La democracia norteamericana es como el clima en época de tornados en ese el país: se vuelve imperativa y previsible. El caso Trump en los EE.UU ha puesto a los estadounidenses en la disyuntiva de ejercer realmente la democracia, entendida ésta como la potestad de un pueblo para determinar sus asuntos internos en base al libre juego de las ideas, o fracasar en el intento ante un simulacro estéril.
Según la visión de analistas, el llamado “impeachment” o juicio político a Donald Trump, “es una broma, una pérdida de tiempo”, puesto que en las instancias legislativas norteamericanas no se vota por establecer la verdad y sancionar conforme a la ley, sino como un acto de repudio o de lealtad al presidente norteamericano impuesto por una lógica correlación de fuerzas que divide al páis en dos grandes tendencias: demócratas y republicanos. Dicha lealtad, que cierra filas junto a Trump, nace de las bases mismas republicanas y entre los demócratas no se descarta la idea de un “boomerang” politico anti demócrata en las elecciones presidenciales norteamericanas del 2020. El impeachment es un juicio politico que contempla la Constitución norteamericana para destituir a un presidente, si éste incurre en faltas o delitos graves. En el caso de Trump, el haber realizado maniobras para conseguir que la justicia ucraniana anuncie dos investigaciones que le hubiesen favorecido electoralmente, lo pone en el banquillo de los acusados. El abuso de poder es el cargo más contundente que enfrenta Trump para tratar de dañar la imagen de Joe Biden, su rival político, que mantiene negocios con Ucrania.
El caso Trump es claro: La Cámara de Representantes estadounidense aprobó con mayoría demócrata juzgar al Presidente de EE.UU; y, de ser posible, en el Senado acabarlo. Las causas: Trump está acusado de abuso de poder por presionar a Ucrania -bajo amenaza de congelar ayuda militar- para conseguir que hiciera pública investigaciones sobre su rival político, Joe Biden. Trump se enfrenta también al cargo de obstrucción parlamentaria al haber boicoteado la investigación sobre el caso en el Congreso.
Lo que está claro para analistas europeos es que el férreo cierre de filas republicanas en torno a la figura de Trump, convierte al juicio político en todo, menos en un debate jurídico o politico, un ejercicio de “lealtad al partido”, cuyo símbolo es el feudo trumpista Virginia Occidental. Muchos piensan que los norteamericanos debieron esperar a las elecciones presidenciales del 2020 para echar la presidente de su cargo, quienes así razonan no están muy convencidos de que los cargos imputados a Trump tengan la fuerza y gravedad necesaria como delito para destituirlo.
Y ahí vuelve a estar presente el fantasma de un simulacro de democracia estadounidense, con un alto costo para los democratas que podrían recibir un castigo electoral el próximo año en las urnas. En tanto, las encuestas favorecen a Trump en camino a las elecciones del 2020. Gallup publicó los resultados de un sondeo realizado hace pocos días en el que el presidente gringo recompone su figura con un incremento en la “aprobación” ciudadana del 45% al 51%, mientras que el apoyo al juicio político cayó desde un 52% al 46%. De cara a su intención de reelección, Trump tampoco puede ganar solo las elecciones apoyado en sus bases leales, deberá además ampliar el apoyo entre otros sectores y eso vuelve electoralmente influyente el juicio político al presidente. En épocas anteriores los juicios políticos que no destituyen al acusado, lo fortalecen: es el caso de Bill Clinton que luego de las acusaciones por actos sexuales vinculados con Mónica Lewinsky mejoró su imagen en las encuestas.
Donald Trump, considerado prepotente y nacionalista, ha conseguido mejorar indicadores económicos en los EE.UU en tres años, según analistas. El desempleo norteamericano se ha reducido y el temor a una recesión “se disipa”. En los condados pobres se “respira optimismo”, según los análisis. Empresas enormes inician nuevos planes de construcción de importantes infraestructuras en los EE.UU -como Procter Gamble y Amazon- indica la información. La actividad minera industrial muestra un repunte en los últimos meses en el país del norte, con la consecuente apertura de nuevas plazas de trabajo.
Así las cosas, el juicio a Trump parece quedar en la nada, opacado en la bruma de la duda de la ciudadanía y la lealtad de sus coidearios. Un exabrupto de la izquierda para algunos, un simulacro de democracia para otros, incluso con protagonismo de la prensa que sigue el juego, excepto la CNN declarada enemiga de Trump, lo que ha motivado un aumento en la desconfianza ciudadana hacia los medios de comunicación estadounidenses. Todo indica que Trump sorteará con éxito el tornado político que se avecina.