La medicina en el Ecuador ha avanzado en dos sentidos, produciendo profesionales que se reclutan en el sistema de salud regido por políticas públicas y exportando profesionales a países como Chile donde actualmente residen más de mil médicos en diversas especialidades. En el año 2000, el presidente del Colegio Médico de Chile señalaba que ese año habían ingresado al país 850 médicos ecuatorianos, cifra superior a la cantidad de médicos egresados de todas las universidades del país. La facilidad con la que estos médicos optan por Chile como país de residencia se debe al Convenio sobre mutuo reconocimiento de exámenes y de títulos profesionales entre Chile y Ecuador firmado en Quito en 1917. Cerca de 16 mil médicos ejercen en el país. De ellos 5 mil son extranjeros y la mayoría proviene de Ecuador.
Otros facultativos, como es el caso de Felipe Alejandro Corral Montaño, migró a Europa y se afincó en Alemania donde formó una familia y una carrera como ginecólogo. En los países más desarrollados, -caso de Alemania- la necesidad de alta especialización supera en algunos casos la oferta que ofrece la formación local, fenómeno incrementado por el envejecimiento de la población y la consiguiente reducción del número de jóvenes que ingresan anualmente al mercado de trabajo. No obstante, emigrar a Alemania no es fácil y las perspectivas de futuro son nulas si una persona tiene más de 40 años de edad, no sabe hablar inglés y tampoco cuenta con una profesión, preferentemente relacionada con las nuevas tecnologías.
El medico ecuatoriano F. Alejandro Corral M. nos cuenta su experiencia y los motivos que lo llevaron a afincarse profesionalmente en Alemania. Estudió en la PUCE en Quito y se graduó de Doctor en Medicina y Cirugía, el año 2005. Posteriormente se va a Alemania en busca de un postgrado en su especialidad: “tenía la necesidad de ver otro tipo de medicina, de ver algo diferente. Tenía la idea de salir y quise acabar rápido la carrera y luego buscar un posgrado”. Confiesa que no quería irse a Alemania porque prefería ir a un país de habla anglosajona o hispana.
¿Esa perspectiva que elegiste de ir a Alemania, es común del estudiante ecuatoriano o eres un caso excepcional?
-Una y otra. Soy de una generación un poco transicional para la que todavía no había muchos posgrados acá en el país. Entonces uno quería salir a formarse afuera, Chile, Colombia que estaban más avanzados que Ecuador en ese sentido. Son países más parecidos a nuestra cultura. Sí había una necesidad en nuestra generación sobre todo si querías una especialidad más moderna.
¿Qué te ha aportado profesionalmente la experiencia en Alemania?
-De hecho, bueno, muchas experiencias. Mi posgrado es Ginecobstetricia y aquí es excelente en Ecuador, por la casuística, somos buenos en eso. Pero en la Ginecología, en el nuevo ámbito farmacológico ellos están más desarrollados. No se si es un avance, pero es otra forma de ver a la profesión. Lo que sí es un avance en Alemania es la subespecialidad, las subramas de la Ginecología, en eso sí estamos en Alemania muy avanzados en ramas como la ginecología endocrinológica, infertilidad, ginecología oncológica y la perinatología. En eso si hay mucho más avance en Alemania y no es solo avance tecnológico, también el hecho de que exista y uno se pueda formar en esas especialidades.
Tu profesión, tu especialidad tiene mucho más que ver con la vida que con la muerte. ¿Eso es así?
-Eso es así y eso fue una de las razones por las que yo haya seguido esa especialidad. En el fondo uno trata con pacientes no muy complicados y uno esta más hacia la vida y dar vida. La expectativa es vida y eso es gratificante. Es un hecho fisiológico, no patológico. Nosotros dividimos entre lo que está mal y lo que es fisiológico. El parto en el fondo, el hecho del embarazo es gratificante. Luego yo me fui al campo de la oncología, ese es mi fuerte.
¿El ambiente profesional de la medicina alemana abre un espacio para el médico latinoamericano o lo ve con racismo, con celo?
-Yo creo que no hay una discriminación, no puedo generalizar, pero si hay una apertura no hay una discriminación, el problema es la barrera idiomática, si no dominas el idioma de pronto puedes ser indirectamente marginado.
¿Qué hemos aportado los latinos en Alemania?
-Lo que sucede es que hay escuelas y Europa es una escuela en sí. Ellos son un continente que al tener tantos países tan cerca y tan desarrollados ellos toman como referencia a lo inmediato. Ellos no se fijan tanto en EE.UU, pero no he sentido que hay una competencia por ser mejores, sino por orgullo. El tema de Latinoamérica es más distante, a aparte de la obstetricia en eso sí se oye bastante de Latinoamérica. En los estudios y en la literatura.
¿Hay una apertura en internet a nuestros temas latinoamericanos?
Claro hay apertura. Ahora si hay resultados en Asia, en Japón, en China que se conocen.
¿Cómo te cambió la mirada profesional de la medicina de Ecuador con la experiencia alemana?
-Si, sobre todo el sistema de Seguridad Social. Lo que me cambió la perspectiva, más que la medicina, es este sistema social, hay una política pública marcada muy importante, hay obligatoriedad de estar asegurado y tienen una inversión muy alta en salud, aunque siempre decimos que no es suficiente. Los médicos creemos que hay cómo invertir más en salud y educación, en lugar de gastar en armamentos. Es un pueblo que es un poco más culto en general, y se dan cuenta que eso no es lo más importante.
¿La población alemana es una población vieja, eso incide en la medicina?
-Absolutamente. Es una población vieja que no busca reproducirse, que no tiene muchos hijos y eso genera un impacto social y políticas públicas diferentes. El desarrollo de la gente de querer ser más para sí mismos, no tener tantos hijos, salir más de viajes, y eso incide en la salud pública porque la población vieja es cara porque es más demandante. Enfermedades como neoplasias son más comunes, que probablemente en otra época no existían. Y eso se ve en salud pública y en servicios de medicina. Geriatría y Medicina Interna, son muy importantes.
Hace un tiempo se publicó en Ecuador una información en el sentido de que estamos 50 años atrasados en control de enfermedades “raras”, y eso lo denuncia una asociación de pacientes de enfermedades poco comunes. Se habla de que hay 7 mil enfermedades raras y nosotros en Ecuador solo registramos 150. ¿Qué te parece este dato como médico?
-Bueno, si, yo leí ese articulo y tiene sus ciertas verdades. No sé si son 50 años, pero somos un país en vías de desarrollo y en donde la salud no tiene mucho dinero. Creo que es un problema meramente económico de inversión en salud y eso genera un atraso en tratamientos, de conseguir medicamentos. Creo que los médicos ecuatorianos son buenos, las universidades son buenas y el pregrado es bueno. Hay médicos que están bien formados en Ecuador. El tema puede ser tecnológico no conceptual, no de conocimientos.
Creo que de algún modo la polémica es interesada y contaminada por intereses ¿Qué piensas al respecto?
-En eso si se presta para especular y para hacer polémica. Pero algo es evidente, es que realmente estamos atrasados y también en comparación de países aledaños. No es por falta de educación médica o de conocimientos, es una cuestión de falta de inversión en el sistema de salud.
¿En todo caso, no todo está mal en medicina en Ecuador?
-Hay muchísimas cosas en Ecuador que son muy avanzadas, el problema toca un tema crucial que es la diferencia extrema que existe entre la medicina pública y la medicina privada.
¿En qué radica esa diferencia?
-Bueno, yo al menos cuando estaba en el pregrado era evidente ver que un hospital privado tenía tecnologías de punta, unos tomógrafos de última generación, es decir, tecnológicamente tenía equipos de primera y eso no existía ni en Alemania. Había equipos que no correspondían a necesidades reales y por otro lado en el sistema de salud pública no había insumo no siquiera para hacer cirugía. Uno mandaba a un paciente con una lista de compras empezando por guantes y pasando por medicamentos y si no, no le podíamos operar. Era terrible.
Ecuador ha avanzado mucho en una política pública, en una conciencia social sobre la medicina. ¿Te parece que es así? En otros países la medicina es privada, por tanto privativa.
-Eso te da una idea de que no hay suficientes recursos. Hay que buscar una forma de seguir invirtiendo en salud. No estoy diciendo que la privatización sea la solución, pero de todas formas no está resultando.
Si un gobierno tiene conciencia, va a invertir…
-Si debería haber un acceso, es un mínimo que debe ofrecer un país a su pueblo. Es una de las premisas, un acceso de la población a la salud. Eso me hizo abrir los ojos. Por ejemplo no se cual sistema sea mejor. En Alemania es raro que haya un hospital privado, son hospitales públicos en general. La diferencia es que en ese mismo hospital se atiende a pacientes con seguro público y seguro privado. Esa diferencia es menor. Eso te da una idea de que la base es social, si tienes más y quieres invertir más en salud eso está bien, y eso es de cada uno.
Son pueblos sufridos por las guerras…
-Claro, hay que luchar por resurgir y te hace pensar diferente. Tal vez nos va demasiado bien aquí, somos muy felices o hace falta vivir catástrofes más fuertes. Es bueno analizarlo.