Un dramático llamado hizo Julian Assange en carta entregada al periodista británico Gordon Dimmack: “Estoy indefenso y cuento con usted y con otras personas de buena voluntad para que salven mi vida», indicó Assange a sus seguidores, en la misiva que publicó Dimmack. El fundador de WikiLeaks, preso en Reino Unido, afirmó estar imposibilitado para defenderse ante Estados Unidos, que reclama su extradición y donde corre peligro de pena a muerte, mientras un relator de la ONU pide a Ecuador no entregar las pertenencias del activista.
El activista australiano reseñó las medidas a las que está sometido en la cárcel de Inglaterra, donde cumple una condena de once meses, y dijo que le impiden preparar su defensa ante Estados Unidos. “En los EE.UU, o más bien los lamentables elementos que odian la verdad, la libertad y la justicia, quieren abrirse camino hacia mi extradición y muerte”, escribió Assange en su carta. El activista australiano lamentó que los días en los que podía preparar su defensa quedaron atrás. «Todos los demás deben tomar mi lugar», pidió.
Responsabilidad ecuatoriana
Assange denuncia en su carta que el gobierno ecuatoriano allanó el 20 de mayo las habitaciones donde permaneció en la Embajada de Londres para confiscar documentos, teléfonos, apuntes y pertenencias personales para entregarlos como pruebas en su contra a los EE.UU. El relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la privacidad, Joseph Cannataci, expresó su preocupación por la intención del gobierno del Ecuador de entregar al de Estados Unidos las pertenencias personales de Assange, incautadas en la embajada de Quito en Reino Unido. Cannataci afirmó que le recordó a Ecuador “las garantías que deben existir antes de cualquier registro”
Además, le ofreció “la asistencia de expertos imparciales para supervisar el registro y separar la información que pudiera ser relevante para un eventual proceso penal en Estados Unidos de la información privada que debería devolverse a Assange”. El relator independiente expresó que está “decepcionado por la falta de respuesta oportuna” del gobierno del Ecuador: «En dos ocasiones pedí de manera formal al gobierno de Ecuador que devuelva los efectos personales del señor Assange a sus abogados, pero parece que tiene la intención de entregarlos a las autoridades estadunidenses”, alertó.
Assange pemanece prácticamente incomunicado porque en la cárcel no tiene ningún acceso a una computadora, internet, a ninguna otra fuente de lectura y si lo tuviera -dijo- «solo sería por media hora una vez a la semana». Se conoce que Estados Unidos se ha preparado durante los últimos nueve meses “con cientos de personas y millones de dólares no revelados que se ha gastado en su caso”, lo cual lo pone en evidente desventaja frente a sus enemigos norteamericanos. Estas circunstancias hace prever que los EE.UU irán con todo por la vida de Assange.
EE.UU aumenta los cargos
En la semana anterior se conoció que el gobierno estadounidense incrementó 17 acusaciones o cargos contra el periodista australiano. El Departamento de Justicia ha indicado en un comunicado que los nuevos cargos acusan a Assange de «conspirar» con la exanalista informática estadounidense, Chelsea Manning, para obtener información clasificada «con motivos para pensar que esta información iba a ser usada para dañar a Estados Unidos o beneficiar a un país extranjero».
Asimismo, el fundador de Wikileaks ha sido acusado de «recibir e intentar recibir información con fundamentos para creer que dichos materiales serían obtenidos o entregados a una persona que iba a violar la ley». El Departamento ha destacado que «las acciones de Assange supusieron un grave daño para la seguridad nacional estadounidense en beneficio de adversarios del país», al tiempo que ha subrayado que las revelaciones desvelaron las identidades de agentes encubiertos, poniéndoles en peligro.
“Es una locura”, reaccionó de inmediato la organización Wikileaks en Twitter. “Es el fin del periodismo en temas de seguridad nacional y el fin de la primera enmienda” de la Constitución de Estados Unidos que garantiza la libertad de expresión, agregó. La acusación “plantea una amenaza directa a la libertad de prensa y al periodismo de investigación”, aseguró Reporteros sin Fronteras (RSF), mientras que la organización Freedom of the Press habló de “un gran peligro para los periodistas”.
“El Departamento toma en serio el papel de los periodistas en nuestra democracia, pero Julian Assange no es un periodista”, aseguró el secretario adjunto de Justicia estadounidense, John Demers.
La filtración sin precedentes promovida por Assange fue aclamada por algunos estadounidenses, que elogiaron especialmente la denuncia de errores militares. Las autoridades, que denunciaron que la publicación presentaba un grave peligro para los agentes en terreno, iniciaron una investigación de inmediato.
Luego, durante la campaña electoral de 2016, Assange publicó correos electrónicos robados por hackers informáticos rusos a la campaña de la demócrata Hillary Clinton. En 2017, Wikileaks publicó documentos comprometedores para la CIA, enfureciendo a su director Mike Pompeo, quien ahora ejerce como secretario de Estado. “Es un servicio de inteligencia no estatal hostil”, dijo.
Suecia también vuelve sobre sus pasos en la persecución y ha anunciado la reapertura de la investigación contra Assange por violación, caso que fue archivado en 2017 por la imposibilidad de seguir avanzando debido a su reclusión en la Embajada. Entretanto, Estados Unidos aguarda la respuesta de Reino Unido a su petición de extradición.
Assange podría enfrenar una condena de 175 años de prisión por denunciar los crimenes de guerra estadounidenses. El escritor y bloguero Neil Clark. denunció «la implacable persecución contra Julian Assange». Aunque hay quienes se han pronunciado en contra de «la implacable persecución contra el portavoz de la verdad australiano de cabellos blancos», como es el caso de los artistas Pamela Anderson y Rogers Waters, «no es nada comparado con la indignación que podría y debería aparecer», señala Clark en un artículo de opinión para RT. Añade que la mayoría de los periodistas de Occidente «se han mantenido tan silenciosos como los monjes trapenses con dolor de garganta, o se han puesto del lado de las autoridades que actúan contra Assange».
La vida de Assange está en evidente peligro. Todo esto ocurre con la complicidad del gobierno de Ecuador que ha jugado un lamentable rol en el caso, suspendiendo las garantías a Assange y convirtiéndose en uno de los principales enemigos del activista australiano. Los medios informativos nacionales e internacionales han guardado silencio sobre estos hechos que los periodistas independientes debemos denunciar ante el mundo.