Abrazado a su guitarra, fiel compañera, evoca sus primeros pasos en la música: un niño de 3 años ve a su padre tocando un requinto, la imagen siguiente de la secuencia: el mismo niño -de 4 años robándole el requinto a su padre e intentado reproducir una vals llamado Dos Guitarras. El padre se sorprende y decide iniciar a su hijo en la música.
¿En esas imágenes primigenias ya subyace tu vocación artística o es un asunto lúdico nada más?
Creo que con la vocación artística se nace. Siempre tuve predilección por la música y por el sonido en general. De niño salía a jugar con latas de pinturas o vasos con agua produciendo sonidos extraños. Eso me absorbía, era un tipo muy introvertido, nunca tuve una jorga de barrio así tan fuerte como para estar jugando al fútbol. Era tan introvertido que mis deberes escolares los hacía con ese tipo de fondo siempre con algo musical, algo de sonidos.
¿Cómo fue tu formación técnica profesional?
El tema de la formación técnica fue muy autodidacta, pero me nacieron esas necesidades de entender un poco más el tema de cómo interpretar bien un instrumento. Me sirvió la literatura, ese tiempo no había internet, había profesores en la primaria que tocaban el acordeón y siempre estaba pendiente de la técnica que utilizaban. Intentaba construir un lenguaje musical. Luego tuve oportunidad de estudiar en un colegio en Cotacachi, -Luis Ulpiano de la Torre- y llegó una profesora alemana que daba violín e ingresé a estudiar guitarra y violín. Yo tenia siete años. Me gradué de violinista, pero no me ha servido de mucho porque eso me encasillaba en cumplir con lo que exactamente estaba escrito y lo que yo pretendo es mas bien fluir en la música en función de mi estado de ánimo y de cómo transmitas eso al instrumento que está al lado tuyo.
¿Cómo armonizar la sensibilidad con el rigor matemático de la música?
Tú tienes una lógica en ciertas cosas, por ejemplo, cuando tú escuchas -sin necesidad de ser músico-, escuchas la voz de una persona y sabes que está alterada, lo sabes por la tonalidad que emplea. Esa lógica te la enseña el día a día. Creo que lo mío partía de eso. Para mí un acorde de RE mayor es sencillo pero me llama a la alegría y un acorde de un LA menor me llama a profundidad, es depresivo. No puedo explicar técnicamente porque eso me sensibiliza.
Estamos hablando de un lenguaje, ¿descubriste tu propio lenguaje musical?
Sin duda. Describir el lenguaje musical es describirme a mí mismo. Yo pretendo, a través de lenguaje musical, dar una fotografía panorámica de quién soy. No puedo mentirme a mí mismo cuando toco una canción. El instrumento tienen que estar ligado a mí en todo lo que estoy sintiendo en ese momento. Una canción puede sonar diferente en un concierto como en otro concierto, dependen del estado de ánimo en que te encuentres. Hay algunos artilugios que utilizó en la música para poder transmitir mi ánimo y así genero conexión con la gente. Fundamentalmente me pasa con la guitarra.
Es tu compañera inseparable…
La guitarra se convirtió en mi compañera inseparable, en la música es la única que me acompaña en todas las condiciones.
¿La guitarra guarda secretos, cuáles son estos?
La guitarra como instrumentos tiene muchos secretos, es decir, creo que nada está absolutamente entendido. La guitarra puede sorprender, es el caso de la guitarra acústica que está hecha con maderas nobles con las manos de un artesano, son instrumentos hechos en función de lo que tú crees que debe ser un instrumento. También hay sorpresas en lo que tú logras hacer con el instrumento.
Dentro de tu compatibilidad con tu instrumento accediste a un género musical ¿cuál es tu género musical?
Bueno, ahora mi género es la trova, entendiéndose como el conjunto de temas muy poéticos, con una música que acompañe lo que quieres decir con la poesía. Es decir, yo me siento huérfano al escuchar únicamente melodía, necesito acompañar con una letra que para mí me signifique el decir, el contar, el proponer, el soñar. Simplemente la trova como formato de lo poético puesto música.
¿Toda poesía es musicalizable?
Puede ser. No toda la poesía es buena. La poesía es musicalizable siempre y cuando discriminemos bien qué es poesía y que no es poesía…
¿Y qué es poesía…?
Poesía significa el hecho de transmitir una idea esencial de lo que para ti debe ser el mundo, de lo que para ti debe ser la sociedad, los valores, condiciones no tan frívolas, sino más grande como son los sueños.
A veces se amalgama un gran poeta con un gran músico, como Miguel Hernández y Joan Manuel Serrat,por ejemplo…
Te pongo el ejemplo de Sabina que es un excepcional poeta. Es un poeta descarado que te dice las cosas como tienen que ser, sin mucha metáfora, te las dice directamente, pero te las dice bonito. Comenzó luego con una estética musical. Ahora tienes en Ecuador a un Ismael Serrano que está componiendo bastante bien.
Paco Ibáñez en España…
Paco Ibáñez en su época, por ejemplo, Palabras para Julia. Recuerdo haber escuchado esa canción en el cierre de la película Kamchastca donde actúa Darin. Es un país, y parte la película de un juego de niños de ganarse un territorio en época de dictadura argentina. Te dice que mientras tu construyas sueños y tengas toda la fortaleza para defender tus ideales y pensar en un futuro mejor, te vuelves invencible.
Eso sonó utópico ¿La utopía está vigente todavía?
Siempre estará vigente la utopía.
Siempre nos dicen que seamos pragmáticos, que no existe la ideología, que no existen los sueños
Yo creo que la utopía es lo único que sirve para seguir viviendo, para seguir construyendo sueños y para pelear por esos sueños. Yo creo que nunca va a existir una sociedad perfecta, siempre el hombre podrá dar más. El hombre tiene una capacidad infinita de soñar. Lo que le hace falta es la capacidad para luchar por esos sueños, y en eso precisamente radica la utopía. Es la herramienta que a ti te empuja a seguir caminando en la conquista de tus sueños.
¿Y cuáles son tus utopías?
Tengo muchísimas. Por ejemplo, el hecho de salir a la calle y no encontrar tanta diferencia, tanta miseria, hambre, no encontrar tantas desigualdades. Creo que la utopía que perseguimos aquellos que tenemos algo de corazón que todavía late, es precisamente eso: acabar con las desigualdades. Y que las oportunidades sean iguales para absolutamente todos.
Pongámonos un poco prácticos ¿en qué andas ahora, cuáles son tus proyectos, además de cantar en el Café de Juan?
Si, ahora estoy en un proyecto que es reencontrarme a mí mismo. Estoy fuera de una esfera política de la cual tomé un año sabático, me refiero a lo político partidista, lo político militante. Quiero tener un reencuentro con ello y buscar la manera de aportar desde esta cualidad de músico y hacer precisamente eso. Seguir empujando a la utopía, seguir dando cierto tipo de tips que te permita reflexionar.
¿Eso determina un repertorio?
No creo que un repertorio, creo que depende del estado de ánimo que pongas en cada uno de los conciertos. De hecho hay un repertorio que estoy definiendo. Voy hacer un concierto el 6 de abril en Otavalo en un espacio que se llama Sisa, que lo he llamado La vida me ha hecho canción. Es más o menos lo que refleja el intentar contar a través de ciertas historias o de cierto orden de canciones. Estoy utilizando canciones de la vieja guardia, entre esas una de Charlie García que se llama Desarma y sangra que es un cuestionamiento. Estás permanentemente desarmando tus sueños, desarticulándote y sangrando por el dolor de no haberlos trabajado. Creo que lo importante ahora es trabajar por esos sueños. Entonces están esos temas y hay temas de León Gieco, Silvio Rodríguez que voy a utilizar. En ese tono va el concierto.
¿Qué influencias reconoces en tu formacion artística?
Muchísimas influencias, argentinas, chilenas, nicaragüenses, cubanas, norteamericanas. Pete Seager, tenía en su Bango algo que decía, más o menos como Esta es la máquina para aniquilar fascistas. Era toda una proclama. Ya murió de viejo y me quedé prendado con su música country. Violeta Parra, Víctor Jara, Patricio Mans son influencias de Chile. De Ecuador, tengo lo que heredé de mi padre, es decir, esas composiciones que se tenían antiguamente que las cantaba Carlota Jaramillo. Yo no busco las melodías por su origen territorial necesariamente, sino por la realidad que describen
¿Es una realidad de una trova urbana?
Yo creo que estás bien en el concepto en el sentido de la trova urbana. La mayoría de los autores que te he mostrado corresponden a un formato de trova urbana. Es un ejercicio intelectual que todos deben hacer cotidianamente. Yo soy un tipo más que urbano con actividades propias de la urbe, no soy un arriero de nada. Creo que dentro de mi forma de pensar el mundo, la realidad de las personas que están en la ruralidad es brutal, creo que puedo ver esa realidad sin que sea mi cotidianeidad.
Hazte la pregunta que no te he hecho…
Hasta cuándo voy a bregar en el tema de la música, cuál va a ser el punto final. La respuesta es que haré música mientras me sienta capaz de transmitir estéticamente lo que quiero decir y cuando se me acabe la música buscaré alguna otra alternativa que me permita seguir en comunicación con la gente compartiendo lo que creo, lo que pienso, lo que sueño.