Corren malos tiempos para las fuerzas progresistas. La embestida reaccionaria continental encabezada por los EE.UU y secundada por gobiernos proclives a los intereses norteamericanos como el de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Argentina, entre otros, plantea desafíos. Esta situación dibuja un panorama desalentador para los trabajadores de esto países que ven restringidos sus derechos laborales a pedido del FMI que impone condiciones a los gobiernos conservadores de turno en América Latina a cambio de dinero.
Este primero de mayo se caracteriza por la necesidad de una férrea unidad, una clara conciencia de sus derechos laborales de los trabajadores latinoamericanos y una decidida movilización orgánica y organizada, a la luz de un proyecto político que vaya más allá de la reivindicación económica. En ese sentido, vuelve a cobrar relieve una verdad sociológica ineludible: los cambios políticos económicos y sociales los hacen quienes realmente los necesitan. Y en este caso son los trabajadores explotados por el sistema capitalista imperante en nuestro países. Cierto es que los “proletarios del mundo unidos” no harán los cambios solos y a contra corriente: necesitan del apoyo de los sectores medios, de los profesionales, de los estudiantes, los campesinos, entre otros sectores urbanos muchas veces marginales.
Esa unidad es el imperativo del momento. Sin embargo, el populismo y el reformismo de derechas y de izquierdas tiende a distraer con sus cantos de sirena las prioridades de los trabajadores y el resultado son movimientos sindicales atomizados, organizaciones étnicas que solo velan por sus intereses raciales, movimientos políticos de “clase media” que solo cobran importancia en las elecciones, pero que no están en la capacidad de sostener movilizaciones a largo plazo. De esas divisiones se vale el poder reaccionario para comprar, corromper y cooptar a los sujetos políticos del centro hacia la izquierda y hacia la derecha.
Este primero de mayo es una fecha de reflexión, pero también de acción. Una cosa es “celebrar”, el Día Internacional del Trabajo en países como Ecuador y otra es hacerlo en Cuba, país donde los trabajadores están en el poder y en el que el movimiento sindical cubano tiene un claro rol que cumplir en ese país y en ese proceso revolucionario único. “Mientras millones marchan o ya han marchado en todo el mundo por reivindicaciones laborales y en defensa de sus derechos económicos y sociales, contra el desempleo y el empleo precario, exigiendo mejores condiciones y un empleo decente que les permita trabajar en dignidad, los cubanos desfilan hoy para dar otra contundente demostración de unidad y capacidad de lucha”, manifiesta el diario Granma.
¡Por un Primero de Mayo de lucha!