El crimen político perpetrado por el gobierno estadounidense por orden de Donald Trump en la persona del líder iraní Qasem Soleimani, confirma que el régimen criminal de los EE.UU no se detiene ante nada en el propósito de hacer de la política un juego sucio, sanguinario. Mientras D. Trump enfrenta un juicio político en su país que lo pone en el banquillo de los acusados en el Senado, el mandatario gringo no dudó -como golpe mediático mediante el cual busca fortalecer su imagen política ante los congresistas y ante el manipulable pueblo norteamericano-, asesinar a un miembro de un gobierno extranjero.
El crimen de Soleimani constituye el acto de guerra más flagrante de los últimos tiempos, una provocación al mundo musulmán mentalizada con la frialdad de un acto terrorista preconcebido y calculado para obtener réditos militares y políticos que contradice la explicación banal que dio Trump ente la prensa: «Actuamos para parar una guerra. No actuamos para iniciar una guerra»
El ataque perpetrado con drones en el aeropuerto de Bagdad provoca la máxima tensión en Oriente Próximo tras confirmar el Pentágono el ataque que ha acabado con uno de los hombres fuertes de Jamenei y con el ‘número dos’ de las Fuerzas de Movilización Popular. El convoy de Soleimani fue alcanzado por dos misiles cuando abandonaba el aeropuerto. El dron MQ-9 Reaper o avión no tripulado que lanzó los misiles mide 20 metros de envergadura y 11 de largo.
Soleimani fue el creador de la inteligencia y la fuerza militar iraní durante las últimas dos décadas y su eliminación supone un durísimo golpe a Teherán, que ha prometido venganza: “Su marcha hacia Dios no pone fin a su camino o su misión, pero una poderosa venganza aguarda a los criminales que tienen su sangre y la sangre de los otros mártires de anoche en sus manos”, ha dicho el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, tras la operación que acabó con su hombre fuerte y con otras nueve personas, incluidos cinco miembros de la Guardia Revolucionaria, según la televisión oficial iraní.
Estados Unidos ha ordenado a los ciudadanos norteamericanos abandonar Irak “inmediatamente”, y el Pentágono ha enviado 3.500 soldados más a la región, que se suman a los 750 desplazados en los últimos días, para reforzar a los cerca de 5.200 efectivos que se encuentran regularmente destinados en Irak.
Trump justificó el ataque con argumentos dudosos: «Soleimani estaba planeando ataques siniestros e inminentes contra diplomáticos y personal militar estadounidense, pero le descubrimos en el acto y terminamos con él», ha asegurado. «No perseguimos un cambio de régimen en Irán», ha añadido, antes de advertir: «Estoy preparado para tomar cualquier acción que sea necesaria».
Soleimani entrenó y armó a la insurgencia durante la guerra de Irak, conflicto que dejó al descubierto cómo los EE.UU manejan sus intervenciones militares en el exterior, según cables de WikiLeaks. Soleimani influyó decisivamente en la guerra civil siria, aglutinando a milicias y potencias regionales, incluida Rusia, en torno a Bachar el Asad. Heroica figura casi mítica en amplios círculos iraníes, en Occidente se le veía como el urdidor de una larga campaña de terror internacional.
Reacciones internacionales
Tras el crimen estadounidense una ola de reacciones mundiales se manifestó en círculos diplomáticos. El Reino Unido pide «rebajar la tensión» y el líder chií de los iraquíes reclama «moderación y sensatez». El presidente francés, Emmanuel Macron, habló con su par ruso, Vladímir Putin, y coincidieron en la necesidad de “evitar una nueva escalada peligrosa de las tensiones” y en hacer un llamamiento a la “retención” de todas las partes implicadas. El ministro británico de Exteriores, Dominic Raab, ha pedido a rebajar la tensión: «Siempre hemos reconocido la amenaza agresiva que suponía la Fuerza Al Quds iraní liderada por Qasem Soleimani. Para Rusia el ataque conducirá a un aumento de la tensión en toda la región. En Líbano, el líder del partido-milicia Hezbolá, Hasan Nasrala, ha prometido venganza, y asegurado que completarán «el camino del comandante Soleimani». «Trabajaremos día y noche para conseguir sus objetivos», ha afirmado el líder en el canal de televisión libanés Al Manar, portavoz de Hezbolá. «Vengar a los asesinos de los combatientes será la responsabilidad y el trabajo de todos en la resistencia». Mientras, el líder espiritual chií de Irak, el ayatolá Ali Sistani, ha condenado el ataque, pero también ha pedido contención. “El brutal ataque es una violación insolente de la soberanía iraquí y de los acuerdos internacionales. «Soleimani se dedicó a defender los intereses nacionales de Irán», expresa un comunicado oficial en el que se ofrecen «sinceras condolencias al pueblo iraní».
EE.UU, y su desquiciado mandatario Donald Trump, cargan sobre sus hombros la responsabilidad de un eventual conflicto bélico mundial a gran escala. En Occidente el crimen enfrenta a la región, y en particular a los EE.UU, ante la paradoja de estar gobernado por un presidente que dirige una maquinaria político económico militar de enorme envergadura que pone al mundo al borde de la guerra.