La novela Amoríos, que había concurrido junto a otras 47 novelas inéditas a la convocatoria del Premio La Linares, fue la ganadora de la versión 2019. Se presentó bajo el seudónimo “Escritor”, el mismo que, al abrir el sobre, correspondió al médico y escritor cuencano César Hermida.
El triunfador estaba por embarcarse en un vuelo a Bogotá para asistir a un congreso internacional cuando recibió la noticia en su teléfono. Tuvo que cambiar el pasaje y el día de exposición de su ponencia para poder asistir a la ceremonia de premiación el martes 23 de abril en Casa Égüez.
César Hermida había publicado anteriormente tres novelas históricas (Nostalgias y olvidos sobre el Mariscal Lamar; El cóndor y el colibrí –sobre José Peralta y Manuel J. Calle; La Cusinga –sobre los amores y tragedia del cirujano Jean Seniergues, quien formara parte de los geodésicos franceses que vinieron a Ecuador a medir el cuadrante del meridiano terrestre). Y una novela de ficción pura: La carta del último día, publicada por el sello editorial Eskeletra. La novela circulará el próximo mes entre los suscriptores de la Campaña de Lectura Eugenio Espejo y podrá ser adquirida también en las librerías Rocinante.
Menciones con igual equivalencia
El Jurado, compuesto por los escritores Antonio Sacoto, Adolfo Macías e Iván Égüez adjudicó menciones con igual equivalencia, y sugerencia de publicación, a las novelas El buen ladrón, del escritor guayaquileño Marcelo Báez, quien ha incursionado en casi todos los géneros con gran acogida del mundo literario.
La otra mención pertenece a la novela Alcatraz, de un autor hasta hoy inédito, Marco Cabrera Plaza, nacido en Riobamba y de profesión psicólogo
Los libros
Según el jurado, Amoríos es una novela que se lee con agrado, tiene la contención propia del intercambio epistolar, pues el argumento se va desarrollando a través de cartas que hilvanan morosamente el affaire de una pareja de escritores que, habiéndose conocido en un congreso internacional, asume con madurez esa relación fortuita, quizá sin los arrebatos propios de la novedad, pero minuciosa en la degustación sentimental del amorío; su escritura se caracteriza por un tono de “aggiornamento” y sosiego, y por un lenguaje que, siendo pasional no cae en lo cursi; más bien hay un empeño estilístico que logra algunas expresiones literarias de gran envergadura. Pone especial énfasis en las digresiones y especulaciones sobre el amor, desarrolla la interioridad de sus personajes y administra bien el referente disgresional, una caja china que envuelve en su interior otras historias, por ejemplo el viaje en crucero, la novela de Justo, etc. Se sigue la estructura lineal y la narración se lleva a efecto a través de múltiples voces narrativas, como la de Justo, al igual que de las misivas de Modesto y Alba, que sobresalen como personajes.
En tanto, El buen ladrón del escritor guayaquileño Marcelo Báez, es una novela cuidadosamente construida, amena, que plantea su intriga en un mundo relacionado con los museos, el grabado, la vida de Rembrandt y una serie de conocimientos que resultan estimulantes para el lector.
Novela policial clásica, donde prima más las circunstancias que los protagonistas. El asunto se dilata en intrigas y asesinatos. El meollo de la trama es la exposición de grabados de Rembrandt en Guayaquil y los pormenores delictivos que se desatan a partir de esta. La narración despliega un erudito conocimiento del arte y su historia, pero principalmente sobre la elaboración de las planchas y láminas propias del grabado. El seguimiento policial mantiene el interés en vilo sobre un amante del arte como posible asesino. El estilo es directo y claro y se adapta al lenguaje de sus personajes, detectives por un lado y gente de arte por otro. Su estructura lineal es la clásica del género policial: empieza con fecha precisa cuando se encuentra el cadáver y la narración termina cuando se descubre al asesino. No se puede hablar de creación de personajes literarios memorables porque todos actúan como sus estereotipos, detectives, curadores, amantes del arte, críticos y marchantes. El interés y la curiosidad se mantienen hasta el final.
Alcatraz es de un autor hasta hoy inédito, Marco Cabrera Plaza, nacido en Riobamba y de profesión psicólogo: El asunto de la novela se expone a través de múltiples monólogos interiores por parte de Alejandro, personaje central que se halla medicado por desajustes mentales; soliloquios y divagaciones que van dirigidos, como una mala conciencia, en forma de némesis obsesiva, a su hermano muerto, sombra perturbadora. Monólogos directos e indirectos, enriquecidos por diálogos memoriosos, simples recuentos o divagaciones que van aportando en la reconstrucción de sus romances con María y Magdalena, dos féminas cíclopes que forman un solo rostro, dos voces en un tono sostenido.
La ceremonia de premiación se realizará en Casa Égüez, el martes 23 de abril, a las 19h00, Día internacional del libro, efeméride natalicia de Miguel de Cervantes y William Shakespeare.