Acaso -como dijo el chileno Roberto Bolaños- escribir en serio es “meterse por una senda en donde nadie antes se había metido”. Esta cualidad exploratoria de lo inédito, lo inexplorado permite a Mónica Ojeda Franco hacer una apuesta por una literatura joven innovadora, de inusitados giros, de mundos en los que se ha afincado y plantado sus banderas antes de que lo haga otro escritor de su generación o anterior a ella.
“Una regla que tengo es no pensar en el ruido de lo que hay alrededor que me impediría escribir con honestidad y tomar los riesgos que quiero tomar”, ha reconocido Ojeda en entrevista de prensa. Y ese riesgo es el input para meterse en la atmósfera -o crearla- del miedo y las fobias de aquello que siempre le obsesionó, es como sentarse a discutir el siguiente paso a dar, con sus propios demonios. Y ese es un gesto que le da ventaja, porque le anticipa cómo “el miedo determina nuestras vidas desde fobias a emociones más intensas”, que amerita explorar.
Con este acápite inicial diremos que Mónica Ojeda hace noticia estos días porque es la primera escritora latinoamericana en recibir, ahora en septiembre, el premio Next Generation, de la Prince Claus Fund que, precisamente, “reconoce las cualidades artísticas e intelectuales, así como la experimentación, innovación, audacia y tenacidad” de la galardonada. Anteriormente lo había recibido la bailarina sudafricana Dada Masilo. El premio otorgado por la Prince Claus Fund -organización creada en 1996 en alusión al príncipe Claus de Holanda y su dedicación a la cultura-, representa un reconocimiento a la obra Mandíbula, de Mónica Ojeda de “provocativo impacto en el desarrollo de jóvenes en la sociedad”, según apunta la crítica.
Mandíbula es una novela que no es de terror, admite su autora, sino que es una novela escrita “con el fin de explorar las relaciones entre mujeres, y la familia”. Relaciones que suelen ser muy perturbadoras, porque son pasionales y todas relaciones pasionales pueden venir de la ternura a la violencia», manifiesta Ojeda. Mandibula estuvo nominada entre los 50 mejores libros del 2018, en opinión del dario El País de España.
Los organizadores del premio Next Generation, consideraron algunos rasgos de la personalidad y obra de Ojeda, destacando “su fuerte e innovadora voz que expresa verdades poderosas”. Además, por asumir “un vocabulario y estilo” nuevos. Por esa “inquebrantable exploración de lo más vulnerable de la existencia humana”. Por la ingeniosa reinvención de la novela. Por redefinir la escritura como un ejercicio peligroso, que con un lenguaje intenso produce y revela experiencias, cuenta verdades aparentemente inexpresables. En definitiva, por «trazar con audacia su propio camino estético e intelectual».
Anteriormente, su primera novela, La desfiguración Silva había obtenido el Premio Alba Narrativa, en versión 2014. Abdón Ubidia, presidente del jurado calificador, dijo en su oportunidad que se reconoció: «el seguro nivel de su escritura y estilo, su compleja y acabada narrativa; la utilización de lenguajes que provienen de diversas vertientes del arte contemporáneo, y el aprovechamiento de aforismos y recursos formales que se incorporan al texto».
Nefando, su segunda novela, ganó, también en 2015, una mención de honor del Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja. En palabras de Ojeda, Nefando explora «las experiencias abyectas del cuerpo, experiencias conflictivas en torno a la sexualidad como un espacio no solo de placer, sino de violencia».
Todas, sin dudas, cualidades singulares, rasgos particulares de una joven escritora que más allá de su generación promete, al rasguñar en nuevas y desmesuradas incursiones, meterse con espíritu indagador por senderos insospechados a descubrir. Por el simple morbo literario de hacerlo con genialidad y convertir en verdad, por demás meritoria, la insinuación de estar entre los mejores escritores latinoamericanos jóvenes.