Visten de uniforme blanco, acaso un símbolo pacificador en un pueblo amenazado por la violencia. Mataje, sus niños y niñas de piel color canela sonríen. Es el primer dia de clases, el reencuentro con los amigos en el aula y las anécdotas de las vacaciones contadas con entusiasmo, estimulan un inicio de año esperado con ilusión. Ajenos a lo que ocurre a pocos metros en las calles de un poblado que se convierte en el símbolo de un país con vocación pacifista, los 282 niños y niñas se forman en los patios de las cuatro escuelas fiscales que brindan servicio educativo, a cargo de 13 maestros y maestras del sector.
El inicio de clases reanimó la vida de Mataje, una parroquia rural del cantón San Lorenzo de 1.475 habitantes (Censo 2001) en la provincia de Esmeraldas. Situada en la ribera izquierda del río de su mismo nombre, en la frontera con Colombia, Mataje es la población más noroccidental del Ecuador que empezó a formarse el año 1952 con pobladores del vecino país.
En las inmediaciones de las escuelas de Mataje, la presencia de efectivos militares inspira seguridad. El Ministerio de Educación decidió iniciar clases en la localidad, con la responsabilidad de hacer que la vida continúe de manera normal, promisoria. Porque la educación, es la forma de ser de la paz. La decisión fue tomada tras las reuniones con funcionarios del COE Cantonal, luego de garantizar la seguridad: “Mataje era la única población en la que no habíamos iniciado el año escolar en la Costa”, afirmo el ministro Fander Falconi.
La entidad educativa puso en marcha un plan de intervención que implica atención escolar y mantenimiento de la infraestructura en los planteles educativos, con una inversión de USD 105 000 en cuatro unidades educativas de Mataje. Además de un plan de seguridad se impulsa el manejo de estrategias para trabajar en la parte emocional de estudiantes y padres de familia. El rector del Centro Educativo Comunitario Intercultural Bilingüe, Germán Nastacuaz, de Mataje Alto, informó que las clases se iniciaron sin problema: “Los niños llegaron sin dificultad a la escuela. Todo transcurrió con normalidad”.
Esmeraldas, una verde esperanza
Esa normalidad debe ser el signo de paz para la provincia de Esmeraldas, tradicionalmente olvidada por los servicios educativos. La despreocupación estatal dejó su huella gris en la provincia verde. Hasta diciembre del 2017, son 6. 042 jóvenes los que desertaron del sistema educativo público, mientras que el rezago en primaria alcanzó el 15,4% en Esmeraldas, es decir, el doble del promedio nacional. Tres de cada 10 estudiantes esmeraldeños repiten año en Bachillerato, esto es siete veces más que en el resto del país.
El ministro Falconi, anunció para Esmeraldas un plan de intervención ejecutable en tres fases de acompañamiento y prevención en temas psicoemocionales. Esto incluye “programas de educación para la paz” y fortalecimiento de los Departamentos de consejería estudiantil (DECE). Un contingente de 24 nuevos psicólogos serán contratados y se destinarán USD 416 924. “Esta intervención servirá a los niños de 54 familias de Mataje, que están en albergues de San Lorenzo y temen regresar a casa”, manifestaron las autoridades educativas.
Álvaro Sáenz, viceministro de Educación aseguró que el plan de intervención para educadores y estudiantes en Esmeraldas, “permitirá levantar el nivel de enseñanza y aprendizaje”. También se implementará el plan Yo leo, en 31 de las 711 instituciones fiscales. Para reducir el rezago educativo en niños de 8 a 14 años, los chicos estudiarán por un año en un aula de nivelación para fortalecer destrezas claves, como lectura y cálculo. “Para la capacitación del programa de lectura en el aula, el presupuesto es de USD 1.693 800. Se formará a 3.764 de los 7.403 profesores”, confirmó el viceministro. El Plan Esmeraldas se propone fortalecer el Bachillerato Técnico Productivo (BTP), que prioriza el desarrollo de competencias para la inserción laboral en petróleos, puertos, turismo, producción (pesca y madera). Adicionalmente, se destinarán USD 7 millones para el mantenimiento de 305 escuelas; 114 son unidocentes y bidocentes, que cubren el 60% del total de planteles en Esmeraldas.
Cae el sol en Mataje. Es la noche de un dia agitado, pero en este pequeño pueblo símbolo de paz, la vida continua. Los niños y niñas cambiaron sus uniformes blancos por sus atuendos cotidianos. Una blanca sonrisa destella en su piel color canela.
Foto El Comercio