Uno de los signos más evidentes en esta etapa de pre campaña electoral es la dispersión política que se observa en el país, con la existencia de 71 movimientos provinciales y 24 nacionales inscritos y aceptados por el CNE. No obstante, son 238 organizaciones políticas que tramitan su inclusión en el registro electoral para ser habilitadas por el organismo, en una muestra record con una cifra nunca antes registrada. A menos de un año de las elecciones, solo podrán participar las organizaciones que se califiquen hasta 90 días antes de la convocatoria a elecciones, que en este caso será el 17 de septiembre.
La ley electoral hace una distinción entre grupos nacionales y provinciales. Los primeros pueden presentar candidatos a todas las dignidades de elección popular, incluidos asambleístas nacionales y binomio presidencial. En tanto, las organizaciones políticas provinciales solo pueden proponer candidatos a prefecto, asambleístas provinciales, alcaldes, concejales, miembros de las juntas parroquiales. Los comicios serán el domingo 7 de febrero del 2021 y en estas elecciones se elegirá mediante voto popular Presidente y Vicepresidente de la República, 15 asambleístas nacionales, 122 provinciales, además de cinco parlamentarios andinos. Al momento existe un total de 95 organizaciones políticas que pueden terciar en los comicios. De esta manera, si todas las organizaciones políticas provinciales y nacionales deciden presentar candidatos por su cuenta, sin alianzas, tendríamos un universo de 3.536 candidatos principales para legisladores. Como una medida para evitar mayor dispersion electoral, se aprobó la votación por listas cerradas de las organizaciones políticas que ahora están dispersas por la gran cantidad que existen.
Propaganda electoral
En el sensible tema de la propaganda electoral aun los dispersos partidos y movimientos políticos aspirantes no aciertan en el uso de las tecnologías digitales de comunicación como internet, redes sociales, entre otras. Se cree, por mera intuición, que la comunicación digital es lo más acertado para difundir ideas, programas, slogans y panfletos electorales. Lo cual no es cierto automáticamente, sino cuando el uso de esta herramienta es el adecuado. Existe una clara tendencia a sobrevalorar los efectos de la comunicación digital, confundiendo los espacios reales con los espacios virtuales, creyendo que las “calles están en la redes” en la misma proporción real. En un típico error se funcionaliza la campaña a las redes sociales, en lugar de adaptar las redes a la campaña, según manifiestan los expertos.
Sin duda el Internet es un espacio muy concurrido por la ciudadanía, sin serlo todo. Segun el INEC, “los ecuatorianos de 12 años en adelante pasan un promedio de 7,21 horas al día navegando online y de este total 6,35 horas se destinan a las redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram, entre otras». Pero una cosa es la presencia de ciudadanos en esos espacios y otra es el despliegue informativo, la efectividad de contenido y forma, la frecuencia de exposición de los mensajes y la medición de los resultados esperados.
Los estudios existentes sobre comportamientos de los públicos determinan que a éstos no le agrada que le vendan tan directamente, ni le pidan el voto, no son de su agrado los políticos y las campañas. Por tanto, habrá que identificar nuevas formas de persuasión, nuevos recursos estilísticos, nuevos formatos y estrategias menos invasivas al público. Una de las formas que ha demostrado efectividad es el tratamiento “periodístico” de los mensajes emitidos con estilos narrativos menos impertinentes que la publicidad directa, o el marketing político manipulador. Sin embargo, siempre hará falta, previamente, identificar las motivaciones del consumidor político y su conducta relacionada con la respuesta que da a su problemática especifica. En otras palabras, ponerse en el campo del perceptor o público, hablar su idioma, tratar temas que le son sensibles y dar soluciones viables y esperadas por el potencial elector.
Para la campaña electoral que inicia oficialmente el 21 de enero y concluye el 25 de febrero, se espera que las candidaturas no saturen los espacios digitales con información irrelevante, sin mayor interés o atención. En ese sentido, habrá que considerar que siempre un medio tradicional tiene mayor credibilidad, los medios digitales más fácil llegada y que el contacto, cuerpo a cuerpo, con el electorado sera siempre mucho más efectivo.