La política es el arte de hacer que las cosas sucedan, buenas o malas. Y para eso hay que saber manipular los hilos de una actividad muchas veces innoble. Ese pensamiento debió cruzar, fugaz, por la cabeza del autor de la novela Teoría del desencanto (1970). Desencantado él, tal vez, de una gestión para la cual no nació: “No soy político profesional”, dijo el ex ministro Raúl Pérez Torres como argumento de su defensa durante el juicio político ante la Asamblea Nacional. Una verdad dicha en tono de candorosa ingenuidad, sin duda.
En la distribución del presupuesto de la Casa de la Cultura, Pérez Torres dijo Da llevando (1970), como el título de su connotado cuento. Pero su gestión frente al ministerio recibió críticas -considerada de «centralista» por parte de los directores de los núcleos provinciales de la Casa de la Cultura Ecuatoriana-, quienes aseveraron que el ministro había incumplido el reglamento de la Ley Orgánica de Cultura en cuanto a la asignación inequitativa de presupuestos para los núcleos.
Irreverente, anárquico, como todo buen artista, Pérez Torres, ratificó en la Asamblea lo que había acordado en una de las Juntas Plenarias -el 21 de junio de 2017- de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, dijo: «decidimos no hacer caso del reglamento, ver la posibilidad de que se haga uno nuevo» y considerar «inconstitucional e ilegal el reglamento general de la Ley Orgánica de Cultura (LOC)», en la que está dispuesta la fórmula para asignar fondos para los 24 Núcleos provinciales de esta institución. Así lo reiteró durante la comparecencia frente a la Comisión de Educación, Cultura y Ciencia y Tecnología de la Asamblea. Pero el organismo que declara la inconstitucionalidad de un reglamento no es la CCE ni el Ministerio de Cultura y Patrimonio (MCyP), sino la Corte Constitucional. He ahí el pecado de Pérez Torres.
Según Pérez Torres, la fórmula de distribución ya estaba definida, «no es responsabilidad del MCyP, sino que le corresponde al Ministerio de Economía y Finanzas», dijo. Pero fue una omisión del exfuncionario, frente a una petición de este último ministerio, la que habría originado la asignación, según los parlamentarios interpelantes. Al ex ministro Pérez Torres se le pidió ”remita la fórmula de distribución de recurso”, pero no lo hizo y “al no recibirse contestación del ministro, la asignación presupuestaria se realizó con base a directrices de 2017”,
Un informe de la Comisión parlamentaria que lo enjuicia, califica su gestión de «centralista e inequitativa», puesto que más del 50 % de los recursos se concentran en la Sede Nacional de la CCE. Para los interpelantes del ministro, Pérez Torres «hizo caso omiso al mandato» de la Ley Orgánica de Cultura, LOC, a través de su reglamento, «sobreponiéndose a la jerarquía de nuestro ordenamiento jurídico». Pérez Torres pidió entonces -mediante Oficio 171602- a la Presidencia que derogue el Reglamento de la LOC. Pero no hay registro de que le hayan respondido. A lo que Pérez Torres replicó: «Alegar el incumplimiento de una norma constitucional dirigida a todo el Estado, tratando de singularizar la responsabilidad de un solo funcionario crea un escenario de incertidumbre, de ingobernabilidad para el futuro», señaló el exministro.
En el Pleno de la Asamblea Nacional estuvieron presentes 82 asambleístas (de 137) y los resultados de la votación fueron: 50 a favor de la solicitud de censura y 22 abstenciones. Es posible que el juicio en contra del ex ministro de Cultura, Raúl Pérez Torres, se reanude este 21 de enero de 2020, para una nueva votación.
Al ocaso de una travesía ministerial a la cabeza del sistema nacional de cultura sin pena ni gloria, los gestores culturales exclaman, como el cuento de Perez Torres: Solo cenizas hallarás (1995), en alusión a una de sus obras fundamentales. Raúl Pérez Torres, Premio Casa de las Américas por su obra trascendental En la noche y en la niebla (1980), más allá de los sucesos de la política, el autor quiteño no logró que ciertas cosas sucedan porque no supo aplicar su propio texto, Manual para mover las fichas (1974).