Fue el anuncio de una caída anunciada. La crisis boliviana acorraló al presidente Evo Morales quien anunció este domingo su renuncia al cargo de Presidente de Bolivia durante una conferencia de prensa en el palacio presidencial, La Casa Grande del Pueblo en La Paz. También renunció quien era su vicepresidente, Álvaro García Linera. En su alocución, el ex mandatario señaló que su renuncia es para “facilitar la pacificación de Bolivia” que vive en convulsión social poco después de que la OEA pidiera nuevas elecciones por presuntas irregularidades cometidas en los comicios presidenciales del 20 de octubre.
La situación para el régimen boliviano se volvió insostenible luego de que este fin de semana el informe de la OEA fue negativo respecto de los procedimientos técnicos desplegados durante el proceso electoral. La organización continental instó al régimen a repetir las elecciones, sugerencia que fue aceptada por Evo Morales.
Es evidente que el informe de la OEA, aunque preliminar, recoge numerosas irregularidades. Entre otras cosas, en el sistema de transmisión de resultados, que sufrió un apagón cuando anticipaba una segunda vuelta electoral entre el presidente del país y su rival Mesa. Tras el apagón, el recuento concedió una ventaja clara a Morales. Según el análisis de la OEA, los datos se derivaron a un servidor externo no previsto. También observó irregularidades en el recuento de votos, según el informe de la OEA.
Lo vertiginoso de los acontecimientos ocurridos en las últimas horas en Bolivia con la solicitud de renuncia que le hicieran las Fuerzas Armadas al presidente Evo Morales, precipitaron su caída del poder: “Después de analizar la situación conflictiva interna, sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial, permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia”. Evo Morales, horas después respondió: “Estoy enviando mi carta de renuncia a la Asamblea Legislativa de Bolivia”, dijo el mandatario en la televisión nacional desde su reducto del Chapare.
La crisis boliviana da un giro previsible con un mandatario que justificó su renuncia en los siguientes términos: “Es mi obligación como presidente indígena y de todos los bolivianos asegurar la paz social», comenzó su mensaje de dimisión el presidente boliviano. «Renuncio para que [Carlos] Mesa y [Luis Fernando] Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes”, dijo Morales. “La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Espero que hayan entendido mi mensaje; Mesa y Camacho, no perjudiquen a los pobres, no le hagan daño al pueblo. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”, expresó.
En su intervención el vicepresidente, Alvaro García Linera, reseñó los logros económicos y sociales del Gobierno durante casi 14 años de mandato, en el momento de presentar su renuncia. “Hemos levantado Bolivia. El 20 de octubre casi la mitad de los bolivianos votó por nosotros. Fuerzas extrañas y oscuras, desde ese momento, empezaron a conspirar. Quemaron instituciones y sedes sindicales. Formaron bandas paramilitares para intimidar a los campesinos, amenazaron a nuestros compañeros. Fue un golpe de Estado. Yo también renuncio. Siempre le he sido leal al presidente, estoy orgulloso de haber sido el vicepresidente de un indígena y lo acompañaré en las buenas y en las malas”, afirmó García Linera.
La situación tuvo una salida de fuerza del momento en que los policías se amotinaron hace dos días y dejaron de actuar en las protestas para saldar así viejas cuentas pendientes con el Gobierno. Un factor clave para decantar la situación a favor de los manifestantes. Durante su mandato, Morales quitó a la institución policial algunas atribuciones, como la administración del sistema de identificación, y prefirió apoyarse en las Fuerzas Armadas que, sin embargo, no han querido apoyarlo en esta crisis.
El líder de las protestas, el dirigente de los comités cívicos Luis Fernando Camacho, pidió este domingo, tras la dimisión del presidente, la conformación de una “junta de gobierno” con el alto mando militar y policial. De este modo se confirma un golpe de Estado anunciado en Bolivia.