La popularidad, aceptación o credibilidad de un lider político es su mejor patrimonio. Sin esos tres elementos todo presidente, parlamentario o alcalde camina hacia el limbo político de la negación popular.
Muchos son los ejemplos de políticos que comenzaron en un cargo de representatividad con buen índice de empatía popular y que con el pasar del tiempo su imagen se deterioró, sea porque “el poder desgasta”, dicen unos, o porque “no hay mal que dure 100 años”, concluyen otros.
Ambos adagios populares parecen cumplirse en la persona de Jair Bolsonaro en Brasil, Mauricio Macri en Argentina y Lenin Moreno en Ecuador, cuyos niveles de aceptación popular experimentan una variación a la baja desde hace algunos meses.
La aprobación al presidente de la República Lenin Moreno ha caído sostenidamente en el último año a un mínimo de sus dos años de gobierno, en parte debido a la situación económica. Cedatos, con una muestra de 2.120 personas en todo el país, mostró una baja de la aprobación de Moreno a un 30 por ciento desde el 69 por ciento de enero del 2018 y un máximo de 77 por ciento a los pocos meses después de asumir el poder.
El sondeo realizado por la consultora Ricardo Rouvier & Asociados señala que la gestión y la imagen del presidente Mauricio Macri cayeron significativamente. Del estudio resulta como dato más destacado la caída del 41% en su popularidad.
Los más populares
En contraste, la historia registra los índices de aquellos líderes que han dejado el poder, o se mantienen en sus cargos, con buenos índices de aceptación popular. Tal es el caso de los presidentes, el ruso Vladimir Putin, el ecuatoriano Rafael Correa y del boliviano Evo Morales. Mientras que Putin cuenta con 87% de aceptación en su país, el ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa goza del 79% y Morales posee 75% de aceptación popular.
Bolsonaro cae en aceptación popular
A punto de cumplir 100 días en el poder el porcentaje de brasileños que califica de excelente o buena la gestión del ultraderechista se hunde en más de ocho puntos porcentuales en los dos últimos meses.
El ultraderechista mandatario brasilero que tomo el poder en enero, muestra un claro deterioro de su imagen -según la encuestadora Atlas Político: el 38,7% de los ciudadanos del país sudamericano valoraba la gestión de Bolsonaro como buena o excelente, frente al 29,6% que la consideraba regular y el 22,5% al que le parecía mala o pésima. La tendencia ha cambiado. Las cifras de esta oleada son incluso peores que los de la última encuesta del Ibope, que situaba la aprobación de Bolsonaro —personas que ven su gestión excelente o buena— en el 34%.
Ante la consulta de Atlas Político respecto de las principales propuestas del Gobierno brasileño, un 50,7% está en contra de la ampliación de la tenencia de armas, frente al 41,6%, que se muestra favorable. En el tema seguridad la encuesta esboza un escenario más reñido: el 69% de los encuestados por esta empresa, afirmó no estar de acuerdo totalmente o en parte con el uso de armas. La percepción de seguridad ciudadana entre los brasileros es mala: casi siete de cada 10 considera que la delincuencia está aumentando, a pesar del discurso de línea dura del presidente y de que la disminución de la inseguridad fue una de las claves de su campaña.
El poder no solo desgasta, también objetiviza la percepción popular respecto de sus mandatarios. Dime por quién votas y te dirán lo que eres; dime en quién sigues creyendo y te diré quién eres.