Los cubanos fueron convocados este 24 de febrero a ejercer uno de los actos más significativos de su sistema político: el referéndum que decide si el pueblo aprueba o no la nueva Constitución. Los cubanos, según el analista Néstor del Prado, no votan “respondiendo a campañas publicitarias, nuestra educación y cultura política nos llevará a votar con plena conciencia”. Y esa conciencia les indica que deben votar “directa y secretamente en un legítimo proceso democrático”,
Se trata de una decisión frente a la consulta “más documentada y participativa que ha ocurrido en Cuba”. Según la prensa cubana se trasmitió todo lo acaecido en los debates, tanto en las Comisiones como en el plenario de la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Los datos publicados sobre los resultados de la consulta esclarecen lo esencial, aunque no siempre hayan satisfecho las expectativas cuantitativas. En el referendo hay votación clásica (sí o no), pero que tiene una base de consenso, manifiesta un comunicado de prensa.
Los cubanos buscan los consensos y éstos consisten en que “cuando se llega a una decisión nadie siente que su aporte ha sido mal interpretado o no se le ha prestado la suficiente atención”. Por eso no es un voto de unanimidad o de estar todos de acuerdo. Más bien considera “las diferencias de opinión como algo útil en vez de algo dañino”. Es de desear que cada persona piense que la decisión tomada es la mejor. El consenso lleva a hacer lo que sea mejor para el bien común. Esto lleva a considerar otros intereses más allá de los propios, según opinan los analistas. Los cubanos están conscientes de que “al escribir en la boleta sí o no, deben tener presente todo lo que significa el consenso, en este caso de una decisión trascendental de alcance nacional”.
En cuanto a las tendencias, la campaña por el SI es un acto legítimo, frente a la campaña por el NO, que se hace y divulga en redes sociales, que de hecho son muy visibles en Cuba. Los cubanos consideran también que “en muchas ocasiones es acertado escuchar y analizar las razones de un No, para reafirmar el Sí. Y si en lugar de razones, se trata de calumnias desesperadas para promover el NO, el Sí se fortalece”.
En todo caso en Cuba el proceso electoral es libre y “no hay fraude electoral, ni votantes fantasmas, ni boletas alteradas, ni otra manifestación que vulnere la libertad individual”. El escrutinio se pudo observar por quien lo desee. El informe de los resultados es un acto público. En el criterio del analista Del Prado “pronosticar resultados cuantitativos de la votación no sería serio”; pero sí comparte su convicción “de la importancia de lograr un alto porcentaje de votantes y un porciento francamente mayoritario por el Sí”, aunque baste con uno más del 50% para que la Constitución sea refrendada.
Votar por el Sí
Votar por el SI significa reconocer que el proceso “constituye una base apropiada para promulgar leyes que hagan viable la Constitución, y le otorgue la mayor potencia revolucionaria posible”. Reconocer que “los principales dirigentes del Estado y del Gobierno, liderarán sin desmayo el combate contra las raíces de las manifestaciones negativas que sabemos que existen y que pueden ser letales para la continuidad de la obra revolucionaria”.
Los cubanos deben tener claro que dar un SI el 24 de febrero, implicó: reconocer que la mayoría del pueblo participará en las transformaciones económicas y sociales que necesitan los cubanos. Tener certeza de que “la ciencia y los científicos jugarán un rol más protagónico en la solución de los problemas actuales y futuros”. Estar conscientes de que “el pueblo tomará en cada momento las decisiones más sabias para salir victoriosos en los retos de fuera y de dentro”. Valorar “la importancia de la Unidad de todos los cubanos, en momentos tan cruciales”. Confiar “en los trabajadores y su capacidad productiva y transformadora cuando se les convierte en beneficiarios y protagonistas de la producción material y espiritual”. Tener fe en “la juventud y los estudiantes, en su naturaleza revolucionaria y su capacidad de realizar grandes hazañas, comenzando por las proezas cotidianas”. Tener confianza en que “el Partido Comunista de Cuba, será el Partido para el bien de todos los cubanos”.
El 24 de febrero de 2019, según los observadores, pasa a la historia de Cuba, como una de sus páginas más importantes del proceso político democrático revolucionario.