Dice una nota explicativa del diccionario que un hacker es una persona que por sus avanzados conocimientos en el área de informática, tiene un desempeño extraordinario en el tema y es capaz de realizar muchas actividades desafiantes e ilícitas desde un ordenador. Un hacker en plenitud tiene la capacidad de dominar en un buen porcentaje varios aspectos como: lenguajes de programación, manipulación de hardware y software, telecomunicaciones, y demás; todo esto lo pueden realizar para lucrarse, darse a conocer, por motivación, pasatiempo o para realizar actividades sin fines lucrativos. Se considera que los hackers son los husmeadores de nuestro tiempo, los infidentes sin tapujos, los infiltrados a tiempo completo.
En el medioevo eran acusones espías. Con la llegada de la Edad Media, se generalizó el papel de los agentes en las cortes imperiales, que en la mayoría de las ocasiones eran el embajador y su séquito. Por ejemplo, en el Imperio español se puede hablar de un sistema de espionaje profesionalizado y centralizado. El Consejo de Estado, que era el encargado de nombrar a los embajadores en el extranjero, supervisado por el secretario de Estado, jugaba un papel fundamental. Inmediatamente por debajo de éste se creó un cargo de renombre: espía mayor de la corte y superintendente de las inteligencias secretas.
En nuestros días al periodista australiano, Julian Assange, le costó la protección como asilado político del Estado ecuatoriano, cuando reveló secretos de las cuentas bancarias que supuestamente tiene el Presidente Lenin Moreno y su familia en paraísos fiscales. Una investigación publicada en febrero en el portal de noticias La Fuente sostuvo que el hermano del mandatario constituyó empresas en Belice y Panamá, que compraron bienes en 2015 a su nombre cuando se desempeñaba como delegado de Discapacidad de la ONU (Organización de Naciones Unidas) en Ginebra (Suiza).
Semanas después de divulgada la investigación periodística, una página web llamada «INA Papers» y una cuenta en Twitter con el mismo nombre publicó fotos personales de Moreno y su familia en la que se alude a supuestos lujos que disfrutaban durante su estancia en Ginebra. Las fotos muestran a Moreno en pijamas en la cama, a sus hijas y su esposa paseando y supuestas compras de ropa, zapatos y joyas. WikiLeaks, fundada por Julian Assange, difundió esos mensajes de «INA Papers» en Twitter.
El portal Dato Duro revela intimidades sobre doña Elizabeth Cabezas, ex presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador. En la nota, este medio digital, «demostró la existencia de chats en los que Cabezas hablaba del aporte que sus empleados están obligados a entregarle». El sitio web señala: “En la investigación desarrollada, esta redacción encontró una trama de corrupción, manejada por Elizabeth Cabezas, que incluye tráfico de influencias, testaferrismo y paraísos fiscales que se expone a continuación con documentos que corroboran la seriedad de la información”
Carlos Soria, abogado del ciudadano sueco Ola Bini, procesado por supuesta violación a los sistemas informáticos del país, entrevistado el 11 de junio en Teleamazonas, hizo esfuerzos por torear a una entrevistadora sexi, de corta falda –¿elemento de distracción?- y de larga entrevista para tratar de vincular a Bini con la actividad del “hacker” Julian Assange como “ladrón de información confidencial”. Bini es vinculado como elemento clave de Wikileaks “con intento de desestabilización” en Ecuador. Ola Bini, según su abogado, es “el primer preso político del morenismo”, mientras que la entrevistadora J. Inostroza hacía denodados esfuerzos por hacerlo aparecer como persona sospechosa por su amistad, “no cualquier persona”, sino con Assange que “roba información como mayor hacker del mundo”.
Ola Bini, de 37 años y amigo del fundador del portal Wikileaks, Julian Assange, fue detenido el 11 de abril en la ciudad de Quito y tras la audiencia de formulación de cargos se dictó 90 días de instrucción fiscal que lo cumple en la celda número 10 del Centro de Detención Provisional de Quito (CDP). Este caso demuestra la ineficiencia del Estado respecto a medidas para garantizar el debido proceso y evidencia los graves errores en que se dieron en el proceso de su detención y privación de libertad. “Estoy sentado en la cárcel, en mi celda. Está oscuro, alguien se llevó todas las bombillas. Por eso estoy sentado cerca de la puerta, para que la luz del pasillo me permita ver lo que estoy escribiendo. En las cárceles ecuatorianas no hay libros, no hay televisores, no hay forma de leer noticias. Salimos al patio 5 horas a la semana y se nos permite máximo dos visitantes durante 3 horas los sábados. Los minutos pasan demasiado lento”, escribió Ola Bini.
El abogado de Ola Bini habla de un caso de “persecución política”. En nuestro sistema penal existe un punto de quiebre en donde el Estado antes de tener certeza absoluta de la responsabilidad de un investigado, se lo priva de su libertad, justificando tal medida en la necesidad de que este cumpla su pena, en el caso de que se le impusiere una; llegando en algunos casos a anticipar la sanción, pues ya se encuentra dentro de la cárcel. Este recurso es la prisión preventiva. El abuso de la aplicación de la medida cautelar de la prisión preventiva es una realidad que se constata en el ordenamiento jurídico penal ecuatoriano.
Ciertos sectores de la política ecuatoriana se valen del ordenamiento jurídico del país para eliminar a sus enemigos. La derecha política, entronizada en el gobierno de Moreno, vive en el goce del momento y en él también goza de la arremetida ilegal y abusiva contra sus antagonistas naturales: los hackers. Por ejemplo, no liberan a Ola Bini porque indudablemente “será mucho más grave dejarlo en libertad para reparar sus derechos violentados. Eliminar el asilo político a Julian Assange les garantiza la venia de Donald Trump, pero serán señalados por la historia como los ejecutores de la peor violación al derecho humanitario universal”, dice un editorial de Ruta Krítica.
¿Quién es más repudiable el que miente o el que revela la mentira?
La historia demuestra que siempre que haya algo que ocultar habrá un espía para descubrirlo y revelarlo. La sociedad tiene en el espionaje y contraespionaje otra forma de hacer política.