¿Qué es el libro sino el camino a través del cual acceder a la vida plasmada en sueños de papel? En eso consiste el sueño de un autor: convertir sus ocurrencias en libro, dice Iván Égüez.
Así también lo entendieron los miembros de un grupo artístico canadiense llamado Luzinterruptus que en una forma original de promover la lectura y llevar los libros al alcance del hombre de la calle, se valen de los espacios públicos para promover el arte de las letras. Porque, al fin y al cabo, las ocurrencias de un autor se plasman en libros para ser leídos.
Para revertir la tendencia actual de leer cada día menos, diversas campañas de lectura han intentado acercar los libros a la gente común, aquel que no tiene como prioridad leer un texto impreso en papel o en digital. Y de esas campañas, han impactado algunas, otras han pasado desapercibidas.
Los habitantes de Toronto, Canadá, fueron impactados con una novedosa, sencilla y memorable manera de promover la lectura del hombre de la calle: hacer que los libros se tomen la calle y los transeúntes se tomen los libros que deseen. Y es así que en la calle Hagerman, una de las más concurridas de la ciudad canadiense, hicieron la intervención Literatura versus Tráfico, sembrando literalmente la vía de libros, diez mil de ellos donados por Salvation Army. La idea fue que luego de que el transeúnte acceda a un libro, lo hojee, también se lo lleve a casa sin costo alguno.
Ideas promueven ideas.
Esa creativa iniciativa canadiense nos ha faltado en nuestro país para promover la creación literaria y la lectura del fruto de esa creación: el libro. No tenemos estadísticas de cuánto han incrementado los índices de lectura las costosas FIL en la capitales latinoamericanas. No tenemos estadísticas visibles del porcentaje de incremento de las ventas entre las empresas concurrentes a las ferias de libros. Pero si sabemos que en tiempos de crisis lo primero que la gente deja de comprar es aquello que considera, entre otros, un artículo suntuario, es decir, un libro.
Sirva el ejemplo canadiense para estimular la iniciativa de los organizadores de campañas de lectura y promoción de libros: hacer cosas novedosas que multipliquen el interés del público. El tema no es que llenando de libros una o dos cuadras urbanas, se va a incrementar la lectura masiva automágicamente, no.
Pero al menos esa vía es un gesto primario y práctico de llevar el libro a su destino, el lector.