“Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida”. dijo Lin Yutang, y viajero eterno como era el escritor chino, confirmó en diversas ocasiones de que el turismo es una de las actividades sociales más gratificantes que puede realizar el hombre.
Los griegos daban vital importancia al ocio y tiempo libre dedicados a la cultura, diversiones, religión y deporte. Los romanos, en cambio, frecuentaban aguas termales y eran asiduos de grandes espectáculos teatrales. En la era moderna, el turismo permite visitar lugares remotos o próximos, por motivos de descanso, cambio de ambiente, realizar compras, interés cultural, búsqueda de contactos naturales, intercambio de costumbres gastronómicas, contacto con la naturaleza, aventuras extremas, y hasta no hacer nada de lo anterior y sumirse en una actitud de contemplación de los parajes descubiertos en cada viaje.
La actividad ha sido definida como el conjunto de las acciones que una persona lleva a cabo mientras viaja y pernocta en un sitio diferente al de su residencia habitual, por un periodo consecutivo que resulta inferior a un año. Pero más allá de las definiciones académicas, amerita decir que el sentido esencial del turismo es que el mundo se muestre y conozca a sí mismo. Y mientras digo esto, me viene a la memoria una afirmación de Henry Miller de que “nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. De allí que viajar supone comportamientos humanos, consumo de tiempo de ocio y uso territorial que hacemos de los lugares visitados.
A propósito de que la llamada industria sin chimeneas tuvo su día clásico esta semana, cabe reflexionar sobre las prácticas en un país como Ecuador que, de maneral natural, es potencialmente un destino turístico mundial de enormes posibilidades. En cuanto a la dinámica del turismo, cabe reconocer los tres componentes básicos. Los operadores, las autoridades y los viajeros. Trilogía que precisa armonía en todas las etapas de la industria turística, sin la cual difícilmente se conjuga el verbo gratificar, que es el fin ulterior del turismo. No podrá una ciudad desprovista de atención municipal ser un buen destino turístico. No lograrán los operadores turísticos, hoteles, restaurantes, servicios de transporte, etc., desarrollar bien su cometido, sin apoyo de las políticas públicas vigentes para el sector. Y no podrán los viajeros, visitantes o transeúntes, disfrutar de las bondades que ofrecen los diversos lugares del planeta, sin una conjunción perfecta de los dos factores anteriores.
El turismo suele ser receptivo dentro de un país, o fuera de las fronteras nacionales, constituyendo un renglón económico de primer importancia para las naciones. Las estadísticas señalan que el año 2015 hubo 1.187 millones de desplazamientos turísticos internacionales. Los países más visitados son Francia (84 millones), Estados Unidos (77 millones), España (68 millones), China (56 millones) e Italia (46 millones), registrando ingentes sumas de dinero dinamizadas por concepto de productos y servicios turísticos.
Ecuador es un país que registra un incremento interesante de su turismo receptivo. El territorio nacional mostró un aumento de 57% en la llegada de turistas extranjeros entre enero y mayo de este año, respecto a igual periodo de 2017, según el Ministerio de Turismo. En los primeros cinco meses de 2018 llegaron 952.488 personas, cifra superior a los 606.680 visitantes registrados en el mismo periodo del año pasado.
En conmemoración del del Día del Turismo, se inauguró esta semana en el Centro de Convenciones del puerto principal, la I edición de la Feria Internacional del Turismo de Guayaquil TIM-Tourism International Market, para mostrar la diversidad de las provincias y cantones del Ecuador. La feria se programó con dos enfoques: una rueda de negocios y la exhibición para el público de productos, servicios y gastronomía, en 75 estands con representantes de todas las regiones del país. El ministro de Turismo, Enrique Ponce de León, señaló en la inauguración de la Feria que “a pesar de que Ecuador lo tiene todo para ser una potencia turística, le falta mucho para lograrlo”.
Sin duda, un avance es que comencemos por casa a conocernos a nosotros mismos. El ecuatoriano debe recorrer su país antes de pensar en viajar a Miami o Europa, orgulloso de una pequeña nación que, sin ser potencia regional o mundial, es potencialmente una puerta abierta al mundo en la mitad del planeta azul.
Fotografías Leonardo Parrini. Principal: Volcán Sangay. Interior: Centro Histórico de Quito.