En tiempos de concentración monopólica de la información en manos de empresas mediáticas, es común estar desinformados respecto de asuntos de interés nacional e internacional. Y la desinformación, que es el antónimo de difusión de hechos fácticos, datos o declaraciones, no solo consiste en omitirlos sino en darles un sentido diferente al de su naturaleza original. Cambiar realidades por sensaciones (nótese que el término proviene de sensacionalismo) es muy habitual en la prensa mercantil. Convertir la opinión en noticia, o hacerla pasar como tal, es otro hábito común de nuestros “informadores” mediáticos.
Ecuador se desinforma a diario respecto de la situación venezolana, un hecho que está motivado por los intereses parciales -no confesos- de la prensa local acerca del gobierno de ese país y un poco disimulado anhelo de que sea derrocado. La estrategia es visible: bajas coberturas y contenido tendencioso al tratar la noticia sobre la situación venezolana.
El privilegio noticioso sobre determinados temas, como por ejemplo “la ayuda humanitaria” de EE.UU, las declaraciones de Lenin Moreno sobre Maduro y su gobierno, y lo que opinan los “analistas” que están por el derrocamiento de ese régimen. No obstante, matutinos que abogan por la libertad de prensa en Venezuela y el acceso a la información de manera objetiva sobre su realidad, omiten datos y antecedentes contextuales necesarios para tener una cabal comprensión de aquello que sucede en el país bolivariano. Si nos conformamos con las versiones emitidas por la prensa local impresa (privada y pública), radio y televisión, incluido el canal oficial estatal, permaneceremos desinformados respecto de la realidad venezolana.
Lo cual no deja de ser insólito, puesto que si verificamos por Internet el contenido de la prensa venezolana en su país, ésta tiene un mayor alcance plural e informativo, situación que refleja el duro debate interno que se vive en los medios locales. En Venezuela existen periódicos que respaldan el “proceso político revolucionario” y rechazan el “intervencionismo extranjero estadounidense”, prueba de ello es lo que publica Últimas Noticias o Correo del Orinoco. En la otra orilla, destacan El Universal o El Nacional que se manifiestan a ”favor del plan de ayuda humanitaria”. Para estar mejor informado de lo que sucede en Venezuela es preferible leer vía Internet la prensa de ese país.
Si se trata de saber qué piensa el gobierno ecuatoriano, el presidente Moreno y los voceros sobre el tema venezolano, y qué siente la derecha política nacional o la oposición en Venezuela, es suficiente leer periódicos tradicionales ecuatorianos, oír las emisoras de siempre y sintonizar los canales, todos a coro dicen lo mismo. Pero si se requiere de otras versiones, -argumentos, hechos y antecedentes del Gobierno venezolano- aquello es misión imposible obtenerlo en la versión de nuestra prensa informativa.
Por ejemplo, enumerando algunos hechos omitidos en la prensa local respecto a Venezuela diremos que no se ha informado que la ayuda humanitaria supera los 100 millones de dólares, en comparación con los 8 mil millones retenidos por la Casa Blanca a Venezuela en el bloqueo al no pagarle la compra de petróleo.
Nada se dice que una real ayuda humanitaria debe cumplir con protocolos: tener un real sentido humanitario no político, mantener imparcialidad e independencia política de cualquier sector beligerante. En nuestra prensa “informativa” se omiten declaraciones del ex mandatario español José Luis R. Zapatero que dijo que “desde los Estados Unidos se materializa la Operación Venezuela, bajo la dirección de funcionarios estadounidenses que participaron en la Operación Irak, situación que Zapatero conoce perfectamente.
Poco o nada se dijo en nuestra prensa nacional sobre los reales motivos de la visita de Juan Guaidó a Estados Unidos, Brasil y Colombia en diciembre pasado e inicios de este año, en la que se coordinó el plan para instalarlo como “presidente encargado” y diversas acciones contra el gobierno de Maduro.
Existió cobertura nula sobre declaraciones claves de personeros norteamericanos en la ejecución de la política estadounidense como las que hizo el Secretario de Estado de EE.UU, Mike Pompeo quien manifestó que “tenemos intereses de seguridad” en Venezuela y que ahí “hay muchos intereses estadounidenses”. También existió silencio mediático ecuatoriano respecto de las afirmaciones del almirante Craig Faller, ex jefe del Comando Sur de Estados Unidos que dijo, “nuestra obligación como militares profesionales es estar listos” para actuar en Venezuela. En contraste, existe poca o nada cobertura a la declaración de Maduro de estar dispuesto a “dialogar con la oposición” en su país y que la administración bolivariana aceptó la ayuda humanitaria europea. Esas son unas pocas perlas desinformativas de nuestra prensa libre.
Visto así, hay alternativas. Respecto a la situación venezolana y también acerca de la realidad de nuestro país, no queda más que potenciar los medios alternativos, la prensa digital independiente, los periódicos, radios y revistas progresistas con una visión de diversidad informativa, que sepan manejar el contraste de fuentes. Así como hay la biodiversidad, también hay infodiversidad que debemos preservar como el aire que respiramos. La batalla por la información pasa por tener nuestras propias “armas” informativas para romper la ignorancia y prescindir de instalaciones mediáticas fáciles, silenciadoras y embusteras.