En tiempos en los que, aparentemente, la comunicación es directa y explícita, practicada en redes sociales, memes y videos, hacer un guiño e insinuar de manera implícita lo que se busca, no deja de ser un hecho destacable.
Un reciente tuit en la cuenta de María Fernanda Espinosa, ex Canciller del gobierno de Moreno, llamó la atención estos días. Espinosa escribe: “Luego de la decisión de la CIDH el Estado ecuatoriano debe proteger los DDHH de P. Pabón, V. Hernández y González. Ellos tienen derecho a defenderse en libertad y con el debido proceso. Derechos políticos de la Prefecta deben respetarse en cumplimiento de medidas cautelares”.
El mensaje tiene algunas lecturas. Por un lado, denota el deterioro del régimen de Moreno que, luego de un par de años, hasta sus más cercanos colaboradores y colaboradoras no apoyan hoy las medidas políticas que favorecen al régimen. La ex Canciller en una aparente promoción por conquistar el sillón de Carondelet, en el 2021, sea con apoyo de sectores correístas o de la izquierda tradicional, hace un notorio guiño a los intereses políticos del ex presidente Rafael Correa y boga por la libertad de sus coidearios. La señal de coincidencia con la tendencia es evidente y queda de manifiesto -con todo derecho por los demás-, en su cuenta de Twitter. Espinosa que siempre mostró una nítida lealtad con el ex presidente Correa, logró formar parte del gabinete de Moreno en el área de las relaciones internacionales del régimen, para luego otorgar la nacionalidad ecuatoriana a Julian Assange y finalmente conseguir introducirse en círculos diplomáticos internacionales con apoyo del régimen.
Espinosa dijo esta vez, resueltamente, que luego de las medidas cautelares expedidas por la CIDH, la justicia ecuatoriana debe poner en libertad a Pabón, Hernández y González, enjuiciados por presunto delito de rebelión. La ex Canciller de Moreno coincide con la lectura que hace el sector correísta de la resolución expedida por la CIDH y la interpreta como un llamado a la obtención de la libertad de los detenidos. La señal es clara: Espinosa se proyecta como una opción electoral del sector correísta, o al menos para ser tomada en cuenta. No es descabellada la idea, más aun cuando a pocos meses de iniciar la campaña presidencial del 2021, los candidatos presidenciables no están claramente identificados por la ciudadanía.
Buena candidata
El perfil de María Fernanda Espinosa cumple con algunas características que la podrían catapultar a encabezar las listas opositoras al gobierno. Se trata de una mujer con una práctica política definida, con voluntad de decisión que ha quedado demostrada durante los cargos que ha ejercido con algunos innegables resultados. Sus relaciones políticas y sociales le confieren apoyo en diversos sectores. Su preparación profesional y política es solvente y la capacita para proyectar un liderazgo que podría incluir bajo su égida a diversos sectores políticamente huérfanos aun. En ese sentido, la candidatura de Espinosa podría estar en capacidad de sumar fuerzas. Su condición de mujer la favorece, en momentos en que una mayor inclusión política femenina es un reclamo de la sociedad ecuatoriana. Durante su gestión en Relaciones Exteriores mostró capacidad de liderar un equipo que dio respuestas en aquello que se propuso hacer, como el apoyo brindado a Julian Assange y algunos retos en el ámbito diplomático cultural. Luego mostró habilidad para concitar en torno a su persona voluntades para encumbrarla en los círculos diplomáticos de organismos internacionales .
En enero del 2007 Espinosa asumió el cargo de Ministra de Relaciones Exteriores del gobierno de Rafael Correa. Fue entonces Asesora Especial del Presidente de la Asamblea Constituyente, de diciembre de 2007 a febrero de 2008. Desde octubre de 2009 hasta noviembre de 2012, fue Ministra Coordinadora de Patrimonio Humano. En noviembre de 2012 obtuvo el cargo de Ministra de Defensa Nacional. En octubre de 2014, Espinosa es nombrada Representante Permanente de Ecuador ante las Naciones en Ginebra. Cuando asume el actual régimen, nuevamente es designada titular en la Cancillería. En junio de 2018 disputó el cargo para asumir la presidencia de la Asamblea General de la ONU. El 5 de junio de 2018 fue electa con 128 a favor y 62 en contra, durante el 73 periodo anual de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
En política, más allá de los guiños, nada está dicho hasta que se concrete el sentido final de la política: hacer que las cosas sucedan.