En un intento de contar el infierno o talvez, en su antítesis, vislumbrar el paraíso terrenal negado por las guerras, Goya busca resumir en una serie de 82 imágenes lo que fue el infierno de su tiempo: Los desastres de la guerra. En la obra del pintor español Francisco de Goya, realizada entre los años 1810 y 1815 el horror y las crueldades cometidas en la guerra de la independencia española, se muestran especialmente crudos y penetrantes. Una obra siempre vigente, realizada con ese bien que son las imágenes, acaso el más peligroso de los bienes que emerge del estremecimiento de un pintor hipersensible ante el dolor humano. No obstante, no pueden las imágenes, acaso, plasmar lo que son los horrores de la guerra en toda su vivencia. La violencia siempre será más violenta que un grabado de la violencia. Los desastres de la guerra es una historia personal de un artista, Goya, pero también es la historia colectiva de un pueblo tan dolido como el español.
El artista ecuatoriano, Pavel Égüez, se hace eco de la obra de Goya y nos sugiere una respuesta en la exposición de 160 imágenes que se abrirá en Casa Égüez Centro Cultural, el 25 de octubre, GOYA- ÉGÜEZ Diálogo. Los Desastres de la guerra. La muestra es un tránsito por todo lo doloroso de la violencia bélica y sus secuelas. Un ensayo de cómo un pintor, recrea la obra de un pintor. Pavel Égüez narra cómo Goya se conduele, y condoliéndose al mismo tiempo de los detalles de dibujos grabados en cobre, pero con el ramalazo intenso de su óleo, cual protagonista y testigo de un mismo intento con denunciante complicidad y solidaria ternura con las víctimas del horror belicoso retratado en las imágenes.
Cuando el mundo se derrumba alrededor del artista éste construye desde los escombros de la ética humana una estética válida para dar cuenta de aquello que no es y debe ser y aquello que siendo nunca debió serlo: la guerra y la paz como antítesis de una misma síntesis histórica. Goya, cronista de su tiempo, encuentra eco en Égüez, digno descendiente de los más reveladores pintores de nuestro medio.
Cómo hallar el tono en la complicidad de ese diálogo Égüez – Goya, es la pregunta.
Es la forma de mirarle a Goya, de interpretar a Goya, de dibujar sobre los desastres de la guerra y de alguna manera ver, como en el caso mío, – dice Pavel Égüez -cómo miro la obra de Goya. Goya trabaja Los desastres de la guerra de 1810 a 1815, es la invasión francesa a España. Han pasado 200 años y las formas, las temáticas, las sugerencias en donde cada estampa que realiza Goya lo hace siendo un cronista de la guerra. Es su manera muy personal de mirar la guerra, inclusive sin ponerse al lado del uno o del otro, sino más bien desde una visión dramática de lo que significa la violencia, la muerte, como un humanismo. Y va describiendo lo que causa la guerra, el hambre, la miseria, la tragedia humana. Cuando él hace esta serie, se aleja de una forma de la estampa de esa época, incluso lo hace desde su propia manera humanista de construir esta especie de crónica, porque además en más de ochenta imágenes, una a una va describiendo escenas, personajes, drama humano que nos sirven para entender lo que es la guerra ahora y lo que va seguir siendo como un fenómeno dramático de la humanidad y de la civilización. Es un llamado de atención de mirar lo que sucede cuando se desborda la violencia y está cerca la muerte. Cuando el fanatismo desborda todo y ya no hay racionalidad humana.
¿Se revela como una denuncia esta obra de Goya?
Es una mirada muy personal del artista. Las láminas son las de uno de los primeros cronistas de guerra, ahora esos cronistas han reemplazado la pintura por una gran cámara de fotografía. Goya en sus grabados, hace ese papel. Mostrar qué es lo que nos trae las consecuencias de la guerra. La obra en su época no fue tan difundida porque, además, el tocaba también elementos no patrióticos, es decir podia identificar que la violencia era tanto de los franceses como también de los españoles porque en la guerra se pierde la dimensión humana. Hay muchos perdedores de la guerra, la verdad, la sensibilidad, los personajes del pueblo que es realmente es víctima, el pueblo de ambos lados. Goya escribe y titula sus grabados de una manera genial, cuando el título puede dar un significado muy fuerte.
El influjo de Goya sigue vigente…
Todo artista pasa por Goya. Cuando uno mira minuciosamente la obra de Goya encuentras varios artistas que tienen algo de Goya. Picasso, el expresionismo, por ejemplo. Goya es una fuente inagotable, natural. Siendo un referente, Goya, de todos los artistas, siempre terminamos todos recurriendo a Goya por su gran expresividad. Es una fuente de inspiración para varias tendencias del arte porque Goya desata muchas, el expresionismo, el figurativismo, entre las más importantes.
¿Cómo emprendes la tarea de recrear la obra de Goya, es un ensayo?
Yo lo que hago es tener la obra con esta forma de mirar, también es una forma de entender lámina por lámina y mirarle con gran detenimiento que, por ser de un formato pequeño, no le damos tanta atención. El formato es pequeño, pero el contenido es enorme en el tratamiento del tema de la guerra. Para mi es una especie de estudio, de ensayo sobre la obra de Goya, he dibujado con esa mirada de aprender, de buscar cosas en la obra de Goya desde la necesidad de estudiarla.
¿Goya brinda una propuesta, una mirada al mundo, es un ejemplo para ver cómo debería ser el artista en la actualidad?
Es muy interesante lo que dices, porque Goya siendo un artista muy afortunado porque era un artista que trabajaba para la monarquía de la corte. Pero él hace un alejamiento de eso en la búsqueda de las cosas más oscuras de la sociedad y termina pintando esa gran obra negra. Hay un cambio fundamental en esa preocupación que también nos deja como lección humana. Cuando empieza con su enfermedad que fue la sordera, ésta le aísla de algunas cosas de ese mundo cortesano pero lo acerca a esas cosas profundas del pueblo español.
¿Hay censura a la obra de Goya en su tiempo?
Bueno si, porque fue echado de la corte. Abandonar tanto privilegio, era el artista privilegiado. Incluso los retratos que él hace, los realiza desde una mirada de decepción muy particular, es decir, trata de sacar lo que son esos personajes, hasta con una ironía, no decora, no les adorna a los personajes reales y cortesanos. Goya vive la guerra, estuvo ahí, día a día. Otras colecciones de Francisco de Goya tienen gran éxito esta no, difícilmente pudo conseguir editor para promover la serie.
Eres un artista que se conmueve por el drama humano en la actualidad, las migraciones provocadas por las guerras, los naufragios de víctimas inocentes en los mares del mundo ¿Aprendiste la lección de Goya, te apropiaste de ese paradigma?
Si. Cuando tu ves los desastres de la guerra también ves un motivo permanente que se repite, en los 200 años, y en el siglo XX de manera tan dramática. No es difícil que la Guernica salga también de estos significados, porque tu ves a los personajes que plantea Goya y ves los personajes que tiene la Guernica. Él hace una alerta a un problema fundamental de la humanidad que es la guerra. La humanidad no ha desterrado la posibilidad de la guerra, sigue recorriendo el mundo.
¿Este humanismo del arte surte algún efecto, concientiza?
Si porque sigue recurriendo a los grandes temas. Eso es importante en esta exposición, es decir, a 200 años seguimos demostrando la misma o mayor crueldad, la violencia con mayor violencia. Ese es el drama que plantea Goya.
¿A qué nos convoca, además, la exposición GOYA-EGUEZ Diálogo?
Se vuelve un diálogo, porque es una cosa que siempre va a estar presente en la humanidad y por eso es tan importante la obra de Goya, porque siempre nos va a dar una alerta humana. !Hasta cuándo vamos a tener la guerra como fin civilizatorio, no puede ser! Goya comparte todos estos sentidos que va dejando la guerra, no es solo desde el poder sino desde los mas indefensos. La forma de esa mirada que es para alertar, porque él como cronista quería que no se repita. Es una denuncia. Su alerta dice no podemos destruirnos de esa manera como civilización. El trata todos estos temas desde esta forma magistral del dibujo.
Cuando una obra es la travesía por lo duro de la guerra y por la magnificencia del alegato por la paz, estas imágenes que nacieron de un acto de violencia son un humanismo justo y necesario. Al final se cumple -o no- ese adagio que dice, nadie pinta para si mismo, se pinta para los otros, por los otros. He aquí la obra dialogante de dos grandes exponentes de la pintura. Si algún dios existe no está en la historia humana, está afuera. Si alguna deidad existe se entroniza en esta obra remedada y coexiste, omnipresente, cual clamor por la no violencia, único diálogo permitido y permisible del hombre con el hombre en el rotundo humanismo que convoca a estos interlocutores, Goya y Égüez, emisarios de una paz posible en medio de la factibilidad de una guerra, como todas, absurda.