“Yo no agredo obras, no destruyo obras”. Fue un hecho lamentable que le pudo haber sucedido a cualquier persona que hubiese pasado muy cerca de la pieza, no la rompí, se pulverizó, afirmó la conocida crítica de arte Avelina Lésper, luego del accidente, o incidente, ocurrido el 8 de febrero durante la muestra Zona Maco 2020, en el centro CitiBanamex de la ciudad de México con una pieza del expositor Gabriel Rico.
El hecho ocurrió mientras Lésper recorría la muestra junto al pintor ecuatoriano Pavel Égüez y a un amigo mexicano, y se acercó para demostrar la carencia de valor artístico de la obra. Égüez connotado muralista quiteño, testigo presencial del incidente, relata lo sucedido.
-La anécdota de Avelina, allá en México, fue un escándalo. La obra era un vidrio vertical de unos dos metros de altura, del vidrio colgaba una piedra, una balón y una pluma. Y estaba sujeto en dos patas de latón bien endebles, el vidrio se paraba con las justas. No tenía ninguna advertencia de nada. No tenía una seña de seguridad.
En un momento Avelina Lésper se acercó a la obra con una lata de gaseosa en las manos para demostrar que cualquier otro elemento adicional a la obra no cambiaba su sentido estético. Fue en ese instante que el vidrio implosionó en la cara de Avelina.
-Me pareció carente de atributos artísticos -dice Lésper-, me acerqué al vidrio y tomé la lata vacía de refresco de uno de mis acompañantes, la puse en el piso, mostré que es irrelevante lo que ese objeto tenga atravesado, podían ser pelotas o latas. Tomé la lata y la acerqué a la piedra que estaba sostenida por un gran tornillo, y sin alcanzar a tocarla, el vidrio implosionó, se desintegró en pedazos.
El estallido de la inconsistente estructura produjo la reacción de los presentes, incluido el galerista responsable de la muestra que se acercó a ver lo que sucedía. Luego de una breve discusión Lésper se comprometió a reponer la obra en sus formas originales. No sin antes de hablar con expertos proveedores de los materiales de la obra y de escultores que le confirmaron que era posible reconstruir la pieza sin problemas.
-Un vidrio templado de 8 milímetros resiste el impacto de una bola de acero de 500 gramos de peso que cae de 2 metros de altura, sobre un vidrio sostenido en dos listones metálicos, separados uno de otro. Me dicen los expertos que un vidrio mal templado y mal cortado se puede romper espontáneamente, en cualquier momento. Al estar mal templado y forzarlo para ponerlo en el soporte, puede estallar, esto sucede en el momento o después, señaló Lésper.
El incidente, sin duda, dio lugar a una serie de ataques a la crítica de arte mexicana que cómo todo exponente de arte, tiene sus detractores.
-Le atacaban como ella es una cuestionadora de ese tipo de arte, justamente se le rompe a ella, señala Égüez. Ese era el problema. Era la Feria más importante de arte de América Latina que se llama Zona Maco. A esta feria acuden cientos de galerías del mundo y lo interesante es que acuden galerías de arte contemporáneo conceptual y de grandes autores.
Avelina Lésper ofreció a la galería que se haría cargo de la restauración, un proceso normal en este tipo de objetos de fabricación industrial, que el artista también mandó hacer. Es una obra reproducible, el artista tiene otra versión de ese objeto, sobre los “difíciles cortes milimétricos realizados con agua”, es un proceso industrial que sin dificultad se manda hacer a un taller.
-Al trasladar esa pieza se debió desarmar y luego se armó en el lugar, si en el armado, la tensaron de más, la obra iba a estallar en cualquier momento. No es una tragedia, no estamos ante una obra irreparable, puede ser restaurada, y ofrezco de nuevo a hacerlo, no la toqué, no la golpeé, no la agredí. Si un vidrio de seguridad no soporta el mínimo contacto, que insisto no la toqué, entonces el vidrio estaba dañado y mal empleado, por lo tanto al limpiarla o moverla se iba a romper. Me sucedió a mí, es terrible, me difaman al afirmar que fue intencional. El arte VIP no es consecuente con sus propios argumentos, estas obras son remplazadas continuamente, porque el servicio de limpieza las tira a la basura, se pudren, etcétera, y el reemplazo vuelve a ser considerado arte. Lamento el hecho, agradezco al galerista de OMR su ecuanimidad, concluyo Lésper.