Corren buenos tiempos para los extremismos. Esa percepción hace que los amantes de los deportes que tienen alto índice de riesgo disfruten de atrevidas imágenes de actividades deportivas extremas producidas en video. La vertiginosidad de los deportes extremos desafía a la producción audiovisual en capacidad de registrar los movimientos de una competencia en todo su esplendor y detalles. Y lo extremo radica en la toma inverosímil de ángulo imposible, y en el registro de detalles con cámaras especiales, para producir imágenes ralentizadas que dan una sensación también extrema.
Conversamos con Pancho Salazar, un productor audiovisual de amplia experiencia en la producción y realización de programas deportivos extremos. Pancho, cuando era niño, veía a su padre Roberto Salazar, cineasta y fotógrafo, producir imágenes para Canal 6 de televisión, el pionero de la televisión ecuatoriana. “De ahí nace el gustito por esta profesión que mi padre no quería que siga, -manifiesta Salazar-, pero al final la seguí”.
¿Cómo fue tu formación profesional?
-Bueno en ese tiempo -hace ya 40 años- en este país no había lugar donde estudiar televisión, solo había institutos pequeños que te mostraban algo de producción. Después de haber conocido el mundo de la televisión junto a mi padre, conociendo las cámaras, aprendiendo lo que es fotografía poco a poco, tuve la experiencia de entrar a trabajar con Gustavo Corral, uno de los mejores realizadores del país dedicado netamente a lo que eran comerciales de televisión.
Francisco Salazar, sentado en su lugar de trabajo, en su oficina, cuesta imaginarlo en medio de una escena extrema. No obstante, Pancho tiene también extremos secretos compartidos con los amantes de los deportes extremos.
¿Cómo se hace un programa de deporte extremo?
-Nosotros usamos cámaras de alta velocidad porque la imagen en detalle en un deporte de aventura la puedes disfrutar en toda su magnitud. La cámara lenta te permite obtener una imagen única. El moverse despacio, la acción y ver los detalles, ves el esfuerzo, el sudor, el agua, la gota, disfrutas la ola en la tabla de surf.
¿Este es un trabajo en equipo, sin duda, pero que marca la diferencia en este tipo de producciones?
-Saber. Saber primero qué quieres hacer y sobre todo el saber cómo comunicarlo. La base principal de este negocio es la fotografía, creo que si haces buena foto es el primer punto para hacer buen material. Después de una buena foto, contar buenas historias. Entonces para eso trabajamos con gente experimentada, guionistas, profesionales de experiencia que saben contar historias.
Pancho tuvo oportunidad de perfeccionar sus conocimientos en los EEUU, cuando se radicó en ese país hace un par de décadas
-En EE.UU me dediqué al video social, que me fue muy bien por cierto, aprendí el negocio gringo pero me tocó regresar. Llego al país y decido hacer mi empresa, pero la primera que se opuso a montar Ikono fue mi esposa, porque es una profesión ingrata para la familia porque estas mucho tiempo fuera de casa. Después me apoyó y entendió que esta era mi vida, mi pasión y mi negocio. Buscábamos un nombre para la productora y digo: ¿qué es lo que nosotros hacemos, entonces qué queremos ser? Bueno, queremos ser un icono que representa muchas cosas para diferentes ámbitos y nace la idea de ponerle Ikono con k para diferenciarnos un poco. Ikono nace hace casi 10 años y se inicia en un pequeño cuarto de garaje en el departamento que arrendábamos con mi esposa; necesitábamos un espacio donde nacer, entonces nacimos en un cuarto. Y fuimos creciendo porque los productos que hacemos son de calidad, son de muy buena producción y crecimos. Nosotros somos varios íconos, editores, camarógrafos, animadores, locutores. Yo he sido la cabeza de esos grupos y hemos logrado tener productos de calidad.
¿Tu experticia técnica fue en un comienzo como camarógrafo y editor?
-Mi experticia técnica fue en producción, después fui camarógrafo, luego asistente de dirección y director en pequeños cortos, fui editor, también. Trabajamos para Kino Producciones que era una de las grandes productoras que trabajaba en 35 mm, la más alta calidad en ese tiempo. Fui cogiendo experiencia, fui aprendiendo el negocio de la televisión. Este negocio tan rico, e ingrato mucha veces, pero con gratitud cuando ves el producto final. Después de eso tuve la oportunidad de entrar a trabajar en una productora de televisión que hacia un programa llamado Dentro y Fuera, fui a conocer el mundo de los programas de televisión, cómo se hacen, fui cogiendo experiencia en programas de tv, porque no tenía yo mucha experiencia en eso. Nosotros contábamos historias en 30 segundos o en un minuto, aquí contámos historias en 30 minutos de programa o en una hora.
¿Ikono hace programas de televisión, además de comerciales…?
Bueno sí. Nos hemos dedicado netamente a hacer programas para redes digitales. Porque la televisión abierta es un mercado muy sesgado y creo que es un monopolio que está en manos de cierta gente que no permite la entrada a los canales, es bien difícil. Gracias a cómo ha avanzado la tecnología, bueno ya no necesitamos de la televisión abierta para mostrar nuestros productos.
¿La televisión ecuatoriana ha estado a nivel del estándar sudamericano?
-Yo creo que ha estado en los estándares, lo que pasa es que el apoyo gubernamental bajo una Ley de Comunicación que ampare al productor ecuatoriano, nunca ha existido. Se hizo un intento en el último gobierno, pero fracasó, porque hoy se han cortado los artículos que nos benefician a los productores de televisión nacionales.
¿Cómo detectas a tu público, sus preferencias y exigencias?
-Entramos al deporte de aventura por un gran amigo que es Santiago Miño que fue ganador 4 veces de HuayraSinche una carrera extrema a nivel mundial. Santiago me dijo: hagamos algo, y empezamos hacer material de deporte de aventura. Cosas que tenían que ver con escalada, competencia, rafting, con kayac, con parapente, motociclismo, deportes que son considerados extremos y empezamos. Trabajamos con alguna gente con experiencia en esto y vimos un nicho interesante para contar nuestras historias. También nacen otros programas de gente que encuentra lugares desconocidos en el Ecuador: haciendas vacías, casas con historias, deterioradas, o casas que se conservan muy bien y que tienen historias hermosas.
¿En qué proyectos te sientes más contigo mismo?
-Apasionados con el motor que somos, hacemos un programa llamado Motores al extremo. Las ideas vienen de lo que se va haciendo afuera del país. Lo que ves en Netflix, en redes digitales. Dijimos ese mercado es interesante, así es que vamos viendo qué se hace afuera y nosotros tratamos de aplicarlo a nuestro país, a nuestra realidad. Así es que nos hemos dedicado a descubrir cosas del Ecuador que creo que tienen aventuras o cosas que no conocemos que nos llaman la atención y que queremos mostrar. Son programas de gente que se echa a la aventura y se mete hacer estos deportes o que le gusta algo diferente a lo tradicional, ese es nuestro nicho y nos ha ido bien.
¿Qué es lo más extremo que te ha costado superar en tu trabajo?
-Uno de los programas más difíciles que he grabado es surf. Porque no soy buen nadador. Vamos un equipo de cuatro personas y cada uno trabajamos con varias cámaras. En una ocasión se me ocurrió obtener tomas cercanas de las olas y me pegué unos buenos revolcones, yo le tengo bastante respeto al agua. Eso es uno de los momentos más inolvidables. Igual, cuando hicimos rafting. Para que nazca esa sensación de deporte extremo hay que estar ahí, en lugares riesgosos, pero con gente que sabe hacerlo.
¿Haces televisión extrema porque eres extremoso?
-Si yo creo que en parte sí. Me gusta el riesgo en lo que es motores, practico motociclismo en duro, practico por sudar y me quito el estrés. El motociclismo es un deporte que exige demasiado. Sales agotadísimo, pero es para sacar toda la adrenalina que cargas encima y sales totalmente relajado. Me gusta, desde pequeño manejo motocicleta desde los 10, siempre me gustó el bicicrós, me encantaba hacer coches de madera desde niño, por disfrutar por pegarme una matada. Lo hago por pasión, porque me gusta. Si hacemos una televisión extrema es porque nos metemos en circunstancia bien extremas. Cuando tú quieres obtener la toma, tiene que meterte y entonces dices: qué hice. En la cabeza no está el peligro, en la cabeza está el obtener la toma. Quieres la toma, no importa cómo lograrla. Eso es lo queremos obtener la toma ese es el riesgo por eso hacemos una televisión extrema. Al final del día salimos todos gustosos, cuando es agua empapados, cuando es nieve con un frio del carajo, cuando es pista salimos quemados, bronceados. Esa es la televisión extrema que estamos acostumbrándonos hacer y esperamos hacerlo cada día mejor.