Ante el clamor ciudadano de los habitantes de Quito afectados por vivir en una ciudad caotizada, y de los propios concejales que le pidieron la renuncia, el Alcalde Mauricio Rodas parece tener los días contados. La tendencia a la revocatoria del mandato de Rodas crece, con aprobación y entrega de los formularios a los interesados en recolectar 300 mil firmas que respalden la salida del alcalde metropolitano.
El consenso en torno a la idea de que la renuncia de Rodas es el primer paso para superar la crisis política de la Alcaldía, crece con apoyo incluso de sus ex coidearios. Los interesados en la dimisión de Rodas coinciden en que ya “no garantiza transparencia en el manejo del escandaloso caso de corrupción detectado por la Fiscalía de Pichincha, en el cual se encuentran involucrados dos concejales aliados de Rodas y funcionarios de alto nivel designados por el alcalde”. La persistente negativa del burgomaestre de asumir la responsabilidad de su gestión en el tema de corrupción, exacerbó los ánimos de los interpelantes.
Al alcalde le llueve sobre mojado. Sumado a la evidente impopularidad de su mandato, se agrega ahora la negativa de Cuerpo de Ingenieros del Ejercito de continuar en el proyecto Quito Cables, una de las obras que pretendía ser emblemática de la alcaldía de Rodas. Una obra civil de 45 millones de dólares convertida en la piedra de su zapato por el retraso, que a la fecha debió estar entregada, y que actualmente no cuenta con todos los terrenos disponibles para su ejecución.
La crisis municipal está a las puertas con un Consejo dividido en torno a la salida o permanencia de Rodas, un tema que debe ser resuelto -más allá de las pasiones políticas- pensando en la ciudad y sus intereses ciudadanos. ¿Qué garantiza que la salida de Rodas viabilice soluciones a los grandes problemas que enfrentamos los habitantes de Quito? El Alcalde debe permanecer en el puesto hasta rendir cuentas a satisfacción de la ciudad capital.
Estos días circula un meme en redes sociales con la foto de posibles postulantes para reemplazar a Rodas, entre los que destacan empresarios de ultra derecha, ex concejales con eterna aspiración al poder edilicio, antiguos candidatos de elecciones perdidas, políticos eternizados en sus cargos; en fin, una pléyade de aspirantes que -con derecho o no-, deberán someterse al escrutinio popular.
Es hora que los habitantes de Quito empecemos a pensar seriamente en elegir en el 2019 a un postulante en capacidad de enfrentar el desafío de dirigir la capital ecuatoriana con visión de ciudad, liderazgo administrativo y honestidad en su modelo de gestión.
No vaya a ser cosa que tropecemos de nuevo con la misma piedra.