La situación económica de Argentina, luego del experimento Macri, luce más triste que un tango porteño. Así lo confirman las cifras de un eventual colapso económico que se veía venir al cabo de la aplicación, al pie de la letra, de las recetas neoliberales adoptadas por el empresario argentino que gobierna ese país. Se habla de que el fantasma de la quiebra económica del 2001 acecha al país sureño, en ese sentido se ha pronunciado Alberto Fernández: “No hay quien quiera comprar deuda argentina, y no hay quien pueda pagarla. Argentina está en una suspensión de pagos virtual y oculta”.
En las últimas horas, el peso argentino continuaba devaluándose -rebasó las 61 unidades por dólar- haciendo más difícil el pago de la deuda en dólares y agravando la inflación estimada en un 65% anual por diversos analistas.
Las desesperadas medidas oficiales se han hecho sentir. El Banco Central anunció acciones restrictivas ante la difícil situación. Las decisiones buscan “garantizar que se mantenga la liquidez del sistema, para que los depositantes puedan hacerse de la disponibilidad de dinero que demanden”, explica la entidad. “En momentos de mayor incertidumbre —agrega—, buscamos que la liquidez del sistema sea mayor para evitar cualquier tipo de falta de dinero”.
El organismo bancario pretende además, debatir “la imposición de controles a la fuga de capitales y la limitación a la compra de dólares, en un rango de 50 mil a 100 mil por mes”. Según analistas: “El Gobierno corre la crisis de atrás igual que Fernando de la Rúa y Domingo Cavallo en 2001. Los resultados van en la misma dirección. El Fondo Monetario Internacional es hoy tan responsable como entonces. Lo mismo que la prensa hegemónica que les hizo hinchada”.
Cabe señalar que los cálculos fallaron a los que pretendían “calmar a los mercados”, porque pensaban que Macri era competitivo. La crisis tomó tal velocidad que las operaciones para generar expectativas “se caen cada vez más rápido”.
FMI, compositor del desastre
Fernández, en inteligente maniobra, se desmarcó del plan de emergencia lanzado por el presidente Mauricio Macri, basado en un aplazamiento de pagos en la deuda pública, y opinó que los mercados “saben ya cómo va a acabar esto”. Fernández fue enfático en decir que el FMI es “corresponsable” del desastre. “Lo que quiero que entiendan es que el FMI es culpable de esta situación. Fue un acto de complicidad con el gobierno de Mauricio Macri”, agregó Alberto Fernández.
Argentina, lejos de los acuerdos políticos y ante una tormenta financiera que se avecina y no amaina, espera el inminente colapso de su economía a corto plazo. A este ritmo la crisis se entona más triste que un tango.