El día de ayer 28 de marzo fue un día significativo para el periodismo nacional. Se cumple un año del secuestro y asesinato del periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra a manos de un grupo político delincuencial en la frontera con Colombia y el Colegio de Periodistas de Pichincha, CPP, renovó su directiva nacional para el periodo 2019-2020.
El evento, que tuvo lugar en la sala Demetrio Aguilera Malta, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Quito, estuvo marcado por la frontalidad en las intervenciones de los exponentes y la emotividad en el ambiente de camaradería que se vivió entre los asistentes.
En su intervención inicial Luis Onofa, en nombre del directorio provisional del CPP, dijo que “este acto simboliza el retorno de muchos de los socios del CPP a su casa de la que se alejaron por muchos años porque, lamentablemente, el colegio había dejado de cumplir los objetivos institucionales y gremiales para los cuales fue creado”. Este acto de posesión del nuevo directorio es un punto de inflexión en la caída que venía sufriendo el colegio en los últimos años. Onofa señaló que ese proceso supone múltiples retos al nuevo directorio “que se caracteriza por la coyuntura por la que atraviesa el periodismo, la comunicación y el país en que paradigmas clásicos que rigieron están cayendo y son sustituidos por otros nuevos ”. La libertad de prensa, que por dos siglos fue entendida como un derecho del pueblo, poco a poco ha sido un motivo de apropiación por los grandes medios hasta quedar relegada a representar únicamente los intereses de los propietarios, constató Onofa. La propia libertad de expresión que fuera consagrada en la declaración de los derechos humanos, en la práctica ha sido capitalizada y entendida por la industria mediática y los ideólogos liberales también como un derecho que se legitima solo a través de los medio masivos. No obstante, está siendo entendida como un derecho esencialmente ciudadano y un principio que abarca a la propia libertad de expresión y que fue reconocida en la Constitución del 2008 “como una comunicación libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa”. En Ecuador enfrentamos el reto de ejercer derechos que no hemos ejercido “como la cláusula de conciencia, la reserva de la fuente, el secreto profesional y los derechos laborales de los periodistas”, concluyó Onofa.
El Vicepresidente del Colegio de Periodistas de Pichincha, Reinaldo Romero, dijo que hay “tantas cosas por hacer, vamos a entrar en la pelea directamente por la precariedad laboral con la que se desempeñan varios colegas, por muchos jóvenes que viven con el canje, a los que les pagan cuando les da la gana, vamos a recuperar la dignidad del periodismo en nuestro país”. Cómo sobrevivimos los periodistas “con precariedad laboral que es lo más grave que le pueda ocurrir un ser humano”. Tenemos que callarnos y ubicarnos en lo políticamente correcto para no afectar los intereses de los dueños de los medios, dijo Romero. Les quiero invitar a reunirnos para “recuperar la calidad física y moral de nuestra profesión, sin seguridad social”, dijo al final de su intervención, a la vez que auguró “larga vida” al Colegio de Periodistas de Pichincha.
En presencia de los familiares de los periodistas secuestrados y asesinados hace un año en labores de cobertura, el doctor Francisco Herrera Araúz rindió homenaje a los colegas de diario El Comercio, -Ortega, Rivas y Segarra- caídos en cumplimiento de su trabajo. Herrera Arauz, en emotiva intervención, dijo que se eligió esta fecha para el acto “para tomar conciencia, nuevamente, de lo que había ocurrido porque lamentablemente la memoria es frágil”, pero los periodistas no podemos olvidar. En las últimas horas -señaló- “comenzaron, una por una, a desgranarse las palabras que no esperábamos que remuevan nuevamente nuestras conciencias”. Lo más duro es descubrir que nos estaban mintiendo, dijo Herrera Aráuz: “Y nos siguen mintiendo, más duro y más cruel es descubrir que en quienes mienten no hay esa conciencia necesaria para enfrentar este tema. Qué duro es descubrir que “el Estado ecuatoriano nunca negoció por la vida de nuestros compañeros” -denunció-, “ellos sabían lo que estaba pasando, antes del secuestro y sabían durante la muerte, ello sabían después de que fueron asesinados, y me refiero concretamente al gobierno nacional, y sus autoridades, y como es necesario dar nombres, empezaré por ellos: el Presidente Lenin Moreno, la Vice presidenta Maria Vicuña, el ministro del interior, César Navas, el ministro de Defensa, Patricio Zambrano Restrepo, el Comandante de la Policía R. Mantilla, el Mayor Zaldumbide, el negociador Maldonado, los miembros del Ejército, todos ellos hicieron un conjunto de personas en un famoso Comité de Crisis que ocultó la verdad a la familia, a la prensa y al país, y eso no es perdonable”. Las verdades duelen, pero una vez , las mentiras duelen siempre, reflexionó Herrera: “Yo quisiera que este 26 de marzo, no se convierta en una conmemoración del secuestro, sería injusto, recordémoslo como el día de la búsqueda de la verdad, ese va a ser el mejor homenaje, porque todavía esperamos la verdad total de muchas cosas que pasan en el país y que son confusas, amañadas, corruptas”, concluyó Herrera Aráuz.
Rina Artieda, Presidenta del CPP, en su intervención destacó que “ha sido doloroso que nos hayamos separado de esta manera, pero que los esfuerzos hechos por reagruparnos, están evidenciándose en el nuevo directorio”. Este es el inicio de una nueva vida institucional signada por la defensa de los comunicadores sociales -dijo Artieda- porque es diferente a otras profesiones evidenciar, día a día, los riesgos a los que estamos sujetos los periodistas. Desde todos los ámbitos, la comunicación se acredita como facilitadora. Es un quehacer transversal a toda actividad humana. La palabra es una herramienta en la que los comunicadores, por profesion y convicción, hacemos motivo de vida y servicio a la sociedad. Desde este lado de la trinchera los comunicadores lo confesamos, no es cosa sencilla administrar la palabra, menos aun cuando de incidir en los comportamientos sociales se trata, por eso se ha hecho uso de ella. Saber cómo decir, en qué momento y sobre todo para qué, no se improvisa. Esta profesión tiene riesgos, muchos. Cuando el objetivo de los que están arriba es maquillar verdades, falsear, ahí es cuando empezamos a tener problemas, cuando no colaboramos, cuando no somos parte de esa corrupción, nos quedamos sin el ingreso necesario para nuestra subsistencia”, concluyó Artieda.
Al término del evento, la magnífica presentación del Coro de la Casa de la Cultura, puso notas de amenidad musical que se convirtieron en punto de encuentro espiritual entre los asistentes a tan significativo acto del periodismo nacional.
Fotografías: Cortesía de Juan Paz y Miño C.