La responsabilidad de un cargo de representación popular implica, sin lugar a dudas, asumir en las buenas y en las malas, las consecuencias por dicha representatividad. En otras palabras, dime quién te representa y te diré quién eres. La justa indignación de los quiteños ante el desatino del alcalde Mauricio Rodas de presentarse el sábado 15 de septiembre a una entrevista en el World Travel Awards, bajo los efectos del alcohol ingerido en el brindis del evento, ha dejado una estela de dudas que se suman a la ya cuestionada representación edilicia del burgomaestre de la capital ecuatoriana. Rodas, bajo un evidente estado etílico, emitió declaraciones incoherentes sobre las bondades de la ciudad al momento de ser interpelado por la prensa, escena lastimera que círculo en la redes sociales junto a una avalancha de críticas al alcalde.
Luego del incidente, Rodas emitió declaraciones ante un programa de televisión, disculpándose en términos poco convincentes: “Fue una mala jugada… Ofrezco disculpas por lo sucedido”; y, acto seguido dijo, “creo que la combinación del cansancio, el no haber dormido y el haber participado del brindis en el evento me pasó una mala jugada”.
La entrevista durante la premiación a Quito como Destino Líder de Sudamérica en los World Travel Awards (WTA) nunca debió ser aceptada por Rodas a los organizadores del evento, si se encontraba bajo los efectos de una ingesta alcohólica. Los habitantes de Quito, con absoluta razón y derecho, cuestionaron que el incidente se hubiese registrado en una ceremonia pública, cuando el Alcalde recibía un reconocimiento para la ciudad.
Rodas complementó sus “disculpas” recordándonos que “todos tienen derecho a expresarse, a opinar, y también por supuesto yo tengo el derecho y la obligación de en este caso pedir disculpas. No voy a juzgar jamás a los ciudadanos por opinar. Lamentablemente el no poder opinar libremente fue lo que le afectó mucho al país durante los últimos 10 años, 11 años; yo no creo en eso. Yo creo que todos tienen la libertad de expresar su opinión, la oportunidad y el derecho de criticar a cualquier personaje público”.
El alcalde no tiene que recordarnos nuestro derecho a la libre expresión y opinión, menos con el desparpajo de aludir a situaciones pasadas, en un claro intento manipulador de desviar la atención sobre el hecho que lo inculpa. El derecho de los quiteños y de los habitantes de esta ciudad a la libre expresión y opinión, nos lo hemos ganado en históricas gestas por dicha libertad y dignidad de la ciudad. Los quiteños se caracterizan por su valerosa actitud de enfrentar a tiranos, marranos y zutanos que no la dignifiquen, botándolos del cargo. Si no, pregúntenles a los ex mandatarios Mahuad, Gutierrez y Bucaram.
La entrevista durante la premiación a Quito como Destino Líder de Sudamérica en los World Travel Awards (WTA) nunca debió ser aceptada por Rodas a los organizadores del evento, si se encontraba bajo los efectos de un brindis alcohólico. ¿Acaso no tiene asesores que le indiquen qué hacer ante una cámara y cuándo exponerse a ella?
¿Es tal el estado de estrés que vive el alcalde que un evento público lo pone a expensas de emborracharse con un brindis, o no sabe que una imagen dice más que mil palabras? Las disculpas no hacen efecto esperado, luego de la bochornosa escena de un alcalde representando a su ciudad bajo evidente estado de embriaguez. El alcalde Rodas no pudo evitar beber alcohol, conociendo que su “debilidad” para aguantar bebidas alcohólicas le iban a hacer “una mala jugada”.
No se trata de moralina o de prejuicios éticos. El hecho implica una sanción política, porque la representación del alcalde de una ciudad es político administrativa, y como tal debe ser evaluada. La representatividad de un cargo de elección popular consiste, en este caso, en encarnar los valores de una ciudad y la gestión por dignificarla. No se trata de alarmarse por unas copas de más o copas de menos, se trata de un necesario y justo rechazo a una mala representación que deberá pasarle factura al alcalde en su próxima y obligada rendición de cuentas.
El bochornoso incidente del alcalde Rodas empaña los galardones de la ciudad que dice representar, una capital que se ha ganado un prestigio mundial por su prestancia cultural y bondades turísticas. El día 15 de septiembre, los ‘Oscar de Turismo’, como se conocen a los WTA, otorgaron tres reconocimientos a Quito, capital ecuatoriana: al de Destino Líder de Sudamérica se sumaron el reconocimiento a Destino Líder de Reuniones y Conferencias, así como a Ciudad Cultural Líder de la Región. La ciudad de Quito y quienes habitamos en ella no merecemos lo sucedido.
Tampoco a un alcalde que nos mal represente.