La cita de las fuerzas politicas de América Latina reunidas en XXIV Foro de Sao Paulo llega a su fin en la capital de Cuba. El encuentro multilateral cierra con una Declaración Final que establece como” un objetivo primordial la defensa de la CELAC y el rechazo al papel injerencista de la OEA y la “despreciable supeditación” de su secretaría general a la Casa Blanca”. La jornada de la vigésimo cuarta edición del Foro de Sao Paulo, reunió durante tres días a más de 600 delegados de partidos y movimientos políticos de izquierda y populares de toda América Latina.
Los asistentes al Foro han debatido durante estas jornadas temas relacionados con “la ofensiva de la derecha regional en los últimos tiempos y las estrategias y articulaciones que debe construir la izquierda en áreas tan diversas como la comunicación, la formación y las políticas para enfrentar la hegemonía estadounidense en el continente”. Entre otros puntos, la Declaración Final del XXIV Foro de Sao Paulo, que dibuja el panorama de la situación regional tras los hechos acontecidos en varios países desde 2015, destaca que “la historia muestra que cuando hay dirección política decidida y capaz, objetivos claros de lucha y moral de combate y arraigo en las masas, se multiplican las opciones para contener cualquier ofensiva contrarrevolucionaria y neoliberal”.
Entre sus aspectos principales, la Declaración de La Habana destaca: América Latina vive una contraofensiva reaccionaria de la derecha y las clases dominantes de nuestra región. Situación que ya había sido denunciada por diversos líderes latinoamericanos. Es una ofensiva que “ha logrado retrocesos en las fuerzas progresistas”. En el contexto de esa ofensiva “existe una estrategia para la judicialización de la política y la descalificación de los principales líderes de la izquierda”.
En otro acápite la declaración señala que “la actuación de la derecha guarda relación directa con la naturaleza expansionista del capitalismo”, y que desde el 2017 “se ahondaron los efectos negativos de la concentración de la propiedad”. Como panorama general latinoamericano y mundial, la declaración señala que “estas realidades se agravan por la tendencia agresiva de la administración de Donald Trump en Estados Unidos, que atenta contra la declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz.
En las perspectivas regionales, Estados Unidos y sus aliados “necesitan consolidar la visión de que la región entró en una etapa retrocesos a favor del capitalismo”. Los asistetes al foro se manifestaron contrarios a reconocer el fin de una época progresista: Rechazamos la idea del fin de ciclo progresista con la misma firmeza con la que en su momento lo hicimos con la declaración del fin de la historia.
El foro de La Habana hizo un llamado “a la unidad de la izquierda y el campo popular para organizarse y luchar” y, en ese afán, se proclamó la necesidad de “preservar las experiencias de gobiernos populares y antiimperialistas…y estimular los esfuerzos emancipadores y anticapitalista de los movimientos sociales”.
Se puso énfasis además, en “realizar esfuerzos para la integración soberana de Nuestra América, para que sean un imperativo para la izquierda”. Existen suficientes ejemplos en la historia de América Latina y el Caribe que demuestran que cuando hay unidad y arraigo en las clases populares se multiplican las opciones para contener cualquier ofensiva contrarrevolucionaria y vencerla, señala la declaración.
El pronunciamiento concluye con una serie de exhortaciones politicas contingentes:
Rechazamos las políticas antiinmigrantes, en especial las que se aplican en Estados Unidos por parte de la administración de Trump.
Apoyamos las exigencias de los pequeños estados insulares del Caribe para ser compensados por los daños de la esclavitud.
Apoyamos el levantamiento incondicional del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la indemnización al pueblo cubano por los daños y perjuicios causados por más de medio siglo de agresiones de todo tipo.
Exigimos la devolución al pueblo de Cuba del territorio ocupado ilegalmente por la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo.
Exigimos la eliminación de las bases militares de Estados Unidos en la región, 77 en total.
Exigimos la libertad inmediata de Lula en Brasil.