Una comunicación internacional de la organización ambientalista Greenpeace, alerta que desde“mañana la Tierra opera con sobregiro medioambiental”, es decir, el día que marca el fin de los recursos naturales. Los activistas respaldan su aseveración en un estudio y análisis desarrollado por la ONG Global Footprint Network, que señala que desde hoy se ha generado el fin de los recursos naturales y que, desde mañana, la humanidad entrará en una etapa de sobregiro por escasez de recursos. “La última medición dada a conocer representa la fecha más próxima de todos los estudios realizados hasta ahora. Así, si en los ’70 la fecha era fines de diciembre, el 2017 se había adelantado al día 3 de agosto, mientras que este año la fecha avanzó en dos días”, señala el documento.
La lucha por la conservación natural y su “creciente esfuerzo” contabiliza muchos años, registrándose más de 200 mil reservas naturales como resultado de la constante declaratoria de zonas protegidas en el planeta que, en la actualidad, constituyen el 15% de la superficie del planeta en una extensión de 20 millones de kilómetros cuadrados.
Los denodados empeños por la protección de 200 mil reservas naturales buscan salvaguardar la vida de las especies animales y la flora ubicada en esas áreas y evitar o disminuir el impacto provocado por las actividades humanas. No obstante, este esfuerzo se vuelve cada vez más difícil de sostener, según lo confirma un estudio de la revista Science, puesto que más de la tercera parte de las zonas protegidas están sometidas a una presión constante por la construcción de carreteras, expansión urbana, extracción minera y actividades industriales de diverso tipo.
Esta nefasta tendencia amenaza con producir una crisis ambiental. Se trata de una pérdida acelerada de la biodiversidad como consecuencia de la extinción masiva de especies, una generalizada destrucción de hábitats, y un impacto negativo en las condiciones para la regeneración de los recursos naturales.
La alerta de Greenpeace manifiesta que solo un 42% de las áreas protegidas están liberadas de la acción depredadora humana, el espacio restante del planeta solo mantiene una “situación de no intervención”. Los estudios ambientales determinan una realidad contradictoria: pese a haber aumentado las zonas protegidas, la biodiversidad planetaria disminuye.
La explicación es clara. Existen una constante disputa entre las zonas protegidas y las zonas industriales del planeta por ocupar cada vez más espacio, sin embargo la batalla la suele perder el área que requiere protección porque cada día son mas los proyectos industriales impactantes que surgen cercanas a las zonas intangibles. Si no se señalan políticas de mayor control y seguimiento ecológico que regulen o impidan la actividad industrial impactante, los efectos de protección ambiental resultan vanos y no se consigue el efecto de conservación deseado.
Demás esta señalar que “las áreas protegidas son nuestro reservorio”, siempre y cuando sean debidamente manejadas. Lo cual en la práctica no ocurre, desde el instante en que falta mucho para “crear conciencia y políticas globales responsables para que todos los ecosistemas sean usados en forma sustentable”, concluye el documento de Greenpeace.
En medio de la grave situación natural, las potencias capitalistas industriales -encabezadas por los EE.UU- se han negado sistemáticamente a firmar acuerdos de protección del ambiente, mientras que en la práctica desconocen políticas que se manifiestan en contra del cambio climático provocado por los gases que sus industrias producen y liberan a la atmósfera, precisamente, en esta época de sobregiro ambiental. Es por ello que, para evitar las crisis ambientales, los gobiernos del mundo deben estimular políticas de desarrollo sustentable.