Este 15 de agosto se cumple medio siglo del festival del siglo XX: Woodstock la cita mítica del rock en una granja de Bethel, a unos kilómetros de New York. En la histórica cita musical, contra todo pronóstico, los iconos del rock clásico Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin, Joe Cocker, Jefferson Airplane o Carlos Santana crearon una atmósfera irrepetible junto a los 500 mil asistentes, extasiados por el espíritu del verano del amor.
A cincuenta años del célebre encuentro, Woodstock se convierte en el símbolo histórico de la contracultura hippie de los años sesenta contra un mundo asqueado de guerras y frustraciones políticas y sociales. Fueron 4 días de música, amor libre, drogas y lluvia desde 15 de agosto de 1969 que marcaron un antes y un después en la música popular y en la cultura de masas de toda una generación. En ese entonces no faltaron los detractores que se oponían a ver convertido los campos del estado de New York en territorio de melenudos urbanos, drogados, escasos de patriotismo y refractarios a la intervención de Estados Unidos en la absurda guerra de Vietnam. A medio siglo del evento ha sido imposible revivir esos momentos y realizar algún festival de conmemoración por diversas razones políticas y culturales.
La prensa mundial recoge esos históricos días: “Hoy nadie lo recuerda, pero la primera jornada del Festival de Woodstock se vivió como una catástrofe: hasta The New York Times publicó un editorial típicamente liberal, lamentando las deficiencias sociales que hacían posible “un caos tan colosal”. En las horas siguientes, sin embargo, el diario se rindió al relato emergente: «Woodstock estaba siendo un prodigio de improvisación, de inventiva genuinamente estadounidense. De hecho, la música era la excusa para un experimento de vida en libertad”.
Durante el desarrollo del festival Woodstock sucedió algo más que una hazaña de la contracultura. Los organizadores lo improvizaron todo con resultados espectaculares desde los avisos de cuidado con los “ácidos marrones o LSD” que circulaba libremente entre los asistentes, hasta el apoyo que al final tuvo el evento de parte del gobernador de Nueva York, el republicano Nelson Rockefeller que desoyó las voces que sugerían cancelar el evento y aportó los recursos del Estado, incluso, helicópteros del US Army que trasladaron material médico. Woodstock vivió de todo, incluido el incidente del guitarrazo que le propinó Pete Townshend al hippie Abbie Hoffman, que interrumpió el concierto de The Who con el propósito de radicalizar a las masas. Era una cita hedónica que se impuso por sobre el activismo político.
No obstante, en esos días The New York Times lanzó un editorial para cuestionar qué tipo de cultura era capaz de producir “un desastre tan colosal”. La revista Time calificó al festival como el “mayor acontecimiento pacífico de la historia”. Al final, los mitos e historias alucinantes que los asistentes entretejieron sobre el encuentro terminaron por convertir a Woodstock en un hito de la modernidad.
Al comienzo, los organizadores pensaban efectuar el concierto en Woodstock, el lugar donde vivía Bob Dylan. Pero los habitantes del lugar se opusieron a que una congregación de hippies llegaran allí a causar problemas, lo que llevó a los organizadores a programarlo en Sullivan. A pesar de esto, el nombre del festival no cambió.
Durante el festival se realizaron 32 actuaciones musicales ante 500 mil espectadores mientras que se esperaba 60 mil y la policía reportó 6 mil, al menos 250 mil no pudieron llegar por el atasco de personas en las rudimentarias vías de acceso. La lluvia convirtió al lugar en un lodazal impresionante, sin embargo los asistentes permanecieron allí esperando oír a sus músicos favoritos.
Notable fue la actuación de Jimi Hendrix que interpretó el himno nacional de los EEUU, como signo de protesta a los comportamientos bélicos del gobierno de Richard Nixon. Durante el festival ocurrieron tres muertes por sobre dosis de heroína y un accidente vial. También se dijo que nacieron dos bebes, pero esto nunca fue confirmado. En los cuatro días de festival se vivieron intensas noches de sexo y drogas, destacando el consumo de LSD y marihuana, todo con un fondo de música rock.
Bob Dylan no asistió siendo el más esperado, que actuó 25 años después en un revival y se dijo entonces: Señores hemos esperado 25 años para oír esto….el señor Bob Dylan.
The Beatles rechazaron tocar en Woodstock, por dos motivos: los organizadores se pusieron en contacto con John Lennon para discutir sobre un posible directo de The Beatles en Woodstock, pero éste dijo que no tocarían a menos que también tocasen los Plastic Ono Band, que fueron rechazados. Otro posible motivo es que su entrada a EE.UU. desde Canadá fue bloqueada por el presidente Richard Nixon. Led Zeppelin fueron invitados, según su mánager Peter Grant: «Se nos pidió participar en Woodstock y Atlantic tenían mucho interés, también nuestro promotor en EE.UU., Frank Barsalona. Les dije que no porque en Woodstock tendríamos que ser otra banda en la lista. The Byrds optaron por no participar, pensando que Woodstock no sería diferente a cualquiera de los otros festivales de música durante ese verano. King Crimson tampoco aceptó la invitación que le hizo Jimi Hendrix. Los Moody Blues no fueron incluidos en el cartel original. Spirit también declinó una invitación para tocar, porque no quiso desatender compromisos previos.
En esos años algunos festivales de rock intentaron revivir la magia de Woodstock en EE.UU, en Glastonbury, Reino Unido y Santiago de Chile. Pero los asistentes no evocan el espíritu de rebeldía de Woodstock. En Sullivan, estado de New York, tuvo lugar una fiesta llena de extremos, pero también un suceso icónico que marcó a toda una generación. Hoy, todavía sigue siendo un referente de quienes proclaman la paz y el amor como forma de vida. Más allá de su valor musical, Woodstock fue un acto de rebeldía y el primero de los macrofestivales de música que quedó grabado en la memoria mundial.