Los acontecimientos ocurridos en el país durante los días que duró el paro nacional con toda probabilidad generaron diversas historias humanas no contadas por manifestantes, profesionales de la prensa, fotoperiodistas, e incluso por los propios agentes del orden que reprimieron las manifestaciones.
LAPALABRABIERTA inicia una serie de publicaciones llamada Los Ojos de la Ciudad, con las historias inéditas, silenciadas, censuradas por los medios comerciales de prensa, radio y televisión que impidieron a sus reporteros difundir las imágenes dramáticas captadas por sus cámaras en sus jornadas de trabajo, en medio de la más violenta represión policial contra manifestantes, indígenas, trabajadores y estudiantes en las calles de Quito, que registra la historia ecuatoriana.
Cristina Vega es fotoperiodista de la Agencia de Prensa Independiente API, que desarrolló su trabajo durante todos los días del paro, y logró registrar imágenes impresionantes de periodistas caídos y reprimidos a patadas y golpes de toletes en las calles quiteñas por efectivos de la Policía Nacional. El testimonio de Cristina narrando su experiencia vivida es conmovedor. Así una fotoperiodista cuenta su propia historia de cómo arriesgó su vida para contar la historia colectiva de los miles de ecuatorianos volcados a las calles exigiendo sus derechos.
¿En tu condición de mujer profesional del fotoperiodismo, cómo entiendes el rol de la mujer en las manifestaciones del paro?
Nosotras las mujeres en cualquier ámbito de nuestra vida podemos tomar el control. Últimamente el empoderamiento femenino ha ganado terreno. Yo que estuve en todos los lugares del paro nacional y vi mujeres apoyando, ayudando, preparando comida, trayendo víveres, cuidando niños, siempre en un papel importante.
¿Cuál es tu aporte como periodista mujer?
El hecho de que sea una mujer siempre hay un riesgo, creen que somos débiles. No soy la única fotógrafa mujer. Nos apoyábamos entre nosotras: todo va a estar bien, decíamos, pero temíamos a las balas.
¿Cuál pudo ser el momento de mayor riesgo que enfrentaste?
El día que vimos indígenas ingresando desde la Recoleta a la Plaza de Santo Domingo, y recuerdo que estaban con las manos arriba y entraban rápido. Yo me metí a la marcha y de pronto empezaron a lanzarse palos, piedras, lo único que hicimos fue meternos en un hueco y taparnos las cara para tratar de no aspirar el gas lacrimógeno que lo copaba todo. Yo decía: tengo que salir de aquí. Y cuando abrí los ojos vi completamente blanco. De ahí ya no aguantaba el aire y empecé a ahogarme. Un colega fotógrafo me tomó casi desmayada y me asusté muchísimo. Yo veía alrededor de la Plaza de Santo Domingo y era una batalla campal. Lo único que queríamos era resguardarnos, realmente, y luego me pasó el susto y seguí haciendo fotos.
¿Cómo eran las jornadas de trabajo?
Todos los días fueron intensos, siempre variaban y siempre había algo más violento. El día que llegaron los indígenas a la plaza de Santo Domingo llegaron con mucha energía y nosotros corríamos y me vi en una calle pequeña entre los policías, indígenas y campesinos que llegaron y se produjo un enfrentamiento muy violento. Llegaron muy eufóricos y los policías estaban nerviosos. Los indígenas llegaron levantando las manos como en son de paz y, de pronto, se produjo el enfrentamiento. Me quedé en un hueco y botaron gas lacrimógenos y no pudimos salir
¿Cuáles fueron las peores dificultades que enfrentaste para realizar tu trabajo?
Nosotros estábamos preparados, teníamos máscara de gas, cascos, chalecos y podíamos ingresar más al centro del asunto, pero siempre la dificultad era resguardar nuestra vida. Porque nuestro trabajo hace que nosotros tomenos precauciones de los golpes, de las bombas, de los empujones. Yo iniciaba mi jornada de trabajo un poco temblando, yo veía que temblaba haciendo las fotos luego me iba relajando y respirando.
¿Registraste escenas impresionantes de represión?
Hubo represión el primer día hacia compañeros colegas fotoperiodistas de los diarios El Comercio y de La Hora y la agencia API que estuvimos allí. Tomé una foto de periodistas agredidos. Deje de hacer fotos para ayudarles pero les cayeron encima y les pateaban. El momento que ven que estoy haciendo esas fotos viene un policía y me empuja en el pecho durísimo, no me caí porque me golpeó contra otro policía. Nosotros les pedíamos: !somos prensa, paren por favor! Pero no respetaron y cuando estábamos explicándoles les botaron gas pimienta directo a la cara a los colegas.
Nosotros llegamos a esa calle para hacer un grupo y de pronto salimos golpeados toditos.
¿En algún momento mediste las consecuencias de encontrarte en ese lugar?
Yo me cargaba de adrenalina y quería hacer absolutamente todas las fotos posibles cerquita de lo que estaba sucediendo.
¿Y algún momento pensaste en tu familia?
Si. Cuando llegaba a mi casa a ver a mis hijas me daban un bajón tenaz, mi cuerpo empezaba a colapsar y me decía: !cómo pude estar ahí, arriesgándome!
¿Repetirías tu experiencia?
Siempre cada evento es diferente, no sé si se vuelva a dar una manifestación con tanta intensidad en un paro nacional, pero lo volvería hacer de la misma manera en que salí el 3 de octubre sin pensar que iba a durar 11 días hasta el día que hice fotos de la minga en el parque de El Arbolito. Creo que lo volvería hacer.
FOTOREPORTAJE DE CRISTINA VEGA