La paternidad hoy día en la reciente obra de Ubidia, es una tentativa que orienta sus búsquedas, rememoraciones íntimas y miedos hacia el reencuentro con la figura fundamental e indescifrable del padre.
Dos obras del escritor ecuatoriano -Premio Nacional Eugenio Espejo 2012-, nos remiten a la figura paterna: La Enmienda (Eskeletra) y La Hoguera Huyente (El Conejo). Desde ángulos distintos, con un vértice común, ambos textos se bifurcan cada cual en perspectivas diversas.
La primera dice de la relación biopsicológica del padre Felix Paz y su hijo, en una trama intimista, y a ratos, estremecedora. La segunda, nos sitúa en la perspectiva del parricidio generacional, en una novela-montaje cinematográfico que discurre la coexistencia de los miembros de la pequeño burguesía desencantada de la paternidad social, con la oligarquía criolla simbolizada por Pedro y su padre, protector-proveedor. La trama alude a los años ochenta, cuando los militantes del movimiento Alfaro Vive Carajo, herederos de la clase media ascendiente, increpa al régimen febrescorderista, desafiándolo en un acto generacional parricida y, tras ello, intentar el asalto al cielo de su poder omnímodo que termina en una brutal represión oficial.
Ambas novelas de Ubidia ponen en tensión dramática el dolor, la filiación, la amistad y la mirada humanista detrás de los avatares de un país asfixiado en la década perdida de los ochenta. Una descripción certera, fáctica de la lucha, sin otro desenlace que la frustración parricida y el crimen paternal del Estado sobre una juventud inmolada en las mazmorras del sistema a manos de los escuadrones de la muerte.
La Enmienda, es la lucha por la sobrevivencia, «como si vivir fuera un desafío», metáfora de un sueño utópico siempre justificado por la figura de un padre obstinado en la influencia sobre su hijo que termina odiándolo en un acto de libertad parental. La novela corta de Ubidia es un alegato por esos seres “que siguen luchando cuando parece que está todo perdido” y prevalecen sus reveces y frustraciones. Seres que viven de “ambiciones inmediatas, de progresos mesurados”. Para ellos fue escrita esta novela que insta a no sucumbir a la resignación.
La Hoguera Huyente, título discutible, justificado por el hecho que alude a una historia con sus momentos posibles e imposibles, de revoluciones escapadas a dos generaciones: la de Alfaro y la actual, como hoguera huyente, cuya llama purificadora huyó una vez más.
Las obras de Ubidia en cuestión, confirman que todo homicidio es un parricidio, en tanto cualquiera que éste sea, atenta contra el principio de la razón y trastoca la referencia absoluta que funda la subjetividad humana. Un hecho difícil de admitir incluso de imaginar en el orden público, mientras que en lo privado es recurrente. Por eso no es casual qué en los primeros seis siglos de nuestra era, no se cuente con registro alguno de los parricidios acaecidos entonces. Y en nuestro tiempo, extrapolando, siempre estará presente el carácter deshumanizado del crimen por parricidio, presente en los montajes normativos de nuestra época.