¿Qué hacer cuando uno de nuestros hijos o hijas es objeto de acoso en la escuela o en el colegio? Esta pregunta forma parte de repertorio de padres de familia de planteles aniñados y públicos del país, todos los días. No en vano las autoridades del Ministerio de Educación reconocen 1.461 casos de acoso escolar ocurridos entre el 2014 y el 2018. ¿Qué se ha hecho por los afectados y qué impacto ha tenido en su vida escolar? Esa es la interrogante que se plantea el largo metraje Proyecto Bullying de los jóvenes realizadores Felipe Irigoyen y Andrés Garófalo y que sale a luz pública el día viernes 14 de diciembre.
Catalogada como comedia dramática, la película se propone “hacer algo distinto”, según sus realizadores que reconocen haber hecho un filme de tono autobiográfico. Ellos tampoco escaparon a las “bromas pesadas” de sus vecinos y a la violencia como una forma de “resolver” conflictos entre pares escolares.
El argumento del filme se sitúa en la cotidianeidad de la vida estudiantil, y partir de esa realidad consuetudinaria va mostrando los casos de acoso, sin dejar de poner el toque de humor. Las vivencia de sus compañeros, las fiestas juveniles, los romances, el buleo se muestra en una sucesión de escenas que resultarán muy reconocibles para el público espectador.
La película Proyecto Bullying inicia su periplo acompañada de una campaña en los colegios concientizando sobre los efectos del acoso estudiantil y se propone provocar la reflexión de los jóvenes a través de testimonios que serán recogidos en un ánfora ubicada en los establecimientos. Andrés comentó para la prensa que “en los colegios que hemos visitado los estudiantes se siente identificados con la peli”. El filme resulta entretenido -dicen sus realizadores- porque un tema álgido como el bullying va matizado de sabrosa comedia y de drama en dosis precisas para lograr la identificación del espectador joven.
El filme fue realizado en cuatro años de descubrir cómo se hace una película, dicen los productores. Fue una experiencia rica en matices artísticos y técnicos, cuyo resultado podrán valorar los espectadores. El argumento cuenta la experiencia de tres personajes principales. Rolando Moreira encarna a Nicolás Loor, un colegial que se muda de Guayaquil a Quito con su familia. La situación en el nuevo plantel no es la más óptima al no armonizar con los grupos más populares que lo acosan. Vanessa Osorio protagoniza a María Fernanda Ribadeneira, quien inspira un triángulo amoroso, y Roberto Vilatuña, el malo de la película. La banda sonora de la película está a cargo de 4AM, Marqués, Suburbia Ska y Gutto, que interpreta Huellas, tema central del filme.
Ahora los jóvenes estudiantes, público natural de Proyecto Bullying, tienen la palabra. Un esfuerzo cinematográfico de Felipe y Andrés que deberá tener la correspondencia de los espectadores.