El día de ayer fue un día con diversos significados. Se conmemoró el aniversario del asesinato de Ernesto Che Guevara, acaecido en la sierra boliviana a manos del ejército de ese país el 8 de octubre de 1967. Una efeméride que en Ecuador adquiere singular significado en una jornada de protesta popular. “Enfermo está el mundo”, creía, el Che Guevara, según testimonio de Eduardo Galeano, como enfermo se debate nuestro país descompuesto por luchas intestinas entre un régimen que no teme aplicar medidas que dice “ser correctas, pero antipopulares” y un pueblo que rechaza las “políticas neoliberales”.
El día de ayer será recordado en Ecuador como una jornada de intensa agitación popular, bajo un estado de excepción que da pábulo para que las fuerzas del orden repriman toda manifestación considerada atentatoria al orden establecido. Desde tempranas horas de la mañana, por los flancos norte y sur de la ciudad de Quito, ingresaban indígenas en una de las movilizaciones más aguerridas de las últimas décadas con fin de expresar su rechazo a las políticas económicas del gobierno de Lenin Moreno.
Una crónica de los hechos registra, entre lo más significativo del día, el intento de un grupo de manifestantes de ingresar a la Plaza de la Independencia para expresar su protesta frente al Palacio Presidencial, sin conseguirlo. A pocas cuadras de la sede de gobierno los manifestantes fueron repelidos violentamente por el Ejército y la Policía, registrándose diversos puntos de enfrentamiento con saldo de algunos heridos y detenidos. Pasado el mediodía un grupo de manifestantes logró superar las vallas del cerco militar e ingresó al edificio de la Asamblea Nacional que había sido previamente evacuado. Luego de un intenso operativo policial y militar los invasores fueron desalojados. Mientras esto ocurría en Quito, en el resto del país se sucedían violentas escaramuzas en lugares donde había barricadas que interrumpían el tráfico vehicular en carreteras de ingreso a las principales ciudades.
En tanto esto sucedía en el país, en medios de información se libraba otra batalla entre el Gobierno y sus opositores: la disputa por ganar espacios en la opinión pública. El régimen hizo un despliegue inédito de una comunicación que se caracterizó por la mezcla de elementos informativos y propagandísticos, en un mismo espacio. Luego de un par de cadenas oficiales en las que el presidente Moreno llamaba al diálogo y ratificaba las medidas económicas adoptadas por el gobierno, a renglón seguido se emitían spot de publicidad política oficial. En horas de la tarde la estrategia comunicacional del régimen mostró algunos elementos nuevos: el uso de testimoniales de apoyo usando para ello la intervención del Contralor General del Estado, Pablo Celi, quien denunció un ataque a las instalaciones de las oficinas de la Contraloría. A nombre de los demás representantes de las principales instituciones del Estado, el Contralor dijo que alientan al diálogo nacional como mecanismo necesario, frente al intento de “fuerzas externas de interrumpir el proceso de reinstitucionalización del país y la lucha anticorrupción”.
En la misma línea estratégica, el ex candidato presidencial Guillermo Lasso aparece ante las cámaras de televisión expresando su apoyo al gobierno de Lenin Moreno. En tono beligerante el banquero denunció la intervención de elementos internacionales -del gobierno venezolano con apoyo al ex presidente Rafael Correa- en el intento de desestabilizar al régimen de Moreno. En la tónica agitacional de su discurso, Lasso llamó a vencer el miedo y luchar en las calles “del lado de la república, la democracia y la civilidad que representa Lenin Moreno,” mientras denunciaba a Rafael Correa como enemigo principal.
En horas de la noche, desde las 20h00, entró en vigencia un toque de queda focalizado en algunos puntos claves de la ciudad de Quito, mientras que el régimen oficializaba el traslado de la sede de gobierno a la ciudad de Guayaquil. En esa ciudad, representantes socialcristianos -Jaime Nebot y la alcaldesa Cynthia Viteri-, hacían un llamado a celebrar este 9 de octubre, el aniversario de la Independencia de Guayaquil en las calles, contra “los mercenarios y vándalos que pretende asesinar la democracia”.
La batalla por la comunicación coronó ayer con el allanamiento a cargo de la Fiscalía General del Estado con apoyo de la Policía, a las instalaciones de la Radio Pichincha Universal, administrada por la Prefectura de Pichincha. En declaraciones del periodista Luis Onofa, conductor en la emisora de un programa de opinión del Colectivo Espejo Libertario, el operativo fiscal tuvo el propósito de incautar computadores en donde se almacenan programas emitidos por la radio provincial. Se buscaba, según Onofa, específicamente la grabación de un programa con la entrevista a Luisa Maldonado ex candidata a la alcaldía de Quito. De acuerdo con la versión oficial, el operativo pretendió “recabar información sobre un presunto delito de incitación a la discordia entre ciudadanos” en el contexto de las manifestaciones que tienen lugar en el país desde el 3 de octubre.
Al caer la noche, la ciudad capital lucía desolada. En el ocaso de una jornada de luchas el 8 de octubre expiraba entre añoranzas populares del pasado guerrillero del Che Guevara y la esperanza ciudadana en Ecuador en días mejores.