Luego de los intentos de «golpe de Estado» en Venezuela cuya autoría intelectual norteamericana ha quedado al descubierto, el mundo se pregunta qué sostiene en el poder a Nicolás Mauro. La pregunta no tiene una sola respuesta y es posible que sus matices no puedan ser comprendidos por aquellos que confunden sus deseos de que Maduro caiga con la posibilidad cierta de que esto ocurra.
Nicolás Maduro en el fragor de la escaramuza militar del 30 de abril último, afirmó que “cuenta con la total lealtad de la jefatura militar”, luego de que un reducido número de uniformados de rango medio intentara sublevarse en apoyo al activista opositor Juan Guaidó. El político venezolano hizo reiterados llamados a los militares de las fuerzas armadas venezolanas a desconocer el mandato de Maduro, incluida una oferta de amnistía para aquellos que se sumen a la aventura golpista; llamado que fue repetido por el senador republicano Marco Rubio y por el asesor de seguridad nacional de los EE.UU, John Bolton quien, además, prometió “suspender las sanciones que Estados Unidos ha impuesto sobre algunos de ellos”. El propio Trump que reiteró la amnistía, los amenazó con «perderlo todo» si no se ponen del «lado correcto de la historia».
La pregunta de quiénes sostienen a Maduro en el poder se vuelve imperativa. Según analistas, son seis los funcionarios militares de mayor rango en el país venezolano quienes dan soporte al poder del presidente legítimo: los comandantes de cada componente de la Fuerza Armada -Ejército, Armada, Aviación, Guardia Nacional-, del Comando Estratégico Operacional y el ministro de la Defensa. Esta dirección militar está a la cabeza de 2.000 generales que ha nombrado Maduro durante sus años de mandato. Los militares mencionados y sus subalternos han accedido al poder político y al control económico de sectores “como la actividad portuaria, la explotación petrolera, la extracción de oro y, más recientemente, la distribución de los alimentos del país”. Al menos 60 de las 576 empresas estatales son dirigidas por militares. Entre otras, Petróleos de Venezuela, Pdvsa, y la Gran Misión Abastecimiento Soberano, encargada de la producción y distribución de los alimentos en el país.
¿Quiénes son los hombres del presidente?
Encabeza la nómina, Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa, militar chavista que lleva cuatro años en el cargo. Es un miembro de la promoción militar de 1984 que ascendió por su lealtad con Hugo Chávez, negándose a participar en el golpe de Estado de abril de 2002. Fue nombrado Ministro por Maduro y es el hombre de mayor confianza presidencial. L. Pedro Alberto Juliac Lartiguez, Comandante general de la Fuerza Aérea. Cumple ocho meses en el alto mando, y ha ocupado cargos de confianza como comandante general de la Aviación Militar –nombrado por el entonces presidente Hugo Chávez– y responsable del manejo de fondos y presupuesto de la comandancia general de la Aviación. Richard Jesús López Vargas, es Comandante general de la Guardia Nacional y fue nombrado líder de ese componente en enero de 2018. Hasta ese momento se desempeñaba como viceministro de servicios, personal y logística del ministerio de Defensa. Remigio Ceballos Ichaso, jefe del Comando Estratégico Operacional. Es uno de los miembros más ideologizados de la ‘revolución bolivariana’. Ha declarado que lo que está ocurriendo en Venezuela es una “clara reedición de la doctrina Monroe, una nueva forma de intervención”. Jesús Rafael Suárez Chourio, Comandante del Ejército militar de confianza de Hugo Chávez. Fue jefe de su guardia privada y participó en el golpe de Estado protagonizado por Chávez el 4 de febrero de 1992. Es una de las piezas más leales a Nicolás Maduro en el Alto Mando.
La injerencia norteamericana
No obstante las lealtades descritas de los militares que sostienen el poder en Venezuela, existe una dinámica impulsada por los EE.UU que ha quedado como nunca antes al descubierto. En una declaración cínica, el asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Bolton, dijo el martes 30 de abril del 2019 que la situación en Venezuela, donde un grupo de militares liderados por Juan Guaidó se alzaron contra el gobierno de Nicolás Maduro, “no es un golpe de Estado” y convocó a tres altas autoridades de Venezuela a sumarse a esa acción. “Claramente no es un golpe de Estado”, dijo Bolton, que argumentó que “no es un golpe cuando Juan Guaidó toma el control de los militares venezolanos”.
Bolton llamó al ministro de Defensa de Venezuela, general Vladimir Padrino; al presidente de la Corte Suprema, Maikel Moreno, y al comandante de la Guardia Presidencial, Rafael Hernández Dala, a abandonar al mandatario Nicolás Maduro: “Queremos ver al ministro Padrino, al juez de la Corte Suprema Maikel Moreno y a Rafael Hernández Dala fuera de la Guardia Presidencial”, dijo Bolton a la prensa.
En un mensaje excedido de palabras, Bolton aseguró que estos tres altos cargos se habían comprometido a apoyar la salida de Maduro. “Como sabe la oposición en toda Venezuela ellos se comprometieron a apoyar el derrocamiento de Maduro”, dijo el funcionario gringo y repitió su mensaje en un tuit: “Su momento es ahora. Esta es su última oportunidad. Acepten la amnistía del presidente interino Guaidó, protejan la Constitución y echen a Maduro, y los sacaremos de la lista de las sanciones. Si se quedan con Maduro, se van a hundir con el barco”, advirtió Bolton.
Lo entretelones del fallido golpe en Venezuela están saliendo a la luz pública. Se conoce que el plan original era derrocar a Maduro el 1 de mayo, luego de tomar la base La Carlota, según el portal Infobae. Sin embargo, en la madrugada del martes 30 de abril alguien ordenó liberar a Leopoldo López. Esto generó desconcierto en sus promotores, entre ellos Padrino López, a quien durante la conjura le asignaron el nombre en clave Zamuro. Es como llaman a los buitres en Venezuela. Fue Bolton quien durante semanas trató de convencer públicamente a Padrino López para que cambiara de bando y cumpliera sus promesas. El general –el hombre con mayor ascendencia sobre los oficiales y suboficiales venezolanos– fue quien diagramó –a la par de la Casa Blanca– las etapas por seguir para terminar con Maduro. Pero cuando apresuraron la liberación de López, todo cambió. Fue en ese capítulo cuando la idea original se derrumbó. Los pasos de una primera etapa se anticiparon: Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, consiguió liberar a Leopoldo López de su confinamiento y anunció la lealtad de militares y la inminente caída del régimen. Los jerarcas que formaron parte del plan de extirpación de Maduro de Miraflores llegaron a una encrucijada y quedaron expuestos y saben que podrían ser degradados de un momento a otro. De caer ahora, su futuro no será otro más que la oscuridad de una celda. No pudieron o no supieron cambiar a tiempo. Quizás lo lamenten toda su vida. Mientras tanto, intentarán descubrir quién ordenó adelantar un plan que había sido repasado varias veces
La injerencia norteamericana en Venezuela tiene un nombre: Petróleo. EE.UU busca el control del recurso natural de la nación con mayores reservas de crudo en el mundo. Las cifras indican que hasta noviembre de 2017, el país caribeño contaba con 300 mil millones 878 mil 33 barriles en reservas reconocidas solo en la Franja del Orinoco. En una entrevista indesmentible, realizada en directo ante la cadena estadounidense Fox Business, Bolton, uno de los dignatarios más cercanos a Donald Trump, afirmó que “haría una gran diferencia” si las petroleras estadounidenses pudieran acceder a los pozos de crudo de Venezuela: “Estamos conversando con las principales compañías estadounidenses ahora”, apuntó Bolton, y añadió que su objetivo es que esas empresas “produzcan el petróleo en Venezuela. Sería bueno para el pueblo de Venezuela y el pueblo de los EE.UU.”, opinó. Estas declaraciones fueron realizadas apenas horas después que el propio Bolton anunciara la imposición de sanciones contra Petróleos de Venezuela (PDVSA), medidas restrictivas que comprenden el congelamiento de unos 7.000 millones de dólares en activos de esa compañía estatal venezolana. En un intento por disimular las verdaderas intenciones de su país, el funcionario repitió los argumentos de la presunta defensa de la democracia y los derechos humanos, pero luego volvió a ser inundado por la transparencia al insistir en que si el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fuera derrocado, eso implicaría un “gran avance” para crear “oportunidades de negocio” en la región. En tal contexto, se ciernen razonables dudas respecto a cuáles son las verdaderas inercias subterráneas que mueven el fulgurante ascenso de Juan Guaidó, más aún si no hay disimulo respecto a la estrecha coordinación política, comunicacional y operativa entre la Casa Blanca y el autodenominado presidente encargado de Venezuela.
El agente estadounidense, Bolton, no descartó nada y reiteró que Washington mantiene “todas las opciones sobre la mesa” ante las crecientes tensiones en Venezuela. Esta postura desembozada de los miembros del gobierno norteamericano son ecos del mensaje de Donald Trump que deja al descubierto la injerencia gringa en los asuntos internos de Venezuela: “Estoy siguiendo muy de cerca la situación en Venezuela. Estados Unidos apoya al pueblo de Venezuela y su libertad”, afirmó Trump, cuyo gobierno fue el primero que reconoció al opositor Juan Guaidó, como autoproclamado “presidente” de los venezolanos.