Por Francisco Herrera Aráuz
El nuevo proceso electoral para el poder seccional en la nación es una muestra de las impresentables contradicciones de la clase política. La presencia de más 80 mil candidatos ha desatado el pánico en las tiendas políticas, que no disimulan su asco por el sinfín de nombres “que no se sabe de donde salieron” y que ahora cuestionan. Ante la avalancha reaccionan para tener unas elecciones confusas, caóticas y que se anulen tras los resultados, todo con tal de no perder el poder que ahora controlan por arte de la traición y la transición.
Lo primero son las cifras: se registraron 278 organizaciones políticas, existen 80.281 candidatos para elecciones seccionales entre prefecturas, alcaldías, concejalías y juntas parroquiales, de los cuales 39.447 son mujeres y 40.834 hombres, todo un amplio espectro de participación democrática. A ello se suman los 43 candidatos al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, al cual se le debe prestar una atención especial.
Esta masiva presencia de candidatos ha generado una muestra evidente de repudio por parte de algunas voces de los analistas como de otros más, sean autoridades electorales, periodistas o actores políticos, que no se explican ¿por qué tantos? Cuestionan que estos nombres sean desconocidos, que no se sepan sus motivos para candidatizarse y, que se lancen como “ejército de salvadores. Y del temor han pasado al asco para provocar sin disimulo el rechazo por los apellidos, formación académica, origen étnico y hasta caras o rostros cobrizos ya que no son “gentecita bien” que siempre ha salido de entre los suyos. Óiganlos en la gran prensa y se reconocerá a quienes cuestionan tanto aparecido.
Mirando el panorama desde lejos, se debe reconocer un alto nivel de interés por la participación política, pero, como resultado de una evidente crisis de representatividad política que vive el Ecuador. Durante mucho tiempo se ha formado en las bases ciudadanas liderazgos locales para participar en la toma de decisiones que se dan desde el poder local frente a la nación, de hecho muchos las cuestionan con conocimientos, y más aún quienes dirigen los pequeños espacios de trabajo colectivo en las ciudades, en los barrios, comunas o pueblos alejados. Es decir, no se sienten representados en el poder en estos momentos y han reclamado su presencia.
El discurso para “acabar con el correismo” fue que en la década pasada se había destruido a los partidos, que se buscaba el gobierno de un partido único, que solo con fraude se ganaron tantas elecciones. La verdad es que no se quiso ver la fuerza de participación ciudadana que no les acepta desde hace tiempo a los grupos políticos tradicionales, y no ve en ellos ninguna legitimidad, por eso se ha dispuesto a formar sus propios grupos políticos explotando en muchos casos la individualidad, sumado al rechazo de las prácticas corruptas y personajes caducos que no pudieron volver a asumir función alguna. Resulta que el partido único ha sido una farsa que se desmiente con la presencia de las 278 (doscientos setenta y ocho) organizaciones, movimientos y partidos políticos que participarán en las nuevas elecciones.
Recuerdo en los años de confrontación de “Ruptura de los 25” la actual ministra del Interior, María Paula Romo señalaba que a los males de la democracia había que curarlos con “Más democracia”. Ahora resulta que en la clase dirigente política ecuatoriana al ser sorprendidos en la marea electoral se dice cualquier cosa con el fin de repudiar tanta participación, considerando que da para la duda la presencia de los ciudadanos a desafiar al poder, y que es solo “por figuración”, “para hacerse conocer con la plata del Estado” y lo peor de todo “para tener qué poner en su currículum vitae”. Es decir, les asusta que no puedan controlar tanto desborde democrático y les apesta tanta presencia ciudadana, a la que desprecian por ser “Más democracia” que puede impedir que sus elegidos no sean los electos, para los que se han preparado tantos años de la década anterior en la que perdieron todas las elecciones.
Si le suman una cifra cruel, la indecisión al momento rebasa el 80% y un resultado efectivo no hay, ni siquiera en las candidaturas que aparecen en los primeros lugares de las encuestas, entonces el miedo se vuelve pánico porque “puede llegar cualquiera” y peor si no es el su preferencia. De veras no pueden contra la crisis de representatividad que los mismos partidos tradicionales ha cavado su propia tumba.
Pero, el sudor frío les recorre a los autores de la traición-transición, cuando miran el panorama de elección del nuevo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) al presentir que las cosas no saldrán como lo planificaron con la consulta ilegítima. Por ello salta esta presunción como denuncia que hoy lanzo con toda la responsabilidad de mis palabras.
Todo por acabar con el correismo al Ecuador le metieron desde el pasado 4 de febrero de 2018, en el proceso de transición que ha resultado un fiasco. Al mando de J.C. Trujillo y su seis se ha generado un escándalo continuo con violaciones a la Constitución, las leyes, destruir el debido proceso; se atentó contra el derecho a la honra, el buen nombre y la estabilidad institucional de la nación convirtiendo al estado-mamarracho en fruto de sus venganzas. Resultado: una intervención de la justicia con un consejo de la judicatura vergonzoso entre ritos y desquites, una elección de la corte constitucional indebido y tramposo que da como mediocre resultado una corte de “A 14”. Una serie de encargos que violaron la ley, la institucionalidad quedó por los suelos y, a los que les eligieron a dedo para ser los salvadores de la democracia, resultaron perfectos inútiles que no pudieron con el manejo de las entidades a su cargo. El fracaso y desorden al que han llevado al país tiene autoría, nombre y apellido en el Consejo de Transición y Julio César Trujillo Vásquez y los seis.
De forma incomprensible y confiados en que sacarían al correismo, a Rafael Correa y a la Revolución Ciudadana del campo electoral, clamaron y lograron que el Consejo de Participación Ciudadana sea elegido en las urnas, confiados en que su “gentecita bien” que tuvo el gran mérito de haber insultado y denostado contra el pasado gobierno resulte seleccionada en los concursos. Y de veras hicieron todo lo posible para colocar requisitos muy exigentes, de esos que buscaban eliminar posibles infiltrados contrarios a sus intereses y, de ellos obtuvieron 49 candidatos que se deben presentar a las urnas para el voto universal directo y secreto.
Aquí es donde salta el problema.
Resulta que los que ellos querían que sean candidatos no tuvieron la capacidad suficiente, tampoco los actos ciudadanos y conocimientos adecuados que resultaron ser tan mediocres como los jueces elegidos por ellos. Y, tras comprobar el listado final, les invadió el temor que resulten electos ya que sus fuentes y rumores, sus chismes de mesa y cocina, les contaron que más de los 40 elegidos “eran correístas”, según expresiones de un locutor de radio muy afín al grupo de transitorios del lado de J. C. Trujillo. Y eso no podía ser porque al llegar a sus cargos pueden volcar en contra todo lo hecho por este grupo, juzgarlos y sancionarlos porque todo lo hecho fue ilegal y antiético.
A partir de esa selección, o sea octubre del 2017, J. C .Trujillo se reunió con Pablo Celi, contralor autoimpuesto, y resolvieron que no se debe elegir tal consejo, por lo que anunciaron que lanzarían una consulta para eliminar el Consejo de Participación Ciudadana, lo que resultó un contrasentido ya que se llamaba a las urnas para elegir a funcionarios que no se iban a posesionar en sus cargos. La clase política dirigente en el país entró en emergencia desde ese momento y trata de impedir que se elija al CPCCS, y si no hay cómo, entonces se trata de hacer todo para nulitar esa elección y deslegitimar el proceso dañándolo todo para que nada funcione.
Tal pareciera que el objetivo es dañar las elecciones, para lo cual se procede a elegir a un Consejo Nacional Electoral, que debe fingir demencia e incapacidad y, así están actuando.
El proceso parece un caos organizado con medidas alocadas como el hacer una urna gigante para que se incluyan todos los votos, con lo que contar llevara unas cuantas horas; se impide que la OEA y los veedores electorales asistan al proceso; se demoran las calificaciones de listas; no hay monitoreo del gasto electoral contratado en firme; se acude a la SUPERCOM a que asista al proceso electoral, pese a que fue eliminada con el griterío general; se impide el registro de los medios digitales dirigido especialmente contra Ecuadorinmediato.com para que no se sepa cómo se maneja la pauta publicitaria. O sea, todo un relajo para las elecciones, lo que da para la sospecha. ¿Lo están haciendo a propósito?
Y como hay que elegir a los nuevos del CPCCS, entonces se dictan medidas extremas como: un confuso sistema de elecciones entre hombres, mujeres y etnias, con altas posibilidades de anularse los votos por una deficiente elección fruto de la ignorancia a la que someten al elector. Para aumentar la confusión a estos candidatos, solo a ellos, se les impide hacer publicidad electoral, siendo el CNE encargado de difundir sus perfiles en horarios que los canales escogen para así aumentar el desinterés o la desidia sobre el tema. Claro, si se obtiene un alto número de votos nulos en las elecciones del nuevo consejo, entonces quedarán deslegitimados y no se pondrá el nuevo funcionamiento que juzgue lo anterior. ¡Vaya forma de hacer fraude con facha de legalidad pero con una supuesta inutilidad!
Mas, como la ciudadanía ha comenzado a sospechar de tantas trabas, entonces lo último que hacen es anticiparse y anunciar que antes de elegir al nuevo consejo se reformarán sus poderes, se retirará la capacidad de elegir a las nuevas autoridades de control. Con esto el CPCCS elegido en las urnas se convertirá un poder inútil, robándole de esa manera a la ciudadanía esa autoridad que tiene para intervenir en las decisiones del estado que se le había dado con la Constitución y el proceso vivido con anterioridad. Tanta ilegalidad muestra el asco que le tienen a su propio pueblo todos los que han perdido las elecciones y que hoy lo han arrebatado a punta de traición.
Bien lo dijo Simón Bolívar al enfrentarse al poderío español: “Nos tiene sometidos más que por la fuerza, por el engaño” Esto es ¿”más democracia”?
Dr. Francisco Herrera Araúz es Director General de Ecuadorinmediato.co
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Fuente fotos Archivo Ecuadorinmediato /Twitter)