La relación cardio cerebral, entre corazón y cerebro, no es una mera metáfora de poetas. Un estudio difundido por The European Heart Journal señala que “aquellas personas que padecen una enfermedad grave y poco común conocida como síndrome del corazón roto tienen un cerebro que funciona distinto al de las personas sanas, lo que indica que aquello que sucede en la cabeza puede dañar al corazón”.
Un síndrome llamado de Takotsubo suele aparecer luego de que una persona sufre de alto estrés provocado por la muerte de un ser querido o próximo. Según los especialistas “está marcado por un debilitamiento repentino y una súbita inflamación del corazón, que comienza a asemejarse a una trampa para pulpos japonesa que tiene el cuello angosto y es conocida como takotsubo”, en alusión al médico japonés que lo descubrió.
Las mujeres son más proclives a este tipo de mal. Aunque puede ser mortal, “suele sanar con el tiempo, está relacionado con el cerebro y el control que tiene sobre cómo el sistema nervioso maneja el estrés”. ¿Será que las mujeres manejan inadecuadamente el estrés? Se sabe que el sistema nervioso simpático “acelera el cuerpo, incluyendo el corazón, como respuesta al peligro”; el sistema nervioso parasimpático regresa todo a la calma, y el sistema límbico genera y controla las respuestas emocionales.
Una investigación efectuada por un grupo de cardiólogos suizos se preguntó si una interrupción en la interacción de estos sistemas podría relacionarse con el síndrome del corazón roto. Las resonancias sugieren que el síndrome del corazón roto posiblemente comienza en el cerebro con la reacción –o reacción excesiva– ante el estrés, de acuerdo con Christian Templin, profesor de Cardiología en el Hospital Universitario Zurich, que dirigió el estudio.
No se sabe aun si el estrés cambia el cerebro de las personas con síndrome de Takotsubo de forma que luego producen un daño en el corazón o si el cerebro ya mostraba predisposición a manejar el estrés de modo deficiente. Lo que sí se sabe es que “se liberan hormonas del estrés, lo cual podría afectar la respuesta cardiovascular”. El estudio pone énfasis en el hecho de que nuestro cerebro y corazón están relacionados a un nivel incluso más íntimo de lo que han pensado los científicos. El dolor emocional puede destrozar un cuerpo, por eso nadie debería dudar en buscar ayuda para manejar el estrés.