Las guerras se inician por razones económicas y se concluyen, o recrudecen, por motivaciones políticas. El conflicto histórico entre Chile y Bolivia por una salida boliviana al Océano Pacífico, no es la excepción. Los antecedentes históricos del reclamo del Estado boliviano al Estado chileno por soberanía marítima datan desde el año 1863, cuando la corona española ordenó bloquear y bombardear los puertos de Callao en Perú, y de Valparaíso en Chile. Este suceso hizo cobrar importancia a Antofagasta en la región de Atacama donde se encontraban yacimientos mineros salitreros que pasaron a ser protegidos por Chile.
Los yacimientos se valoraron aún más, a partir del invento de la dinamita en 1966, cuya fórmula incluía salitre y nitrato existente en la región fronteriza chileno boliviana. Ante la inestabilidad político militar de la zona, Perú y Bolivia firman un acuerdo secreto de asistencia militar y los bolivianos desconocen un acuerdo previo con Chile. Bolivia incumplió y gravó impuestos a los chilenos sobre productos en la zona. Chile, ante esa circunstancias, envía tropas a Antofagasta con propósitos de ocupación militar. Esto da inicio a la Guerra del Pacifico, en 1879, que enfrentó a Chile contra la confederación Perúboliviana por la disputa de los yacimientos mineros en la región.
En 1884 se firma la paz entre chilenos y bolivianos en el Pacto de Tregua, y se ratifica en el Tratado de Paz y Amistad de octubre de 1904, a través del cual Bolivia cede en forma definitiva la provincia de Antofagasta a Chile. El artículo sexto del tratado de 1904 señala que no se podrá llevar a litigio asuntos ya zanjados, es decir, los límites fronterizos de Bolivia y Chile. Desde 1978, ambos países no mantiene relaciones diplomáticas formales, luego de desacuerdos en las negociaciones entre Pinochet y Banzer en el tema de la salida boliviana al mar.
El 1 de octubre de 2018, la Corte Internacional de Justicia de La Haya, CIJ, emitió un fallo en el sentido de que Chile no está obligado a negociar nada en términos limítrofes con Bolivia. Evo Morales ratificó su decisión de “continuar su empeño para conseguir de nuevo una salida soberana al océano Pacífico”, en tanto, Sebastián Piñera, dijo no estar dispuesto a ceder “ni un centímetro de su soberanía”.
La Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) es una instancia de la Organización de las Naciones Unidas, establecida para resolver conflictos entre los estados signatarios. Este tribunal se declaró competente, porque los asuntos en litigio «no han sido resueltos por ambas partes», situación que pone en el tapete de la discusión ese punto esencial.
La guerra entre Chile y Bolivia, con intromisión de Perú, fue un hecho económico, cuya vigencia y trascendencia ha sido históricamente superada. De cara a las relaciones fraternales que deben primar entre ambos pueblos, amerita que chilenos y bolivianos se sienten a consensuar una salida al tema que implique también una salida soberana al mar boliviano. Esto supone, sin dudas, que impere la voluntad política de las partes. Si bien la guerra es la política por otros medios, es imperativo que ahora la política de paso a una solución ausente de guerras, resentimientos y frustraciones históricas entre los dos países.
Cuestión que debe sanjarse en un clima de amistad y reconocimiento mutuo de los derechos que asisten a ambos pueblos, que por sobre los líos en la frontera, somos hermanos.