Fue un anti homenaje póstumo. Nicanor Parra estuvo más vivo que siempre en la memoria de los concurrentes al evento organizado por la Cancillería y la Embajada de Chile. Se evocó, verso a verso, al antipoeta chileno que nos dejó más solos en el mundo a sus 103 años. Levantamos una copa de vino luego de oír la voz terrenal de Nicanor, recitar sus propios versos, escuchar la reseña humana y poética construida a cinceladas cual efigie vital por los oradores, mientras el antipoeta bajaba del Olimpo y su verso se hacía carne entre nosotros.
El embajador de la tierra chilena, Eduardo Tapia, evocó la presencia imaginaria de Nicanor Parra …mientras conduce su Volkswagen azul a dictar la catedra de Física mecánica en la Universidad de Chile; una vez en el aula irrumpe su voz para decir que la materia y la materia de la poesía están conectadas. Parra es un poeta original -porque no se parece a ninguno en una tierra que ama la poesía y dialoga con sus poetas- nos impele a chasconear nuestras seriedades…nos hará falta Nicanor…ojala sea un voy y vuelvo.
…su voz no solo conmueve, fastidia e incomoda, pero esa es también la función de la poesía, dijo Pablo Salgado, asesor cultural de la Cancillería. Mordaz, irónico, atrevido, irreverente así fue su vida y así es su antipoesía…cuando decía buenas noticias: la tierra se recupera un millón de años, somos nosotros los que desapareceremos…el que sea valiente que siga a Parra.
¿Por qué los jóvenes leen a Parra? -se pregunta un joven escritor-, porque después de vivir un siglo es el más joven de los poetas que rompe las solemnidades…
Emilio Izquierdo, escritor ecuatoriano, evoca una fotografía de Parra…que sigue la senda del misterio, su rostro casi en la más absoluta soledad en un jardín delante de un árbol de hojas muy verdes…la cabeza inclinada, siguiendo el viaje torcido sin retorno de su nariz…pequeños ojos del poeta a quien solo interesaba el juego de la alteración de la palabra…el antipoeta…un viento hay en la escena, su cabellera es una explosión, un gran blanco repentino…
Sandra Araya, joven escritora quiteña hija de chilenos, evocó la tierra de sus progenitores…el embrujo de descubrir a la gente, vagabundear por las calles…me sentía traidora de no amar esa tierra…la reconciliación se produciría gracias al lenguaje, a la literatura…no me siento traidora cuando leo autores chilenos como Nicanor Parra…el antipoeta, un bailarín al borde del abismo… Me reía con él, me sigo riendo con él…porque a Parra siempre lo vi así desfachatado…lejos de lo políticamente correcto…
Abdón Ubidia, el poeta del tiempo sin tiempo, puso el epilogo poético con su Anti carta a Nicanor Parra…
En esta hora grave y todas lo son / No obtendrán de mí ni un sí ni un no / Sino todo lo contrario / Hay Nicanor, Nicanor arcángel de alas quebradizas /padre de nadie hijo de la calle / Por fin debo confesarte que tuviste la razón / Me cuesta reconocerlo te digo / Porque nos gustaba leerte te digo / Pero no entenderte / Hablo por los míos / Los de entonces /Los Tzántzicos nos llamábamos / Pomposamente / En estas tierras del diablo / En otros lugares del mundo teníamos otros nombres / Pero éramos los mismos /Gente de los sesenta / “Cambiar la vida, cambiar la sociedad” / Repetíamos…/ Y éramos Sartreanos Quiero decir: elegíamos…
Oh, viejo zorro Nicanor / Viejo poeta amargado y feliz / Bailarín de funerales / Socarrón y jodido / Deshilachado / Viejo como un árbol viejo / Vigilante como un cocodrilo del pantano / Con los ojos limpios de lodo / Y sin lágrimas / Vengo a decirte gracias Nicanor / Por permitirme decir cualquier cosa / Poco elevada / Con la única condición de que sea honesta/ Gracias Por dejarme escribir esta anticarta / Este antipoema seguramente torpe / Imposible sin tu voz dañada por la tiza / Del pizarrón y de los días impunes / Tu voz descascarada / Tu voz de maestro de escuela / Que nos dejó de contrabando / Versos sublimes y tremolantes / Los que dedicaste a tu padre recuerdo/ Tu padre “Triste como un jardinero/ / Y puro como un relámpago” / O los de esa María / “Que murió con tu nombre en sus pupilas” / O cuando dijiste: / “Fui lo que fui: una mezcla de vinagre y aceite de comer/ Un embutido de ángel y de bestia”
Gracias, mil gracias Viejo Nicanor…