano.