La jurista Sandra Correa León, ex Ministra de Educación, reflexiona desde un punto de vista académico sobre la figura del linchamiento mediático -que entre otras cosas fue eliminada de la Ley Orgánica de Comunicación- compartiendo panel frente a los periodistas Edgar Yanez y Francisco Herrera Arauz, conductor del espacio radiofónico digital El Poder de la Palabra de Ecuadorinmediato.
Sandra Correa, en su momento fue «victima propiciatoria» del linchamiento o acoso mediático allá por el año 1996-97, juzgada y condenada mediáticamente por una supuesta figura de sobreprecio y peculado en el famoso caso Mochila Escolar, y ahora en calidad de profesional del Derecho y funcionaria del ex Ministerio de Justicia del Ecuador, expone su punto de vista técnico acerca de esta “práctica” de los medios informativos, a propósito de la situación del sacerdote José Carlos Tuarez, actual presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, CPCCS, que enfrenta una arremetida de la prensa por su afán de investigar, entre otros, el caso de los llamados Ina Papers que presuntamente involucrarían a Lenin Moreno y a su familia en asuntos de dineros depositados en paraísos fiscales.
Sandra Correa comenzó puntualizando que el CPCCS “es el poder más joven de la República, es el quinto poder, donde se eligen todas las dignidades, Superintendente de Compañía, de Bancos, de Telecomunicaciones, Contralor, Fiscal, Cortes, Defensor del Pueblo, etc.”. En el concepto de Correa, el CPCCS es un poder que inaugura la democracia participativa y no solo representativa.
Desde que en el país se normalizó la conducta del acoso y del linchamiento mediático a figuras públicas -según S. Correa- lo que campea es “la deshonestidad”, porque el prejuicio es una deshonestidad y ensucia la visión de quienes miran a un personaje con “el endilgamiento” de un pecado que no cometió, de una falta que no ocurrió. El linchamiento mediático, en opinión de la jurista Correa, es manejado “por denuncia, por lucro, o por divertimento”. Por ejemplo, en los programas televisivos de farándula se maneja el acoso mediático por divertimento, es decir, se toma a un personaje de la farándula -y el que más sintonía proporciona- contra él se van. En el caso de lucro, por empresas, y en el caso de denuncias -como es el caso del Carlos Tuarez- y también es el caso del CPCCS.
La entrevistada señaló que se debe separar el acoso y el linchamiento a una institución como el CPCCS, y el acoso a una persona o personaje que la representa. En ambos casos se trata de la misma operatividad “gatillada” mediante una campaña de “intoxicación bien planificada”, en la cual hay unos medios de comunicación que operan “corporizados”, mediante opiniones, encuestas, entrevistas juicos de valor, etc. y hay otros medios de comunicación “instigadores sociales” que son los que repiten aquello que los corporizados gatillan, detonan y disparan. Es una especie de guerra utilizada a través de los medios de comunicación mediante el “rumor echado a rodar con malicia”, puntualiza Correa.
Carlos Tuarez habría asumido consignas propias de los movimientos políticos de izquierda latinoamericanos. Por eso, y otras razones, ha estado envuelto por el escandalo y con él, el CPCCS, desde que vino el consejo transitorio. Antes era otro el personaje que lo presidia y ahí se tenía el otro extremo, señala Correa: una santificación y un blanqueamiento total. Ahora, en el en caso de Tuarez, existe una satanización total. Estos dos extremos son los que van volviendo al Ecuador un pueblo envilecido y envanecido, porque vivimos el extremo de la farándula o el extremo de mátenlo, crucifíquenlo. Esta es una forma de “asesinato de la psiquis social que nos vuelve una sociedad bárbara, porque no exigimos que prevalezca el estado de derecho”, suguiere Correa.
La jurista destacó que para la justicia hay un escenario que es la Función Judicial y una herramienta que es el Derecho, para el linchamiento no porque “se monta un argumento falso de la víctima propiciatoria”, luego se consigue a unos ajusticiadores que se “arrogan el derecho de declarar sentencia de culpa mediante la repetición”. Como ciudadanos debemos negarnos a legitimar al escenario de los medios de comunicación, a los que usan el periodismo y a los que se autodenominan periodistas, como jueces con toga y con un micrófono que declaran quien muere y quien vive, puntualiza la jurista.
Tuarez está suspendido de sus funciones sacerdotales, no puede celebrar misa, no puede administrar sacramentos, asistencia a los enfermos y queda liberado de la disciplina de su comunidad religiosa y ya no asume responsabilidades frente a ella. Tuarez hizo votos de pobreza, castidad, entre otros y se le acusa de mantener una abultada cuenta bancaria de varios miles de dólares y propiedades. Eso explicaría el interés de la prensa.
Sandra Correa se cuestiona ¿para qué lo busca la prensa a Tuarez? Es para esclarecer y dar un contraste a los ciudadanos que “somos pisoteados como pasto» -se pregunta Correa- cuando se enfrentan dos bandos en un dime y direte mediático que está atentando a nuestra salud pública, que es un derecho, porque es un sufrimiento psicológico al que nos someten a los ciudadanos.
La denuncia -que es lo que gatilla el linchamiento mediático- se debe a un conflicto de intereses políticos, económicos, personales, o de otra índole, según una visión académica del tema. Los pecados del señor Tuarez, si es que los tiene, deben ser canalizados vía confesión o en derecho vía un juez competente, los ciudadanos no somos competentes para juzgar hechos de personas que la prensa nos da a conocer -señala Correa-, además luego de haber sido “aceptada y escrutada” la candidatura de Tuarez al CPCCS. Esta institución nueva y permanente ha sido sometida a un proceso de «descrédito, de deslegitimación», todos sus miembros anteriores al transitorio fueron cesados de una manera fraudulenta y luego fue posicionado el consejo transitorio. Como jurista, Sandra Correa se pronunció por la exigencia de que se respete el marco del derecho que es el único referente que nos permite relacionarnos civilizadamente. El capital económico financiero es el que usa el escenario mediático y político para deshacerse del blanco de turno que estorba a un interés puntual político o económico, señaló la jurista.
Si bien es cierto que el sentido del derecho tiene que cumplirse frente a las instancias de la justicia, a la que están sometidos también los periodistas, ese concepto dentro de la lógica de la democracia liberal es aceptado y aceptable; pero no en este momento en el país. En los tiempos de la “democracia digital -dice Manuel Castel, especialista en el tema de la politica digital- eso no es posible -cita Herrera Arauz-, porque las redes se han bifurcado tanto y captado tanto poder, que el poder judicial no importa, y para el poder mediático y el sistema de redes sociales no hay leyes que respetar.
Los medios serían receptores de ese estado en que se condena sin oír a las partes. Los medios son una especie de “asistentes de palo” al espectáculo que se está dando sobre el tema y una clase política codiciosa que quiere ese poder del CPCCS, porque es el poder que nomina, que juzga y que cuestiona e investiga a la corrupción.
La redes sociales -en opinión de S. Correa- son los que se encargan de la resonancia social, pero la implantación de la idea la hacen los medios de comunicación que no están en el ciberespacio, la radio, la televisión y el periódico. Ellos son los gatilladores del escándalo. Es un proceso de “mímesis” o escándalo mediático en que todos imitan la conducta del otro y se vuelve mimético, todos emulan el juzgamiento. Por eso se debe detectar cuáles son los medios que gatillan el escándalo, cuáles son los que toman el escándalo y lo repiten sin la ética de contrastar y verificar, y cuáles son los medios que se encargan de la resonancia social. Los medios se consideran un poder, pero más bien son una función porque responden a un financiamiento. El poder es aquel que tiene su propio capital, el periodismo no tiene su propio capital, por eso es financiado, alguien paga a un periodista para que se vista de tal y emule un reportaje “investigativo” que es un forjamiento y una fabricación de un escándalo. Se trata de sicarios y mercenarios mediáticos. Estos periodistas mercenarios gozan de inmunidad e impunidad, y eso solo lo da el capital.
Por eso es necesario diferenciar lo que son los medios nativos de internet y lo que son las redes sociales que actúan con la “cobardía de internet”. Los medios digitales hacen un trabajo periodístico formal, ordenado, metódico y respetuoso de las leyes, señaló Francisco Herrera A, moderador del conversatorio.
El patrimonio de todo medio es la credibilidad, eso es lo que está en juego. Por eso preocupa al periodismo profesional la existencia de los sicarios, mientras los medios de información y los intereses políticos actúan a través de los sicarios, existe un silencio cómplice. Por ejemplo, se pasó al silencio acerca de todo lo que hicieron los miembros del consejo transitorio en términos de derecho que “implica la destrucción de la institucionalidad del país” -dijo Herrera Arauz- y contaron con el silencio y el aplauso al Dr. Julio César Trujillo. Es conocido que el consejo permanente fue blindado en función de supervivencia y aquello es una “barbaridad jurídica monumental, porque se está robando al Estado el derecho de fiscalizar a sus entidades”, señaló el periodista.
En la génesis del acoso y linchamiento al CPCCS y a su presidente actual, la incoherencia debe ser condenada como corrupción, porque es incoherente que una veces se exige “el debido proceso” y en otras se hacen “de la vista gorda”, esa incoherencia es corrupción, -dice Correa- porque los testigos mudos que se quedan callados, son testigos comparsas que con dinero arman la bullanguería mediática o es el silencio total, porque vive de los dos extremos que son financiados cuando se trata de una campaña planificada. Hablan o callan de acuerdo al interés de quien financia su silencio o su grito. En Ecuador las comparsas son funcionales al capital financiero nacional que es sucursal del internacional. Borges decía “la unanimidad es una bellaquería o es una estupidez”, recuerda Sandra Correa. Aparecen unánimes para el silencio o unánimes para el grito; hay que preguntarse ¿quién saca provecho de estos extremos? y en Ecuador los únicos que sacan provecho es esa estabilidad económica que vive de fomentar la inestabilidad política, cuando se trata de hacer cambios más profundos “se alborota el gallinero” para evitar que las estructuras sociales terminen de ser modificadas. El gobierno pasado gana por contraste con el gobierno que lo precedió, y ahora resulta que los que vienen (Lenin Moreno), en lugar de mejorar lo que éste hizo o dejó de hacer, nos retornan a lo anterior a Rafael Correa y eso como pueblo es rechazable, y eso está ocurriendo en salud, en seguridad, en educación y en vivienda que son los derechos fundamentales de los ciudadanos, concluyo la jurista Sandra Correa.
Fuente Ecuadorinmediato