La guerrilla, como método de lucha política, reaparece en Colombia tras la declaración del líder insurgente Iván Marquez difundida en un video en el que anuncia la reactivación de frentes guerrilleros colombianos. El gobierno del vecino país no hizo esperar una declaración de guerra y ofreció $ 872.345 a quien proporcione información sobre el paradero de tres líderes disidentes de las FARC. Marquez que reagrupó a un contingente guerrillero retomó las armas echando por tierra el llamado proceso de paz en Colombia ante la total falta de acuerdo con el Estado de ese país. El anuncio del retorno a la guerrilla podría tener consecuencias inéditas en un escenario de inseguridad nacional colombiana y la presencia de la crisis migratoria venezolana en la región.
El ex líder de las FARC Luciano Marin Arango, alias Iván Marquez, provocó diversas reacciones en la comunidad internacional con el aviso de que retoma las armas hecho en un video donde aparecieron armados Seuxis Paucias Hernández, alias “Jesús Santrich”, y Hernán Darío Velásquez, “El Paisa”, que abandonaron los compromisos firmados con el gobierno y la justicia de Colombia.
El fracaso del llamado proceso de paz, según Marquez, se debe al incumplimiento del gobierno colombiano que en dos años es responsable del asesinato de más de 500 líderes de movimientos sociales y 150 guerrilleros muertos, sin que el Estado ponga fin a la matanza. Luego del desarme ingenuo de la guerrilla a cambio de nada -dijo Marquez- el “incumplimiento de los compromisos por parte del Estado, los montajes judiciales y la inseguridad jurídica”, los hace retomar las armas.
Luego del anuncio de Marquez, la senadora por el partido FARC, Victoria Sandino, señaló que apenas el 9.4% de los 11 mil ex guerrilleros desmovilizados se incorporaron a proyectos productivos. En tanto, se conoce que al menos 1.800 guerrilleros disidentes continúan en actividades ilícitas, tráfico de drogas, minería ilegal, extorsión y secuestro como un modus vivendi.
Fracaso del proceso
El anuncio de Iván Marquez de reactivar la actividad guerrillera en Colombia, acusa el fracaso de las políticas intervencionistas norteamericanas en la región, en busca de doblegar a los guerrillero en armas. Cada plan de intervención, cada nueva base estadounidense en territorio colombiano solo ha incrementado el fervor guerrillero en ese país. A esto se suma la postura del presidente Juan Manuel Santos que adoptó la línea dura de su antecesor Alvaro Uribe frente a la guerrilla. La guerrilla enfrentada al Estado refleja una situación político-militar sin salida, porque ambos bandos no están en capacidad de doblegar al contrario, sopena de una masacre de proporciones sociales y políticas inusitadas.
El retorno a las armas de un grupo de guerrilleros en Colombia denota, además, la división existente en las FARC que no han actuado unidas en el propósito de paz frente al gobierno de ese país. Con las FARC fraccionadas y un Estado desafiante, el retorno de la lucha armada es una consecuencia lógica. La presión de sectores que lucran de la guerra, puede ser otro detonante del retorno de la actividad bélica al país vecino.
Es preciso hacer notar que la firma del Acuerdo de Paz entre el presidente Juan Manuel Santos y los líderes de las FARC, conocida como “proceso de paz en Colombia”, fue resultado de intensas negociaciones, con mediación de Cuba, Noruega, Chile y Venezuela, no obstante, ninguno de estos países comprometió su aporte en la solución de problemas económicos y sociales que son la caja de resonancia para el agravamiento de la violencia en Colombia.
Como marco de fondo al conflicto, cabe decir que mientras no exista una solución política y social a los graves problemas de pobreza, exclusión, desigualdad y falta de oportunidades para millones de colombianos, no habrá paz en un país que ya aprendió el lenguaje de las armas.