El resultado de las elecciones del domingo anterior generan diversas lecturas analíticas, críticas y sobre todo las más valiosas, las lecturas ciudadanas. Por gentileza de nuestro amigo Julio Molina, cuencano de cepa, que nos envía este texto de Fabián Pozo, lo reproducimos por su valioso enfoque sobre lo que pasó electoralmente en el austro ecuatoriano.
¿QUE PASO EN CUENCA Y EN AZUAY?
Por Fabián Pozo Neira.
Las elecciones del domingo han sido sorpresivas, especialmente por la victoria de Pedro Palacios a la alcaldía de Cuenca y Yaku Pérez a la Prefectura de Azuay. Pero si se analiza el perfil del nuevo electorado Azuayo desde un punto de vista cualitativo, más allá de las encuestas, no resulta tan sorprendente.
Pedro y Yaku no ganan solamente por ‘nuevos’, habían varios nuevos (el mismo Jefferson Pérez) y Yaku ciertamente no es nuevo.
Ambos ganan por haber sintonizado, al menos en parte, su mensaje principal con este perfil del elector cuencano, o un segmento importante de este, mientras otros candidatos se canibalizaban entre sí.
Empecemos por el contexto: Cuenca tiene una elevada calidad de vida respecto del resto del país. Erradicó el analfabetismo, no tiene cinturones de pobreza extrema, es cuna de grandes industrias nacionales y, en general, tiene servicios públicos de buena calidad. Más del 70% vive en casa propia o familiar, según el INEC. El empleo no sobra, eso sí.
Existe además un auge del emprendimiento, y no se ha perdido la tendencia a la intelectualidad, presente desde tiempos coloniales.
El Cuencano está orgulloso de su tierra y su cultura, de su cantado, de sus ríos. Es localista, orgulloso del agua potable de Etapa y de la belleza del Centro Histórico; el Cajas es sagrado, al igual que el Pase del Niño y el Corpus Cristi.
Esto se refleja en las discusiones y noticias: Los temas locales ocupan más espacio que los nacionales, desde tiempos coloniales. El tranvía importa más que el acuerdo con el FMI. Hay más cuencanidad que ecuatorianidad, podría decirse.
Asimismo, existe desde siempre una suerte de paradoja intelectual: el Cuencano tiende al centro izquierda en lo económico (quizá por la influencia de la intelectualidad universitaria, tendiente a la izquierda naturalmente como explicó Nozick) pero es socialmente conservador (quizá por la influencia de la religión católica).
Dado el contexto, vamos a lo interesante. Del total del padrón actual, un 44% es menor de 35 años. Millenial. De estos, buena parte no recuerda otro alcalde que Cabrera y Granda, ni otro prefecto que Carrasco y Cabrera. Recordemos que la primera prefectura de Cabrera fue en 1996. Algo similar pasa con Carrasco, tras 14 años en la prefectura.
Este grupo es particularmente ‘conectado’. A 2017, al menos un 47% posee un smarthphone con acceso a internet móvil. En 2010, este valor apenas llegaba al 2.3%.
Teniendo en cuenta estos datos, vemos que Palacios explotó correctamente su perfil: empresario, joven, profesor universitario. Las palabras con las que se lo asocia (en redes): ‘el nuevo’, ‘el profe’, ‘empresario’. Poder Cuencano, su slogan, apela exitosamente al localismo que ya le dió éxito Antes a Carrasco, con su frase ‘Cuencano como vos’.
Además, no puede desconocerse que Cuenca es una sociedad religiosa, conservadora, hasta ‘mojigata’. Palacios fue frontal en su posición provida, no ocultó la importancia de su familia y del apoyo de su esposa Yadira, siempre a su lado y firmó el denominado Acuerdo por la vida.
No ocultó su inclinación pro empresa, expuso su propuesta de simplificación de tramites, emprendimiento y progreso, cuidándose de ubicarse hacia el centro en temas polémicos como la legalización de Uber y Cabify y la reducción de burócratas municipales, pero sin cerrar puertas.
Su campaña se centró en Facebook y vídeos circulados por Whatsapp, además del puerta a puerta. No tuvo gran despliegue de ‘lonas’.
En tanto, sus rivales se canibalizaron a denuncias, salvo Cabrera, que optó por no contestar (estrategia lógica para quien encabezaba encuestas y buscaba reelección).
Entonces, es lógico que los votantes indecisos migraran de Pérez (que arrancó liderando) y Cabrera hacia él. Carrasco hizo una campaña inteligente, creció, pero no le alcanzó, precisamente porque los indecisos sintonizaron más con el mensaje de Palacios, que además, se presentaba en medios más cercanos para ellos.
Con Yaku pasa algo similar. Su único mensaje de campaña fue ‘defensor del agua’. Se llamaba Carlos y cambió su nombre a Yaku, ‘agua’ en quichua. En una ciudad con sus necesidades básicas bien atendidas y una cultura del agua (apego al Cajas y los ríos) muy arraigada, el mensaje ambientalista – anti minería caló rápidamente.
Yaku no gana con votos de la ruralidad, donde se pensaría lógico, al contrario, gana ampliamente en la zona urbana: alcanza 32% en C1 y 30 en C2, 36% en zona rural de Cuenca, y pierde en la mayoría de los demás cantones, como Gualaceo, San Fernando, Paute, Chordeleg, Ponce Enriquez y Sigsig.
Yaku hizo una campaña enfocada en el votante joven, incluso en los votantes optativos colegiales a quienes atrajo la idea de votar por contribuir a salvar a la naturaleza.
Sus rivales nuevamente se aniquilaron entre sí. Las infundadas y tantas veces desmentidas denuncias contra Bernal con relación a su ex pareja volvieron a difundirse, mientras que a Alvarado le afectó una campaña que la presentaba como prácticamente hereje.
Eso si, ambos cometieron dos errores graves: Bernal, al ofrecer una vía rápida que atravesaría él Cajas hasta Guayaquil, y Alvarado, al cerrar su campaña pintando la pared del barranco. Ambas ideas no eran malas (la ‘obra emblemática’ por un lado, y la limpieza de grafitis, por otro), pero eran fácilmente mal entendibles y atacables, contradiciendo el perfil del electorado arriba descrito.
En el caso de Alvarado, se suma también su frontal posición pro choice, que permitió que muchos la ubiquen como ‘extremista’. No fue extraño escuchar personas que la consideraban preparada, con experiencia, con buenas ideas, pero su posición sobre el aborto les impedía apoyarla.
Yaku, también pro choice, guardó prudente silencio sobre el tema, a menos que fuera directamente consultado.
Así entonces, entender este complejo electorado será el secreto para la gobernabilidad y futuras elecciones. No es sencillo, ni todos encajan en la descripción. No se trata solo de nuevos vs. viejos o de correísta vs. Anticorreísta. Se trata de un electorado joven, hiper conectado, con poca formación política tradicional pero gran interés en temas trascendentales, que sueña con su propia empresa pero además quiere que sea socialmente responsable, que es pro vida pero no por ello deja de ser feminista, que es pro industria pero a la vez ambientalista.
Que es ‘curuchupa’ pero de centro izquierda, a la vez que tradicionalista pero digitalizado, algo así como un conservador hipster.
Fuente: Enviado por Julio Molina