Desde este martes 21 de enero se reúnen en Quito 1.300 delegados de 150 países, para debatir sobre la problemática de la migración, un fenómeno sociológico de alcance planetario. Como todo foro internacional éste se plantea dar soluciones a un problema que a menudo escapa de las manos de la comunidad mundial. Se ha diseñado el protocolo, se difunden comunicados de prensa, se alistan los eventos en el marco del encuentro como todo simposio internacional, se promete cambiar el acuciante problema de la migración. La pregunta que nos hacemos: ¿Qué diferencia este foro de otros?
Según la agenda establecida, se debatirán tres ejes: empresarial, ciudad, tecnología y proyectos de la sociedad civil. Ecuador aprovechará para inaugurar el evento con un tema local: “Respuestas del Ecuador a la crisis migratoria venezolana”. Paralelamente se tratarán temáticas auspiciadas por ONU-Mujeres, encuentro de jóvenes, entre otros.
El país y la comunidad internacional deber propender a que éste no sea el encuentro de siempre con ampulosos objetivos, con aprovechamiento ideológico de un espacio mundial para vender ideas interesadas en dar justificación a la omisión de políticas migratorias o se utilice el foro como amplificador de la propaganda estatal de determinados regímenes.
Como una cuestión de fondo, el foro deberá visualizar con objetividad las causas sociopolíticas y económicas de la migración que empujan al exilio a millones de seres humanos en diferentes confines del planeta. Se debe denunciar la falta de apertura de ciertos Estados a las olas migratorias provenientes de países en conflicto. Es urgente pronunciarse y tomar acciones para mitigar la migración descontrolada proveniente de países en guerra que condena a poblaciones de hombres, mujeres y niños a la aventura de embarcarse en aguas de la muerte y sucumbir ahogados en los mares del mundo. El foro debe manifestarse sobre la discriminación y el racismo rampante de los EE.UU y diversos países europeos contra latinos y migrantes provenientes del oriente medio y otras latitudes.
El foro no puede soslayar el pronunciamiento urgente frente a la inoperancia de la ONU de cara al problema de promover espacios de sobrevivencia a millones de desplazados en el planeta. Como no puede silenciar las acciones represivas en diversas fronteras del mundo a manos de policías migratorias que reprimen para impedir el ingreso de peregrinaciones de migrantes que buscan nuevos horizontes en tierras extrañas.
El foro que se inicia en Quito sobre migración debe brindar la oportunidad a que delegaciones de migrantes organizados expresen sus propios puntos de vista y plateen soluciones desde sus perspectivas. Del mismo modo, en un foro mundial sobre migración no pueden estar ausentes los organismos internacionales defensores de Derechos Humanos que señalen políticas, denuncias y recomendaciones sobre el tema.
Un enfoque migratorio social
Según el analista Sebastián Endara, la migración “no es solo el desplazamiento de personas de un país a otro por causas económicas o sociales, también incluye todas las condiciones que posibilitan que ello suceda, y en ése sentido su interpretación debe necesariamente adoptarse desde una perspectiva histórica que articule el fenómeno a su contexto”.
Un enfoque social amerita reconocer que la migración está inserta dentro del movimiento globalizador que responde a la totalización de las relaciones económico mercantiles y sus sofisticaciones a lo largo y ancho del mundo, señala el analista. La desaparición del empleo industrial por el cierre de industrias y su traslado a los países de la periferia, está desequilibrando ese estilo de vida, y las clases medias se ven obligadas a trabajar más horas dejando de lado actividades que antes podían realizar, contratando un trabajo muy barato que está suplido por los inmigrantes. Desde el lado de los países “exportadores” de migrantes, la cuestión se explica por los procesos de pauperización y exclusión inherentes a la conformación de un capitalismo mundial que creó países periféricos en una estructuración colonialista. En esas latitudes la gran mayoría de casos los inmigrantes trabajan sin estar amparados por los Derechos Humanos.
En definitiva, el foro migratorio en Quito no debe convertirse en un altar político donde golpearse el pecho frente al mayor drama de la humanidad: la migración. Un debate serio, inteligente y sensible sobre el fenómeno migratorio, no solo debe asumir los efectos de la migración -tráfico de personas, hacinamiento, delincuencia, descontrol fronterizo, violencia, destrucción de familias-, entre otros, si no denunciar las causas del porqué del desplazamiento de millones de seres humanos en el mundo: la persecución política, la falta de oportunidades sociales, la crisis económica, el desempleo, el racismo, síntomas de un desentendimiento cabal del problema que desencadenan la xenofobia como expresión de rechazo al extraño, de discriminación del otro.
Frente al problema de la migración no solo es importante la solidaridad activa de los pueblos, también se deben activar soluciones estructurales que pongan fin a las causas de la migración forzada, el peor signo de nuestro tiempo.