Ha llegado hasta nuestra mesa de trabajo -vía WhatsApp- una carta del señor Edgar Allan García, Gerente del Plan Nacional Del Libro y la Lectura José de la Cuadra, del Ministerio de Cultura, contrastando una publicación de diario Expreso y dirigida al Director de dicho medio informativo.
La reproducimos por un sentido de equidad periodística -frente a un caso que se reitera- y por constituir una fuente de información que los interesados en el hecho cultural del país y en particular los lectores del país, deben conocer.
CARTA ABIERTA
AL DIRECTOR DEL DIARIO EXPRESO
Señor Director de Diario Expreso, con enorme sorpresa hemos leído una extensa nota de prensa publicada por su diario, hoy lunes 17 de junio de 2019, redactada por Mariela Toranzos. La nota llena de imprecisiones, de falsedades y hasta de insinuaciones perversas, ataca de forma desembozada a un Plan Nacional de Lectura que acaba de nacer y que es, de todo punto de vista, un hito histórico para el país. La periodista toma a las redes sociales –esas que tanto daño hacen a la profesión de los comunicadores- como fuentes de un “escándalo” y sin contrastar los datos, sin acudir a las fuentes, ha publicado una inconsistencia tras otra.
La periodista de marras asegura, en primer lugar, que “en al menos tres ocasiones el Plan Nacional del Libro y la Lectura no pagó derechos de autor a escritores cuyos textos aparecían en sus obras.” Cabe anotar que esto es por completo FALSO. Para ponerlo en contexto, en el año 2017 se contrató a Mantra Ediciones para que publicara 10 títulos que anunciaran a la ciudadanía que, por fin, había un Plan Nacional de Lectura en el país. Uno de esos libros fue “Mujeres que sueñan”, una antología de cuentos escritos por mujeres ecuatorianas que ya se había publicado antes, pero que creímos que sería de gran interés difundirlo dentro de un Plan Nacional de Lectura, para que todo el mundo conociera la calidad literaria de las autoras. El antologador de la primera edición, el poeta Antonio Correa Losada, entregó el material a Mantra Editores para dicha segunda edición, pero este, si bien tenía el permiso de las autoras para la primera edición, olvidó pedir el permiso respectivo para la segunda. A fin de reparar el error, el poeta en mención pidió disculpas, y lo mismo hizo la editorial que, como correspondía y había sido acordado con el Plan, pagó doscientos dólares por cada cuento. Sin embargo de ello, unas escritoras aceptaron gustosas el pago, y otras, inexplicablemente, lo rechazaron. Este fue el único caso de los títulos 10 títulos publicados en 2017 y, pese a que esta historia se remonta a los primeros pasos del Plan y se intentó enmendar dicho error a tiempo, se lo ha tomado, una y otra vez, como “la prueba” de que el Plan Nacional de Lectura “no paga derechos de autor”. Por eso insistimos en que lo asegurado por la periodista es FALSO, puesto que sí se pagó a los autores e ilustradores de todos los otros libros, pero, en ese solo caso, algunas escritoras se negaron a tomar el pago de la segunda edición de sus cuentos y, sin embargo de ello, se han declarado “afectadas” por no haber recibido el pago correspondiente.
Para el año 2018, el Plan Nacional del Libro contactó a varias editoriales con el propósito de publicar libros para niños y jóvenes, básicamente. En dichos contratos las editoriales, como es obvio, se han responsabilizado del material entregado y del pago de los derechos de autor a quienes corresponde. Y, puesto que el contrato es con las editoriales y a estas se ha entregado el dinero pactado (4 mil por título), son las directas responsables del pago a los autores. No le corresponde entonces al Plan Nacional del Libro actuar como pagador, excepto en los casos en que se contrató directamente con los autores, los mismos que ya recibieron el monto respectivo. Lo absurdo es que un hecho tan elemental de entender como este, se lo haya querido elevar a “escándalo” y, una vez más, a la prueba evidente de que el Plan “no paga derechos a los autores”, lo cual es, lo repetimos, FALSO.
En uno de los libros contratados por el Plan con El Ángel Editor para elaborar una antología de poetas ecuatorianas, la poeta Siomara España fue excluida de dicha antología, una vez que esta le manifestó al director de esa editorial, Xavier Oquendo Troncoso –que hasta entonces era su amigo y con el que había estado en varios eventos poéticos- que ella no quería salir publicada en dicha edición. Este hecho ha bastado para que dicha poeta le dijera a los cuatro vientos que se quería cometer una injustica con ella, cuando, según lo ha manifestado el mismo Xavier Oquendo, ella era una de las más entusiasmadas cuando este le contó que el Plan iba a publicar dicha antología. En suma, ese impasse NUNCA fue con el Plan Nacional de Lectura sino con la editorial a la que ella acusa de no querer pagarle sus derechos, cuando este y otros libros ni siquiera han sido publicadas aún.
En suma, señor Director, se ha querido hacer una tormenta en un vaso de agua que, además, se quiere justificar con cifras alteradas por la periodista que ha elaborado la nota para su diario, en la que habla de “tomos” cuando quiere hablar de “títulos”, en la que insinúa que el Plan cuenta con 4 millones y medio para publicaciones, sin tomar en cuenta –porque no se ha molestado en preguntar- todo lo que ha hecho el Plan Nacional de Lectura con ese dinero, acciones que están plenamente justificadas, centavo a centavo, como pronto se verá en la auditoría respectiva.
Pero hay más, que no se enteró la periodista de su diario porque simplemente no preguntó: el Plan NO recibió este año 4 y medio millones de dólares, sino apenas 900 mil dólares para todas sus actividades, lo que equivale a más del 80% de reducción de su presupuesto anual.
También con evidente desconocimiento, la periodista Toranzos insinúa que las contrataciones para la publicación de libros del Plan se hicieron de manera irregular. Nada más FALSO. Son contrataciones que han seguido la estricta cadena de control del Ministerio de Cultura, tanto en lo jurídico como en lo administrativo y financiero, cadena sin la cual estos procesos no habrían sido posibles y, en cada caso, nos hemos ceñido a lo que la ley determina. Si la periodista, como era su obligación, nos hubieran pedido leer los procesos y los contratos, con mucho gusto se los habríamos entregado, puesto que los mismos están a la disposición de todos lo que se encuentren interesados.
Pero hay más “perlas” de esta periodista, cuando asegura que hemos publicado un libro “Del Amazonas al Caribe” que NUNCA hemos publicado. Cuando asegura que el costo de la edición de los libros del Plan para los no videntes costó más de 170 mil dólares, cuando el monto apenas si roza el 12% de lo que afirma. Cuando asegura que hemos gastado en radionovelas 180 mil dólares, cuando NUNCA hemos hecho o financiado una sola. Y cuando, finalmente, la periodista Toranzos asegura que hemos echado mano de ínfimas cuantías para publicar, lo cual es, una vez más, totalmente FALSO.
Como verá usted, señor Director, la nota de prensa publicada por su diario es una oda a la falta de rigor periodístico por no beber de las fuentes a mano, por no establecer contrastes, por faltar a la verdad de manera reiterada, por desinformar a la ciudadanía que, por ley, tiene derecho a una información veraz y contrastada. Por eso dicha nota debería ser tomada en cuenta por usted como ejemplo de lo que no se debe hacer en un medio serio como el suyo.
Atentamente,
Edgar Allan García
Gerente del Plan Nacional
Del Libro y la Lectura José de la Cuadra
NOTA DE DIARIO EXPRESO
El escandalo se generó en redes sociales. Un caso, dos, tres. Lo que para unos era negligencia y para otros “errores de buena fe”, tenía un hecho como eje, al menos en tres ocasiones, el Plan Nacional del Libro y la Lectura no pago derechos de autor a escritores cuyos textos aparecían en sus obras.
La iniciativa estatal, adscrita al Ministerio de Cultura y Patrimonio, nació en el 2017 con el fin de acercar la literatura a los ecuatorianos, y desde entonces ha publicado veintiún tomos, entre libros infantiles, obras para jóvenes lectores y antologías. Una de las primeras presentadas en la Feria Internacional del Libro de Quito de 2017 fue Mujeres que sueñan, una reimpresión de una obra de 2015 (entonces lanzada con la Prefectura de Pichincha). Pero esta obra, adquirida por el plan, fue impresa y distribuida sin el conocimiento de las 15 escritoras que participaban en él.
Solange Rodríguez, una de las afectadas, indico que la editorial encargada ofreció pagarles de manera retroactiva, pero una vez que el tema se hizo público. Explica que hace un par de semanas, la situación se volvió a repetir con una antología que aún está en proceso de edición. “Lo que realmente me molesta no es el dinero, sino la manera en que se ha tratado el tema”, explicó.
Esto, indicó, viene tras que Edgar Alan García, gerente del Plan, respondiera que no era responsabilidad de esa entidad pagar a los autores, sino de las editoriales contratadas. Cosa que para Rodríguez no excusaba la situación. “Es inconcebible que el Plan de Lectura no haya considerado proteger a los escritores o les haya exigido firmar un documento previo con los autores para garantizar que se les haya cancelado los derecho de autor, o al menos participado, porque muchos autores ni siquiera se habían enterado que sus textos se habían publicado”, subrayó.
Lo mismo opina la docente y autora Siomara España, quien escribió una carta pública manifestando que no se le consultó sobre un texto que estaba próximo a aparecer en una antología, y que cuando finalmente se lo hizo, la editorial le explicó que los escritores no recibían compensación alguna. “En muchas antologías he cedido mis poemas sin esperar retribución, porque estas han sido sin fines de lucro (…) pero en el caso de la campaña del Libro y la Lectura, es bien conocido que existen fondos asignados para cada año”.
Y efectivamente ese es el caso. Anualmente, el Plan cuenta con $ 4.5 millones para difusión e impresión de tomos. Según García, en declaraciones publicadas por redes sociales, el monto promedio de inversión por cada tomo es de 4.000 dolares. “Se trata de editoriales serias, con varios años de trabajo en nuestro país, así que no nos corresponde dudar de ellas”, señaló.
Sin embargo, verificar los pormenores de los contratos con las editoriales, entre las que constan Eskeletra, El Angel Editor y Libresa, es complejo pues no se hicieron a través de concurso público y mucho menos de los procesos no constan en el sistema de Contratación Pública.
Durante varios días Expreso buscó los documentos. Algunas de las impresiones se hicieron por medio del régimen especial (contratación directa), entre ellos la Antología Esencial Ecuador Siglo XX, que costó 22.250 dólares y se hizo con Eskeletra. Otros se realizaron por medio del formato Ínfima cuantía -desde donde generalmente se cancelan facturas de mantenimiento-como la impresión de En canoa del Amazonas al Caribe, que costó 5.200 dólares.
Según el plan de contratación anual del 2018, se invirtieron 180.000 dólares en Radionovelas para el Plan, 2.053 en puntos itinerantes de lectura, 300.000 mil en difusión y 170.136 en la publicación de varias obras en braille. En el 2019 el plan de contratación determina que 150.000 dólares se han empleado en Servicios de impresión de libros para el. Esta última cifra no puede ser contrastada. Pese a que la Ley de Transparencia establece que los procesos de contratación deben subirse a la página web de cada ministerio, en la de Cultura y Patrimonio no constan procesos actualizados desde febrero de este año.
Foto anech-chapingo. org.mx