La XI Feria Internacional del Libro y la Lectura, FILL, que se realiza en Quito del 9 al 18 de noviembre en el Centro de Convenciones del antiguo aeropuerto, fue anunciada con un grandilocuente texto en el programa de mano por sus organizadores, Ministerio de Cultura, Cámara Ecuatoriana del Libro y Municipio de Quito. El evento fue posicionado como “un encuentro que propicie el deleite de las palabras, el análisis y la controversia”. Consecuentemente, la FILL este año muestra algunos aspectos polémicos que ponemos sobre la mesa.
Como un “antecedente excepcional”, el escritor japonés Haruki Murakami, aceptó ser “entrevistado” por el Ministro Raúl Pérez Torres, en un encuentro que tuvo lugar en la Casa de la Cultura, a teatro lleno, con la asistencia de gente joven, clasemediana y que se declara fans del intelectual nipón. La crítica se enfiló con un tufillo de mala leche: “Con respecto al invitado estrella, fue un error anunciar la presencia del escritor japonés, cuando de entrada no iba a ser así. Murakami llega a Quito porque tiene una invitación a Galápagos y no porque sea un abreboca de la FILL”, señaló un portal digital.
Consultado el Viceministro de Cultura, Gabriel Cisneros A., respondió que la feria “este año ha sido una experiencia única, como un punto de encuentro, y el haber comenzado con algo que no es parte de la feria, sin embargo la contextualiza: el conversatorio entre Raúl Pérez Torres y Haruki Murakami. En el marco de la FILL invitamos a Murakami al país, lo importante es que vino a tener una presencia con la intelectualidad, con los escritores ecuatorianos. Murakami es un escritor atípico, esquivo, pero vino al Ecuador. Toda construcción de cultura humana es incompleta, hemos tratado de ser incluyentes”. La FILLL 2018, incluye la presencia del escritor inglés Geoff Dyer, del exponente de literatura negra, Bernardo Fernandez; Jorge Zepeda Patterson, Joel Flores y Daniel Salinas Basave de México, la boliviana Giovanna Rivero, Carlos Yushimito de Perú y Triunfo Arciniegas, de Colombia.
En otro aspecto, el viceministro aseguró que “estamos pagando la deuda cultural”, y para demostrarlo citó datos duros del Fondo de Fomento de Inversión: en el 2016 había 400 mil dólares y en el 2018 tenemos un millón 600 mil dólares. Como codeudores culturales, “a nivel general estamos tratando de saldar esa deuda”, dijo Cisneros, interviniendo en museos que estaban “en el olvido”, de igual modo se destinan fondos para la creatividad ciudadana y el cine.
“La literatura salva al mundo, pero el mundo no sabe que lo salva», dijo el viceministro con tono solemne en una frase para el mármol, haciendo referencia al posicionamiento de la feria como un evento de ‘Ciencia, creación y otras ficciones’. Sin embargo, Cisneros estima que “es necesario un diálogo entre la literatura y la ciencia, se dan miradas distintas…nosotros más allá de que representamos un gobierno tenemos un sentimiento y una visión pluralista para aceptar todas las miradas y todas las críticas, muchos han dicho que la literatura no sirve para nada. Pero si para algo sirve, es para darle espíritu a la humanidad ”, concluyó Cisneros.
El otro ausente es México, país oficialmente invitado y oficialmente “ausente” del recinto ferial. La critica apunta a que “la capital había puestos sus ojos en México, sin embargo, al parecer la invitación no se concretó con la antelación debida. No obstante, hay una gran cantidad de autores mexicanos confirmados”. Como una coincidencia -o remplazo no oficial-, Argentina desplegó un dilatado stand con una muestra fotográfica de la presencia de Jorge Luis Borges, hace algunos años en el Ecuador, y países como Cuba reiteraron su acostumbrada asistencia a la FILL. El gran protagonista de la FILL, sin duda, es la empresa editorial privada que copó las instalaciones del Centro de Convenciones para 54 expositores, destacándose las ofertas de literatura para niños y jóvenes de autores nacionales e internacionales. En clara lid, emprendedores independientes y empresas editoriales, enseñan sus mejores novedades literarias.
Santiago Peña Bosano de la editorial Cactuspin, reconoció que “de hecho no tuve ninguna invitación como autor ni como editor, lo que se siente es que los espacios están con un valor muy alto”. Peña enfatizó que “el camino de la recepción, a partir de los otros soportes como la ciencia y la tecnología, es igual de válido en el libro como tal, aunque esté afectándome como autor, como gremio, como editor y como librería”. Murakami de hecho no estuvo en la FILL, señaló Peña, pero valoró la presencia de otro escritor de ascendencia japonesa, el peruano Carlos Yushimito. El editor ecuatoriano mencionó algunos ausentes, cuya presencia extraña: el mexicano Jorge Luis Volpi, reciente Premio Alfaguara, o Valeria Luicelli, con una dimensión “realmente muy fuerte” en la literatura actual.
La oferta literaria ha aumentado -señala Peña- debido a que hay más producción, con muchas más editoriales nuevas que han crecido en un número de 4 a 10, en dos años. Y están las editoriales antiguas -como El Conejo con 40 años en el mercado-, que sigue “sacando cosas frescas”, y reciben un sacudón de las editoriales independientes que hacen mella. Sobre la competencia electrónica al libro impreso, Peña señaló que “la gente está en contacto siempre con mensajes a través del Internet, de los memes, de videos, que es otra forma de consumir información, pero “debo confesar que yo mismo, en vez de llegar al libro físico que cuesta 30 dólares, me compro en digital que me cuesta 7”. En referencia a la Campaña de Lectura José de la Cuadra, dijo que “hay una buena voluntad, pero no quiero comprometer mi respuesta, se están editando cosas, pero siempre hay un halo medio extraño, nosotros como editorial hacemos las cosas de otra forma: No estamos en la Cámara del Libro y no tenemos ningún contacto con el Estado, somos independientes de lo municipal”.
Ruben Campos, representante de FLACSO, editorial de ciencias sociales que publica investigaciones académicas, señaló que la FILL “es lo que se podría esperar”, es decir, “entras a la feria y lo primero que miras es música y artesanías, el lector cuando entra no ve libros, eso no le identifica a la feria, la cara de la feria debería ser libros”. En sus aspectos logísticos, la FILL 2018 adolece de poca organización, porque “yo creo que no hay una lógica, tu te encuentras Esmeraldas a la entrada, comics a la izquierda, editoriales más allá, no hay una estructura”. No obstante, reconoció que “la propuesta de libros es buena, las editoriales y las librerías han traído sus mejores productos, en ese sentido los que son parte de la feria han hecho su trabajo, hay una buena oferta literaria y buenos descuentos, desde libros de dos dólares, hasta enciclopedias de 1.200 dólares”. Los conversatorios -dijo Campos- no tienen presencia internacional, “con nombres que sean populares o famosos, son nombres muy desconocidos”. Esmeraldas, como provincia invitada, ha aportado a la feria la música, la gastronomía, no hay espacios para promocionar la poesía de Preciado, por ejemplo. Por otra parte, ahorita estamos gritándonos, estamos en la parte de atrás de la feria y no se puede conversar por la bulla de la música, es de locos, uno aquí está aturdido porque son dos o tres horas. En la parte comercial la FILL es buena”, concluyó Campos.
A partir de esta semana, la FILL 2018 anunció una rueda de negocios para que el mercado local pueda ofrecer su producto a compradores intenacionales, representados por al menos 12 compradores de países como México, Argentina, Colombia y Perú. La FILL Quito tiene el desafío de optimizarse a sí misma. El ingrediente que sigue faltando es planificación; si esto se llega a cumplir se corregirán todos los errores, dicen los críticos. Al filo de la tarde, los filos de la FILL se perciben como un esfuerzo del que debemos empoderarnos como capital y como país.