La situación política de Venezuela tiene entretelones de espionaje y contraespionaje digno de una telenovela venezolana. Una crónica de la agencia española Almanar relata cómo un pequeño grupo de agentes de contraespionaje venezolano conocido como SEBIN, (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), logra “humillar a la CIA” descubriendo y revelando la identidad del agente rumano Valentín Vasilescu que habría designado la CIA y los servicios estadounidenses para “emprender una iniciativa en Venezuela con vistas a derrocar al presidente Nicolas Maduro, a través de su servicio Humint, Inteligencia humana”. La operación la llevó a cabo un equipo de agentes norteamericanos infiltrados que al mismo tiempo manejan redes de informantes locales.
Vasilescu relata que el SEBIN “ha logrado infiltrarse en todos los grupos de la oposición al poder de Caracas a través de sus agentes de contraespionaje”. Lo cual ya representa un acierto en el trabajo de inteligencia política. Además ha logrado detectar e infiltrar sus oficiales reclutados en la prensa financiada por los EE.UU para organizar una operación dirigida a la “selección y publicación de las notas más milagrosas pero falsas relacionadas con los acontecimientos políticos en Venezuela”-.
Entre otros trabajos relevantes de la inteligencia venezolana se menciona varias infiltraciones que se entregaron a la CIA, como la intención de algunos generales de traicionar a Maduro. Se trata de una fina operación de contrainteligencia que buscó “ganarse la confianza de los agentes de la CIA”. Los agentes del SEBIN incluso organizaron reuniones de conspiración con agentes venezolanos, bajo control total del servicio de inteligencia y contrainteligencia militar de Venezuela. En esa línea de acción, al menos tres acontecimientos estuvieron en la agenda y formaron parte de la operación de “intoxicación” dirigida a los agentes de la CIA para convencer a Washington del “éxito del golpe”: La “deserción” del general Manuel Figuera, jefe de la SEBIN, la liberación de Leopoldo López de su arresto domiciliario y la provisión, para Juan Guaidó, de un pelotón de más de 1.000 soldados pertenecientes a la SEBIN para tomar la guarnición de Carlota. El 30 de abril la Casa Blanca dio luz verde a la acción públicamente conocida, y ésta se convirtió en uno de los fiascos más sonados de la CIA en las última décadas.
Estos hechos narrados con el sabor de una telenovela venezolana llena de sorpresas, intrigas y decepciones no están muy lejos de la realidad. Cabe notar que el guión de la trama incluyó la revelación de una nómina de los militares leales a Maduro: Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa, L. Pedro Alberto Juliac Lartiguez, Comandante general de la Fuerza Aérea. Richard Jesús López Vargas, Comandante general de la Guardia Nacional. Remigio Ceballos Ichaso, jefe del Comando Estratégico Operacional y Jesús Rafael Suárez Chourio, Comandante del Ejército militar de confianza de Hugo Chávez. Todos de algún modo son protagonistas de la trama del simulacro de golpe y defensa del gobierno de Maduro.
Ahora se entiende el jalón de orejas que el funcionario estadounidense, John Bolton, dio a Guaidó porque sus órdenes no se cumplieron al pie de la letra: Bolton llamó al ministro de Defensa de Venezuela, general Vladimir Padrino; al presidente de la Corte Suprema, Maikel Moreno, y al comandante de la Guardia Presidencial, Rafael Hernández Dala, a abandonar al mandatario Nicolás Maduro: “Queremos ver al ministro Padrino, al juez de la Corte Suprema Maikel Moreno y a Rafael Hernández Dala fuera de la Guardia Presidencial”. Bolton aseguró que estos tres altos cargos se habían comprometido a apoyar la salida de Maduro. “Como sabe la oposición en toda Venezuela ellos se comprometieron a apoyar el derrocamiento de Maduro”, dijo el funcionario gringo y repitió su mensaje en un tuit: “Su momento es ahora. Esta es su última oportunidad. Acepten la amnistía del presidente interino Guaidó, protejan la Constitución y echen a Maduro, y los sacaremos de la lista de las sanciones. Si se quedan con Maduro, se van a hundir con el barco”, advirtió Bolton. Pero nada de eso ocurrió como resultado de la acción de contrainteligencia venezolana que hizo creer a los agentes norteamericanos que todo estaba ya maduro para botar a Maduro. El Pentágono y la CIA esta vez cayeron en su propia red.
Hay otro antecedente que confirmaría la versión de la eficiente acción del SEBIN. Se conoce que el plan original era derrocar a Maduro el 1 de mayo, luego de tomar la base La Carlota, según el portal Infobae. Sin embargo, en la madrugada del martes 30 de abril alguien ordenó liberar a Leopoldo López. Esto generó desconcierto en sus promotores, entre ellos Padrino López. Fue Bolton quien durante semanas trató de convencer públicamente a Padrino López para que cambiara de bando y cumpliera sus promesas. El general –el hombre con mayor ascendencia sobre los oficiales y suboficiales venezolanos– fue quien diagramó –a la par de la Casa Blanca– las etapas por seguir para terminar con Maduro. Pero cuando apresuraron la liberación de Leopoldo López, todo cambió. Además la liberación de L. López, al parecer, fue el objetivo principal y para eso se organizó un simulacro de golpe para que en medio de la confusión la acción de sacar al lider de oposición de su arresto domiciliario pasara desapercibida.
Este novelesco capitulo de la política venezolana, similar a sus telenovelas, no deja de dar sabor especial a un hecho de magnitudes singulares: hacía ya un buen tiempo que la CIA no era burlada de la manera que describe la crónica por un pequeño grupo de agentes venezolanos que actúan por convicción política, a diferencia de los mercenarios estadounidenses que lo hacen por dinero, según manifiesta la información.