Las dirigencias de las centrales sindicales del país realizarán una movilización en contra del gobierno. Así lo anunciaron en un comunicado en el que se menciona que ejecutarán una movilización nacional programada para el 20 de septiembre. Entre los motivos políticos y económicos, los trabajadores señalaron que se movilizarán en oposición a “la intención del Gobierno nacional de reducir los subsidios a los combustibles, y por ende, la elevación de los costos de los mismos, ya que esto -dicen- se acarrearía el incremento general de precios en el país”.
En el comunicado, los obreros manifiestan que se busca “presionar a la clase trabajadora para solucionar la crisis”. En respuesta, sugieren intensificar los esfuerzos para recuperar los capitales perdidos por corrupción; y, al mismo tiempo, ratifican el respaldo al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) transitorio y a las cesaciones de funcionarios a través de las evaluaciones.
A la propuesta de los obreros se añaden las posiciones de los indígenas organizados en la CONAIE que en días pasados habían sentenciado: “ya no más diálogo” con el gobierno de Moreno. Esa fue la decisión unánime de las bases de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que decidieron “suspender” el proceso de negociación con el Estado.
Lentitud obrera
El dirigente histórico de los trabajadores eléctricos, Edgar Ponce Iturriaga, reclamó la lenta reacción de los sindicalistas del país. Ponce escribió en su cuenta de Facebook que será demasiado tarde, “cuando ya las medidas se hayan consagrado, cuando estén convocadas las privatizaciones”. El ex presidente del otrora poderoso sindicato de la Empresa Eléctrica de Quito, reclamó a los trabajadores que “la respuesta debería ser inmediata”.
A renglón seguido, esbozó lo que considera son las estrategias que se deben poner en marcha: “un recorrido nacional de 3 días, comisiones de las centrales nacionales unos al sur, otros al norte, centro etc. Convocar a las Asambleas Unitarias Provinciales, previamente, mientras tanto exigir la salida inmediata del ministro Cuesta Caputti, que está a poco de convertirse en el Zar de las Privatizaciones”. El cuadro obrero eléctrico dejó sentada la hoja de ruta que incluye difusión de “hojas volantes a repartirse en la entrada y salida de las fábricas, de las iglesias, universidades, colegios, ferias. Además, Ponce sugirió “vocear en todos los lugares públicos, comprometer a los barrios, ligas deportivas, jubilados etc. a la antigua, pero ya”, concluyó el dirigente obrero.
Es de Perogrullo decir -pero no está por demás recordarlo-, que la clase obrera no debe actuar a la zaga de los hechos políticos y económicos. Para afianzar su presencia social, las demandas y movilizaciones no deben quedarse entrampadas en meras reivindicaciones económicas. Una dirigencia lúcida, dinámica y consecuente deberá devolver a trabajadores ecuatorianos organizados su “vocación de futuro”, rescatando el rol histórico de la clase obrera, más allá de las coyunturas, como un elemental deber histórico que genere definiciones a mediano y largo plazo.
Lenin, el ruso, decía que los trabajadores son la fuerza que provocará cambios históricos para el advenimiento de un nuevo orden social, más allá del capitalismo. La doctrina socialista menciona en un acápite de sus teorías que, en el seno de la formación social burguesa, “crece y se desarrolla la nueva clase llamada a vencer la resistencia que los capitalistas oponen a desaparecer, como tal clase, de la escena histórica: el proletariado”.
Eso dice la teoría, mientras tanto Lenin, el criollo, en la práctica junto a los sectores empresariales, se mantiene a la expectativa de la respuesta activa sindical.