Ante la decisión de un grupo de las FARC-EP, (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo) de retornar a las armas -la versión política de los contingentes guerrilleros que bajaron las armas -ahora llamada Fuerza Alterativa Revolucionaria del Común FARC- declararon que “la guerra no puede ser el destino de Colombia”.
El líder Rodrigo Londoño, “Timochenko”, presidente de la FARC, manifestó que las grandes mayorías “continúan comprometidas con lo acordado” (Acuerdo de Paz, 2016), aún con todas las dificultades y los obstáculos. “Más del 90% de exguerrilleros seguimos comprometidos con el proceso de paz”, dijo en su cuenta Twitter.
Londoño agregó que se siente “avergonzado” por el manifiesto del guerrillero Iván Márquez, comandante de las FARC-EP, de reagrupar a los insurgentes desmovilizados para reinaugurar una guerra de guerrillas contra el Estado colombiano. “Sentimos vergüenza, les pido disculpas y a la comunidad internacional”, dijo Londoño en tono conciliador.
El ahora dirigente político, Londoño, fue enfático en manifestar que “continúa su compromiso con la paz, la justicia social y el respeto por los derechos humanos en Colombia”. A la vez que exhortó a la colectividad a aunar esfuerzos por la vigorización del proceso de paz en suelo colombiano: “aprendimos a cumplir lo que se pacta, a cumplir la palabra empeñada”, en clara alusión a los compromisos adquirido en el diálogo de paz con el gobierno colombiano.
Esa declaración constituye una abierta contraposición con Márquez, quien anunció el retorno a las armas en uso del «derecho universal de los pueblos de levantarse en armas contra la opresión”. Según expresó, la nueva etapa de lucha constituye una respuesta a la “traición del Estado colombiano a los Acuerdos de Paz” firmados en La Habana en 2016. El objetico estratégico es “la paz en Colombia con justicia social (…) esa es nuestra bandera, la bandera de la paz”, sostuvo el Comandante guerrillero que se encontraba desaparecido de la escena negociadora con el Estado colombiano. El guerrilleró denunció “continuos asesinatos de líderes sociales y excombatientes desmovilizados, y las grandes problemáticas que afectan al país suramericano, como algunas de las causas para la vuelta a la lucha armada”.
Ante dicha declaración, Londoño dejó al descubierto la división de criterios existentes entre los contingentes insurrectos colombianos: “proclamar la lucha armada en la Colombia de hoy constituye una equivocación delirante”. Para el partido FARC, el acuerdo de paz y el fin de la guerra interna es un “viejo anhelo del pueblo colombiano por poner fin al conflicto armado”.
Cabe notar que esta declaración es hecha después de medio siglo de conflicto armado en el vecino país de Colombia, sin que a la postre, ni el Estado ni la guerrilla hayan logrado imponer la justicia social que es el histórico anhelo del pueblo colombiano.